
La cotización de Parsley Energy se ha desplomado en torno a un 75% en bolsa en lo que va de año, nada especial, ya que la mayoría de los productores de petróleo en Estados Unidos sufren del mismo mal. El precio del West Texas ha caído más de un 60% en poco más de dos meses y medio y ya se sitúa a niveles de 2003. | Todo sobre el fondo asesorado por elEconomista, Tressis Cartera Eco30.
La acción de Parsley Energy, uno de los productores de esquisto bituminoso (shale) en la Cuenca Pérmica de Estados Unidos, se ha disparado este jueves y ya supera el 17%, hasta alcanzar la zona de los 4,8 dólares. De este modo, borra las pérdidas del 15,6% que registró el día anterior en el parqué.
Visto así parece mucho, pero lo cierto es que la compañía tejana ha experimentado un mes de marzo en rojo, con seguridad el peor de su corta historia en bolsa. Sus títulos se hundieron un 39,5% el día 9, se desplomaron un 15,6% el día 12 y se desmoronaron un 18,9% el día 16. En lo que va de ejercio, la acción acumula una caída del 75%.
No hace tanto,el 6 de enero pasado, la acción valía 20 dólares, máximo anual, y en abril de 2019 se acercaba a los 22 dólares. Un escenario muy distinto al actual.
El rebote visto este jueves llega después de que la dirección de Parsley haya tomado medidas para garantizar la supervivencia de la compañía. Pese a contar con liquidez suficiente para aguantar el chaparrón actual, la firma estadounidense se ha envuelto en la bandera de la disciplina económica.
"Proteger su balance y apoyar el dividendo mediante el recorte de su presupuesto más de un 40% es encomiable, pero reiniciar laas operaciones asumiendo que el precio del West Texas se situará entre los 30 y los 35 dólares en 2020, mientras el flujo de caja cae en 225 millones de dólares, demostraría claramente eficiencia y rapidez", alaban los analistas Vincent G. Piazza y Evan Lee, de Blommberg.
Asimismo, "la reducción de la inversión en capital podría contribuir a preservar liquidez" en un entorno de guerra de precios en la industria petrolera, subraya Leon Huang, otro experto de Bloomberg.
Parsley Energy se aprieta el cinturón, aunque no está todavía bajo presión, "a pesar de su liquidez cada vez más ajustada, de unos 660 millones de dólares, incluyendo 68 millones de dólares en efectivo y un poco menos de 600 millones de crédito disponible - un 30% menos que en el tercer trimestre", explica Huang.
El analista prevé que "el flujo libre de caja exceda los 220 millones de dólares frente a los 200 millones de dólares que la compañía había previsto para el 2020" por la reducción del presupuesto.
A pesar de dejarse un 75% de su valor en bolsa por el camino, la recomendación de Parsley Energy no se ha deteriorado. Un 90,9% de los 33 analistas que siguen a la compañía aconseja adquirir sus títulos. De hecho, varios de ellos confirmaban tanto el miércoles como el jueves su respaldo al valor. Se trata de bancos de inversión como Credit Suisse, Mizuho Securities, Cowen o SMBC Nikko.
Parsley, que cuenta con una de las mejores recomendaciones del sector, es el productor de petróleo que menos capitalización bursátil ha perdido en lo que va de año. En total, vale 3.400 millones de euros menos que a principios de 2020.
En cambio, sus competidores Devon, Apache y Marathon Oil se han dejado cerca de 7.000 millones; Concho Resources, casi 8.500 millones; Diamondback, algo más de 10.000 millones, y Valero Energy, unos 20.000 millones. ExxonMobil y Chevron, que también han adquirido yacimientos de esquisto (shale) en los últimos tiempos, también pierden tamaño en bolsa: más de 100.0000 millones cada uno en menos de tres meses.
En este contexto, las ganancias de Parsley cotizan baratas. La compañía estadounidense ofrece un descuento del 55% frente a ExxonMobil y del 60% frente a Occidental Petroleum. El multiplicador de beneficios que incluye la deuda de Parsley es de 2,7 veces.
La producción de shale en Estados Unidos registró un nivel récord en marzo, en las zona de los 9,7 millones de barriles diarios en comparación con los 8,4 millones de barriles diarios que se contabilizaron el año pasado. Esto representa más de un 90% del crecimiento de la producción de petróleo mundial, según cifras proporcionadas por Bloomberg.