
Li Ka-shing tenía 69 años cuando Hong Kong dejó de ser una colonia británica. El 1 de julio de 1997, el Reino Unido entregó a China la ciudad-estado ante la atenta mirada de Tony Blair y Jiang Zemin. Fin a 150 años de dominio inglés; inicio de una transición en la que Hong Kong conservaría su semiautonomía hasta 2047. Para Pekín, empezaba el ensayo de la fórmula un país, dos sistemas, que se acabaría convirtiendo en un foco de tensión.
Salto en el tiempo: 2014, la llamada revolución de los paraguas saca a la calle miles de jóvenes hongkoneses que ocupan espacios públicos a modo de protesta por la reforma electoral que planea China. En la ciudad-estado, un comité de 1.200 personas (de los casi 4 millones de electores) elige al jefe de Gobierno, cuyo título es el de Chief Executive -incluso compañías extranjeras con sede en la excolonia pueden votar-.
2019: regresan las protestas prodemocráticas y esta vez se tornan más agresivas. El estallido, una ley de extradición a China que, muchos temen, sometería a los habitantes de Hong Kong al marco legal de la China continental.
2020: El Gobierno de Xi Jinping responde con la propuesta de una ley de seguridad para la ciudad-estado con el fin de atajar la violencia y la subversión; pero hay quien ve tras ello una mordaza a toda crítica y oposición.
No es el caso de Li Ka-shing, la mayor fortuna de Hong Kong a sus 91 años, empresario, filántropo y fundador de CK Hutchison Holdings, un pulpo con muchos tentáculos en puertos, infraestructuras, telecomunicaciones y tiendas de cosmética. Sir Li defendió el proyecto de ley el pasado 27 de mayo: "Está dentro del derecho [soberano] de todas y cada una de las naciones abordar sus preocupaciones de seguridad nacional".
En cambio, el lobby US-China Business Group expresó enseguida su preocupación: la propuesta china podría "socavar el estatus económico especial de Hong Kong" otorgado por Estados Unidos y que Donald Trump le retiró el mes pasado.
El temor de fondo es que la excolonia británica pierda su condición de puerto franco, de punto de encuentro entre Oriente y Occidente donde la vida, como los capitales, fluye con libertad.
"Si Hong Kong deja de ser una sociedad totalmente libre, perderá su esencia como ciudad y como mercado financiero; muchos actores económicos dejarán la región y a la hora de escoger un destino internacional desde el que operar, los inversores escogerán nuevas y mejores opciones", explica Ramón Pedrosa, corresponsal de la Agencia EFE en la excolonia entre 2003 y 2008.
"Hong Kong se construyó sobre la base de la seguridad jurídica; había un dicho en los mercados de la ciudad que contaba que uno podía llegar el lunes con una maleta y estar haciendo negocios el viernes. Las cosas puede que no sean más difíciles para los inversores, pero sobre todo van a parecer más difíciles", relata Pedrosa, hoy consultor en comunicación estratégica y gestión del riesgo en Cordillera Applications Group.
La discordia también ha hecho acto de presencia entre los fondos de inversión que operan en la bahía de Hong Kong. HSBC y Standard Chartered han anunciado su respaldo a la ley de seguridad, pero desde Aviva Investors les dieron una buena regañina y criticaron el respaldo de ambos bancos a una ley de la que no conocen los detalles, según informa el South China Morning Post.
"Un puñado de firmas globales está pensando en mover algunas de sus operaciones corporativas de tesorería a países como Singapur, Malasia, Tailandia y Vietnam", según Reuters. Aún así, añaden, la Autoridad Monetaria, algo así como el banco central de Hong Kong, no apreciaba ninguna salida extraordinaria de capitales del sistema bancario a principios de junio.
Quizá por casualidad o quizá para correr un tupido velo, la Bolsa de Hong Kong comunicó a mediados de mayo que el Hang Seng, su índice de referencia, permitirá la entrada a las empresas que tengan su cotización principal en otro país, y a las que cuenten con dos clases de acciones. Una medida que podría beneficiar a estas compañías, que de ser enlistadas pasarían a ser incluidas en los numerosos fondos de inversión que replican al Hang Seng.
Son 58 las empresas con origen en China y Hong Kong que cotizan en el Nasdaq, aunque dos terceras partes valen en bolsa menos de 5.000 millones de euros. Los grandes paladines chinos en EEUU son JD.com, Pingduoduo, NetEase y Baidu: los cuatro cotizan en Nueva York por medio de un American Depositary Receipt (ADR), un certificado que permite a los forasteros emitir acciones en Wall Street.
JD.com, la firma china más valiosa del Nasdaq, habría solicitado ya cotizar en el Hang Seng
JD.com (Jindong) es una plataforma de venta por Internet y, con un valor bursátil de 77.000 millones de euros, es la firma china más valiosa entre las cotizadas en EEUU. Además, destaca por recibir la mejor recomendación de comprar de las cuatro mayores compañías chinas del Nasdaq y cotiza a 30 veces beneficios, según la estimación de 2021 del consenso de analistas que recoge FactSet.
