La rentabilidad del bono español a diez años llega a caer con fuerza por debajo del 0,16%, unos niveles que no se alcanzaban desde hace doce meses y muy por debajo de los intereses que ofrecía antes del impacto económico de la pandemia. En concreto, la deuda española a diez años no alcanza estos intereses desde octubre del año pasado. Al cierre de la bolsa recuperaba los intereses el nivel del 0,17%.
El precio de los bonos españoles viven por segundo día consecutivo un importante rally que ha llevado a la rentabilidad de la deuda a diez años a registrar mínimos de doce meses al bajar del 0,16%, a primera hora de la mañana.
El recorte en los intereses a los que se están intercambiando los bonos españoles en el mercado secundario se produce después de que el Tesoro haya decidido reducir las emisiones previstas para lo que queda de ejercicio.
Ayer, el secretario general del instituto emisor, Carlos San Basilio, anunció que el organismo reduciría el tamaño de las colocaciones hasta final de 2020 y que no volvería a recurrir a ninguna emisión sindicada, que se había acelerado en el primer semestre por las necesidades financiación del Estado ante el impacto del coronavirus.
La decisión del Tesoro, que fue anticipada por la vicepresidenta económica Nadia Calviño el pasado miércoles, y supone un mensaje de tranquilidad para los inversores al descartar tensiones de liquidez, gracias al apoyo que va a suponer los fondos de ayudas procedentes de la Comisión Europea.
La caída de los intereses se está produciendo en todos los plazos de la deuda, pero especialmente entre a cinco y a diez años. Y curiosamente acontece cuando el impacto de la pandemia ha elevado el nivel endeudamiento del país por encima del 100% del PIB, unas cotas que no se alcanzaban desde principio del siglo XX. La previsión del Gobierno es que alcance el 118% a final de año.

El rally de los bonos españoles ha permitido a la deuda española cerrar el menor rendimiento que ofrecían los bonos portugueses. Las últimas semanas los intereses de la deuda lusa eran menores a los de la española ante el descontrol de casos de coronavirus en España y las peores perspectivas económicas.
Lejos queda la presión que sufrió la prima de riesgo española, el diferencial entre los intereses que exigen los inversores a la deuda alemana con la española, durante la anterior crisis, cuando alcanzó los 600 puntos y puso a España al borde de la quiebra. Ahora mismo la prima de riesgo se sitúa sobre los 70 puntos básicos en niveles de febrero.
La clave para que no esté sucediendo lo mismo la tiene el BCE mantiene abierto un programa de urgencia de compra deuda, conocido como PPEP por sus siglas en inglés, de 1,35 billones de euros. En la práctica, está suponiendo que el banco central se está quedando con buena parte de la deuda emitida por parte de los Estados y garantizando que el mercado de deuda sigue abierto para los países con mayores problemas y desequilibrios.
La expectativa de que a final de año el BCE amplíe las adquisiciones también está teniendo el efecto de rebajar los intereses en el resto de la deuda europea, principalmente, en los países donde mayor margen para comprar deuda.