
Desde que las tensiones sobre el Fondo de Recuperación empezaron a suavizarse a finales de abril, la rentabilidad del bono español se ha movido en una sola dirección: para abajo.
Los inversores se están lanzando a comprar deuda española (y también europea) en los últimos meses y los títulos del país van disparados hacia el mínimo de rentabilidad que se tocó en 2019, el 0,031%, el nivel más bajo de toda la historia para el bono español.
Ahora, en el 0,3% de rentabilidad, al título sólo le separa una subida del 2,4% en precio para volver a tocar esos niveles de rentabilidad, un pequeño empujón más si se tiene en cuenta la subida del 9,4% que lleva el bono desde que tocó máximos de rentabilidad en marzo, en los momentos de más tensión de la crisis del coronavirus, por encima del 1,21%. Por su parte, el bono alemán mantiene ahora una rentabilidad del -0,55%, todavía lejos del mínimo histórico del -0,85%.
Aunque hay casas de análisis, como es el caso de Fidelity, que consideran que los bonos de la periferia europea ya están en precio, o incluso han caído las rentabilidades algo más de lo que consideran el nivel justo, muchos analistas también creen que el rally de la renta fija europea todavía puede ir a más.
A finales de julio Jim Leaviss, director de inversiones de renta fija de M&G explicaba que "a pesar del enorme estímulo fiscal que hemos visto, cuesta ser pesimistas sobre los bonos de gobierno ahora, dado el entorno de control de rentabilidad en que vivimos", explica.
No hay que olvidar que, al margen del estímulo fiscal que desembocará en una mayor oferta de deuda en los mercados, el Banco Central Europeo (BCE) sigue comprando miles de millones de euros de bonos europeos todos los meses con sus programas de estímulos, el APP (Asset Purchase Programme) y el PEPP (Pandemic Emergency Purchase Programme), y seguirá haciéndolo, al menos hasta mediados de 2021.
Leviss también destaca otro punto a favor para la deuda gubernamental: "A los bonos les gustan las malas noticias: aunque sin duda están muy caros, ofrecen potencial alcista en caso de que el pesimismo vuelva a los mercados en la segunda mitad"y reconoce que "ante la improbabilidad de que la inflación aumente considerablemente a corto plazo, no me importa tener duración en la cartera".