
Al principio de la pandemia, cuando la cuarentena dejó aislada a la provincia china de Hubei, la preocupación de los inversores era hasta qué punto el cierre de una zona tan amplia del gigante asiático afectaría al crecimiento económico global, muy dependiente de lo que ocurre en aquel país. Cuando el virus comenzó a traspasar fronteras, pasando a Corea del Sur y Japón, que iba a celebrar los Juegos Olímpicos este verano, el temor comenzó a crecer cada vez más, hasta que la expansión del virus por todo el mundo se transformó en pánico ante una recesión.
La intervención ilimitada de los bancos centrales y saber que, pese a sus efectos drásticos en la economía, es un acontecimiento coyuntural han ayudado a aliviar la tensión en los mercados, momentáneamente. Pero mientras en esta parte del globo comenzamos a lidiar con la pandemia, los países asiáticos parece que vuelven a asomar la cabeza.
Mientras el PIB mundial podría reducirse al 2,6% en octubre de este año, en Asia-Pacífico (si incluir Japón) podría terminar en el 5,5%
Una mayor conciencia del problema sanitario y la experiencia de crisis víricas anteriores facilitó la adopción de medidas de prevención y contención, como se ha comprobado en el sur del archipiélago coreano y en el Reino del Sol Naciente, países que han sufrido una fuerte caída de sus mercados bursátiles pero en menor medida que las bolsas occidentales, creando oportunidades de entrada en una zona que probablemente se recuperará antes que el resto, al igual que los emergentes asiáticos.
El golpe para estas economías también va a ser palpable, pero las previsiones de crecimiento siguen siendo mejores en esta zona que en cualquier otra. Según las estimaciones del Instituto Internacional de Finanzas, mientras el PIB mundial podría reducirse al 2,6% en octubre de este año, en Asia-Pacífico (si incluir Japón) podría terminar en el 5,5%.
Según César Pérez, director global de inversiones de Pictet Wealth Management, el impacto en la economía japonesa puede venir por una menor demanda externa de bienes y servicios, como turismo. Además, la demanda interna puede verse afectada por la desconfianza de los consumidores. "El caso es que es probable que el impacto directo sea menos grave que en otras economías importantes. En el escenario más negativo su crecimiento puede reducirse 1,6% en 2020 y en uno al alza sólo 0,8%", asegura el experto.
Además, la bolsa japonesa se sigue beneficiando del programa de compras del banco central nipón, que se ha comprometido a a duplicar su compra de activos hasta doce billones de yenes anualmente, y que aparte de bonos también adquiere ETF de renta variable, donde podría alcanzar alrededor del 4% de la capitalización de mercado del índice Topix .
"Las empresas japonesas obtienen alrededor del 62% de sus ventas en su mercado interno, a diferencia de Europa, donde es el 48%, lo que es un factor positivo para la renta variable japonesa. Sus acciones cotizan a once veces la previsión de beneficios, cerca de mínimos de octubre de 2008. Para el año fiscal que termina este marzo el consenso espera una disminución de beneficios del 4,4%, pero el Topix puede estabilizarse por encima de 1.200 puntos, para llegar a 1.600 a finales de 2020 y subir un 12% en 2021", señala Pérez.
Invertir a largo plazo
A pesar de estas perspectivas, Beatriz Hernández, analista de fondos de atl Capital, advierte de que, a pesar de que los mercados japonés y coreano se comporten mejor mientras el virus no se controle en otras regiones del mundo, la duda es si una vez normalizado todo, se recuperarán más rápido los mercados castigados de forma exagerada, razón por la que recomienda un horizonte de inversión a largo plazo.
"Nuestra recomendación es invertir en Japón a través de un fondo que invierta exclusivamente en el mercado japonés, muy diversificado por sectores y más grande que el coreano. Sin embargo, en el caso de Corea, aconsejamos invertir a través de fondos emergentes que incluyan otros países entre ellos China. Aunque Corea es un país desarrollado, su índice está muy concentrado en el sector tecnológico (casi el 50%) donde el peso de Samsug es del 30%, con lo cual es un mercado poco diversificado", señala la experta.
Si el inversor apuesta por la bolsa japonesa, puede encontrar hasta 114 productos, incluidos fondos indexados
En cualquier caso, el inversor no debería olvidar que "las dinámicas de cambio en los países asiáticos, con crecientes clases medias y enfocadas en el consumo interno, pueden ser un factor que faciliten la recuperación, empezando por China, según Álvaro Cabeza, responsable de UBS AM Iberia, para quien la volatilidad seguirá muy presente pero "las tendencias fundamentales a largo plazo en China y Asia permanecen intactas, por lo que el impacto a largo plazo para los inversores en los próximos tres a cinco años debería ser pequeño".
El inversor español que quiera tener exposición a renta variable asiática tiene a su disposición hasta 18 fondos en clases en euros, en los que China suele tener un peso relevante en las carteras, de hasta más de un tercio en algunos casos. Si opta por invertir en bolsa japonesa, puede encontrar hasta 114 productos, incluidos fondos indexados. Entre los fondos focalizados en bolsa coreana, solo tiene disponibles las clases en dólares.