Al parecer, Jindong ya habría solicitado la cotización secundaria en Hong Kong, como ha publicado el South China Morning Post.
A JD.com le siguen NetEase, proveedor de servicios de Internet -conocido por el dominio 163.com- y Baidu, el mayor motor de búsqueda en la lengua de Confucio, similar al de Google.
Sus beneficios cotizan en bolsa a ratios muy asequibles: las 20,4 y 13,6 veces, según la previsión de 2021. Por último, pero con un consejo de mantener, está Pingduoduo, la segunda mayor tienda digital de China, que pasará de pérdidas a ganancias en entre 2019 y 2022.
A todas ellas se une Alibaba, el gran mercado en línea de Asia, que optó por salir a bolsa en el NYSE en 2014, pero en 2019 empezó a cotizar en Hong Kong, aunque no en el Hang Seng.
"Esperamos que la cotización en bolsa proporcione un conjunto más diverso de inversores para traer más entradas de capital al mercado -con beneficiarios clave que incluyen a los valores de alto crecimiento en áreas tales como la tecnología y la biotecnologogía", cuenta a elEconomista Jin Xu, gestor de renta variable asiática en Columbia Threadneedle Investments.
Entre esas compañías, Jin destaca Alibaba: "las empresas chinas cotizadas en EEUU podrán compensar las preocupaciones por las relaciones entre EEUU y China, con una cotización en Hong Kong que proporcione una ruta alternativa a la financiación de las empresas".
El músculo financiero mundial
La excolonia es la cuarta plaza bursátil del mundo, con un valor de 4,6 billones de euros. En primer lugar, está EEUU, un mercado valorado en 30 billones de euros, que incluye a Nasdaq, Dow Jones y S&P 500. Después, China, con 6,9 billones, con las bolsas de Shanghái y Shenzhen, y por último Tokio, valorado en 5,3 billones. Entre las bolsas europeas, la de Londres es la más valiosa: 2,5 billones de euros.
El crecimiento a largo plazo de Alibaba vendrá de 'la nube' y el pago electrónico Alipay
El índice Hang Seng está compuesto por 50 compañías y suma una capitalización de 2,6 billones. Por tamaño, las cinco primeras son Tencent (480.000 millones); el Banco Industrial y Comercial de China (ICBC), China Construction Bank, la aseguradora Ping An y la teleco China Mobile.
Entre las mejores recomendaciones, están: CK Hutchison, WH, Tencent, China Resources Land, CSPC, Ping An, Sino y AIA. Con un PER (veces que el precio de la acción está incluido en el beneficio) medio estimado para 2021 en las 13,6, las empresas cotizadas en las que el inversor podría recuperar antes su dinero por la vía del beneficio son: Country Garden, CITIC, Bank of China, ICBC, CK Hutchison o China Shenhua.
De aquellas que podrían entrar al Hang Seng, Jin Xu escoge dos: Alibaba y Meituang Dianping. La primera "ha demostrado una fuerte capacidad para monetizar su plataforma de computación en la nube, donde vemos el crecimiento a largo plazo".
El experto se muestra también muy optimista con Alipay, el sistema de pago electrónico , "por su penetración prevalente en ciudades de tamaño medio".
De Meituan, le gusta que haya logrado el 60% de la cuota de mercado del servicio de entrega de comida a domicilio en China. La empresa consiguió 4.200 millones de dólares en su salida a bolsa en Hong Kong, que tuvo el respaldo de Tencent.
"Es evidente que las empresas chinas van a tener que mover parte de su peso a la Bolsa de Hong Kong, y el dual listing va a facilitar esa transición", apunta Ramón Pedrosa. "No obstante, Nueva York es el mercado que, en el futuro inmediato, va a continuar siendo el destino de aquellas empresas que quieran financiarse y tener visibilidad global", puntualiza el excorresponsal.
La Bolsa de Hong Kong, que mostró interés por comprar la de Madrid, "era la extensión asiática de la Bolsa de Londres", subraya Pedrosa. "Estaban hechas la una y la otra a imagen y semejanza".
¿Acabará Shanghái engullendo a Hong Kong? "Con la pérdida por parte de Hong Kong como plaza financiera internacional, lo lógico es que el resto de las bolsas chinas se conviertan en instrumentos de poder financiero para la región", opina el experto. Sin embargo, cree que la bolsa hongkonesa ha estado siempre abierta al inversor particular y lo seguirá estando.
En un artículo reciente, The Economist escribía: "Nadie en lo alto del establishment financiero de Hong Kong cree que el peor escenario es probable; pero todo el mundo piensa que los movimientos de EEUU o China para disrumpir su papel como centro mundial del dólar sería peligroso".