
Cuenta la leyenda que hace 25 años Jeff Bezos, el patrón de Amazon, abrió la famosa tienda digital en su garaje, y que dos meses después las ventas ascendieron a 20.000 dólares por semana, mejorando sus expectativas. En nuestros días, esa cifra quizá representaría lo que vende por milisegundo y los libros ya son lo de menos.
El gran mercado del mundo sobre el que escribió Calderón, donde el que compra bien o mal no lo conoce hasta el fin, está hoy online, vale en bolsa casi 1,5 billones de dólares y el precio de sus acciones superó los 3.000 dólares por primera vez el 6 de julio.
Con Amazon, da vértigo echar la vista atrás, pues empezó el año rozando los 2.000 dólares y cinco años atrás apenas valía 488. Es tal el dineral al que cotiza una acción de la compañía estadounidense en la actualidad, que por el precio de uno de esos títulos se podrían adquirir 83 suscripciones a Amazon Prime en España.
Su acción es la más cara de cuantas cotizan en el Nasdaq, aunque en el S&P 500 le gana NVR, uno de los mayores constructores residenciales de Norteamérica. Cierto, con la excepción de los 285.000 dólares que valen las acciones clase A de Berkshire Hathaway, el conglomerado bursátil de Warren Buffett, que nunca ha experimentado un stock split. Los títulos clase B de la compañía son algo más asequibles para la mayoría: su precio se sitúa en torno a los 190 dólares.
¿Un stock qué? Por ejemplo, una compañía divide el precio de una de sus acciones por tres para aumentar su liquidez y el accionista acaba con tres títulos más baratos pero con el mismo valor en total. ¿Por qué entonces Amazon no lo hace y atrae así a más inversores?
Reacción positiva
"Los splits obviamente no aportan valor, pero hay estudios que dicen que las acciones tienden a reaccionar positivamente por dos factores", enumera Alejandro Estebaranz, presidente de True Value Investments.
"Gente que no puede comprar una acción de 3.000 dólares por temas de diversificación si tienen una cartera pequeña, sí lo pueden hacer con una de 300 dólares", explica el experto. "Hay inversores novatos que piensan que un precio bajo de la acción significa que está barata y por eso invierten -señala-, cuando lo que importa es la valoración".
Más allá de Amazon, son cinco las otras empresas cuyas acciones cotizan sobre los 1.000 dólares. Es el caso de Alphabet, que superó los 1.500 dólares el 10 de febrero (valía 695 en julio de 2015), pero también de Tesla -alcanzó los 1.000 dólares por vez primera el 10 de junio pasado- y Booking, que se sitúa en el entorno de los 1.700 dólares, pero que tocó los 2.200 hace ya dos años.
"En EEUU, el hecho de que una empresa cotice a un alto precio, a más de 100, 200, 500, incluso 1.000 o 2.000 [dólares] como algunas empresas, es un signo de fortaleza, un signo de éxito... que tiene unas expectativas fuertes de crecimiento. Da caché", subraya José Antonio Madrigal, director de Eurekers.
"Una cosa que siempre digo es que caro y barato en la bolsa no existe, y solo existe en nuestras cabezas", puntualiza el bróker, y para explicarse pone un ejemplo: "vamos a imaginar que yo quisiera arriesgar 200 euros; pues con una compañía a 10 euros, con el stop en 9, compraría 200 acciones, pero si esta misma compañía esta a 1.000 euros y el stop esta a 900 euros, sólo podría comprar dos acciones, porque la gestión del riesgo me dice que solo puedo perder 200 euros", relata antes de concluir.
"Lo que quiero decir con esto, es que cuando la cotizacion es muy alta lo que resulta más complejo es gestionar riesgos para carteras pequeñitas".

Además de las empresas mencionadas, existen otras tres no tecnológicas que cotizan en bolsa por encima del millar. Son Chipotle, el rey de los burritos de consumo rápido en EEUU, que consiguió superar esta barrera el pasado 19 de mayo; también Autozone, el vendedor en masa de repuestos y accesorios para automóviles (cuya acción alcanzó los 1.200 dólares por primera vez en octubre del año pasado), y NVR, que en enero sobrepasó los 4.000 dólares.
"Un split sí produce un efecto psicológico debido a la reducción del precio", destaca Alberto Muñoz-Cabanes, profesor del Máster en Mercados Bursátiles y Derivados de la UNED. "Así pues, en el caso de las tecnológicas cuyos precios se han disparado en la reciente subida del Nasdaq a máximos, realizar un split sería positivo por cuanto podría generar un renovado impulso alcista".
Hablaba Estebaranz de las valoraciones y la realidad es que estas seis firmas son bien distintas. Los beneficios de Amazon cotizan en bolsa en las 80,2 veces para 2021. El multiplicador de Tesla es de 121,8 veces y el de Chipotle, de 58,9. Sin embargo, el resto, aunque elevado, es más asumible: las 27,2 veces de Alphabet; las 26,8 veces de Booking, las 18,8 de NVR o las 16,6 de Autozone.
De la bolsa del 'split' a la compra de acciones fraccionadas
"Walmart ha llevado a cabo once stock splits [desdoblamientos] desde su opa en la década de los 70. Apple realizó uno en junio de 2014 (siete acciones por una), cuyo precio pasó de 645 a 92 dólares, aumentando a 95 dólares el día posterior al split y demostrando que, en el corto plazo, la demanda por la acción puede aumentar", cuenta Kevin Koh Maier, director de Inversión y Research de Finizens.
Empero, entre 2011 y 2019, el número de stock split en el S&P 1500 ha disminuido un 75%, agrega Maier, "indicando que esta acción corporativa está perdiendo peso entre las empresas más influyentes norteamericanas".
De hecho, apunta que Fidelity y Schwab han anunciado la posibilidad de "realizar compras fraccionadas de acciones, eliminando la necesidad por parte del inversor de destinar como mínimo el precio de la acción". Con la llegada de la compra fraccionada, "posiblemente el efecto no sea tan poderoso como antaño", dice Muñoz-Cabanes, sobre el impulso alcista habitual de las acciones tras un split.