
No se puede decir que el sector automovilístico haya entrado en crisis ahora a causa de la pandemia mundial, pues ya lleva varios años, al menos desde mediados de esta década, dando síntomas de agotamiento, al menos en bolsa. Sin embargo, la crisis provocada por el coronavirus ha supuesto otra vuelta de tuerca para el sector y, para sorpresa de todos, además del eléctrico, lo que el mercado está demandando ahora es el coche de segunda mano. Esto se explica porque en los transportes públicos es más difícil mantener la distancia de seguridad y son los privados, especialmente turismos, los que representan la opción más segura en estos tiempos.
Y este fenómeno, aunque probablemente sea algo temporal, se ha trasladado al parqué, donde Carvana, una compañía norteamericana especializada en la venta de este tipo de coches, se anota más de un 110% en lo que va de año. Salió a bolsa en 2017 y desde entonces sus títulos ya habían pasado de 15 a 100 dólares, para este año superar los 200 dólares.
Pese a esta fuerte subida que ha llevado a la compañía a la zona de máximos históricos, más de la mitad de los analistas que la siguen continúan viendo una oportunidad de inversión en ella mientras que solo el 4% (1 sobre el total) aconseja deshacer posiciones. No obstante, este rebote ha sorprendido a todas las firmas de inversión, que han ido ajustando al alza sus previsiones a medida que Carvana seguía avanzando, por lo que apenas le dan recorrido adicional a sus acciones.
Desde Deutsche Bank creen que "Carvana ha irrumpido como un clara ganador de esta crisis, como se ha demostrado en sus últimos resultados presentados, donde anunció un incremento de las ventas del 40% con respecto al año anterior, a la vez que su inventario de vehículos ha caído a la mitad".
Es paradójico que Carvana, comprando y vendiendo coches de todas las marcas, ya valga más en bolsa que muchas de ellas. De hecho, sus más de 30.000 millones de dólares de capitalización superan los de Ferrari, Porsche, Suzuki, Geely, Fiat Chrysler, Peugeot, Kia, Ford, Nissan y Renault entre otros y solo es superado por Tesla, Volkswagen, Daimler, BMW, General Motors, Honda, Toyota y NIO.
"El principal riesgo que temieron los inversores fue la falta de liquidez y la posibilidad de que no pudiera financiarse en el peor momento de la crisis, cuando las ventas se congelaron, pero la compañía lo consiguió con un préstamo de 2.000 millones y una ampliación de capital de otros 300 millones que le permitió mantener la liquidez necesaria seguir expandiéndose", añaden desde el banco.
Todavía en pérdidas
Pese a su buen momento, Carvana todavía no ha conseguido entrar en beneficios desde su salida a bolsa en 2017. El año pasado lo cerró con pérdidas de 115 millones de dólares y para este año se espera que superen lo 400 millones. De momento, el mercado no espera beneficios ni para 2022. JP Morgan, que recomienda comprar sus títulos, estima que "conseguirá un flujo de caja libre positivo a finales de 2021 e incluso en el próximo trimestre podría lograr alcanzar el breakeven del ebitda". "Hay un esfuerzo por parte de toda la industria por avanzar y ahí Carvana está muy bien posicionada por su proceso de compra y stock disponible", añaden.