Bolsa, mercados y cotizaciones

La volatilidad no es algo etéreo: la del inversor conservador se ha duplicado con el Covid

Aunque a veces lo parezca, por lo recurrente que es en mercado para explicar las fuertes oscilaciones de las bolsas, la volatilidad no es algo etéreo. Permite palpar con números cuánto se ha desviado la rentabilidad de un determinado activo de su media. En fondos, la forma de medir esa volatilidad es a través de la desviación típica.

Cuando es elevada significa que el rendimiento del fondo en cuestión ha experimentado fuertes variaciones, y cuando es baja, que ha sido mucho más estable. De febrero a marzo, en pleno desplome de las bolsas y también del precio de los bonos ante el avance del coronavirus y su impacto en la economía, la volatilidad de todos los tipos de inversores se ha duplicado con creces. También la de los más conservadores.

En concreto, la desviación típica de los fondos mixtos más defesivos se disparó del 0,27% al 0,72% en este periodo, según datos facilitados por Morningstar (ver gráfico). Más del doble. Detrás de ese incremento se encuentran grandes variaciones de rentabilidad en las carteras. Este perfil de inversor, que por su naturaleza es reacio a asumir riesgo, pierde más de un 7% de media este año, pero sus números rojos llegaron incluso a escalar al 10% en marzo. Justo antes de que se desatase el pánico en mercado, este mismo perfil de inversor, que es el que predomina en España y el que ahora más dinero retira de los fondos, obtenía una rentabilidad del 0,9%.

La culpa de ese agujero en el bolsillo es de los bonos. En marzo hubo ventas indiscriminadas en el mercado, tanto en el de renta variable, donde se produjo la mayor corrección en un mes de la historia, como en el de renta fija a medida que se descontaba que la paralización de la economía por el Covid-19 conducía a una recesión de magnitud aún desconocida. Dicho mes solo hubo dos refugios que se salvaron de los números rojos: la deuda pública de Estados Unidos y la de China, según los índices de Bloomberg y Barclays. El saldo que dejaba el resto era negativo. El alivio llegó a mitad de mes, con el plan de emergencia lanzado por el Banco Central Europeo (BCE), aunque donde restó presión, sobre todo, fue a la deuda pública y no tanto a la corporativa.

En abril, y pese a que los riesgos no se han disipado, la mayoría de índices de renta fija más representativos está en verde. No es así en el saldo acumulado en el año, donde los mayores retrocesos se producen en los bonos con alta probabilidad de impago y oscilan entre el 8% y el 11%.

Más volatilidad en todos

Los perfiles más conservadores no son los únicos en los que se ha disparado la volatilidad tras el Covid-crash. En los moderados, que dedican un porcentaje de la cartera mayor a invertir en bolsa que los anteriores, ha pasado del 0,54% de febrero, al 1,37% en marzo (movimiento similar al que se ha producido en las carteras más flexibles, ver gráfico). Las pérdidas que asumen este tipo de inversores ascienden al 13% en lo que va de año, solo 3 puntos menos que la de los perfiles más agresivos. Estos últimos afrontan caídas medias del 16% desde enero, menores que hace unas semanas gracias al rebote de las bolsas. En su caso, la volatilidad se ha incrementado del 0,83% en febrero, hasta el 1,94% en marzo.

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