
En un año que no prometía grandes emociones en las políticas de los grandes bancos centrales del planeta, la irrupción del coronavirus ha trastocado los planes de los señores del dinero para el ejercicio. Tras digerir las pérdidas que se produjeron en los mercados de renta variable la semana pasada, el consenso del mercado arrancó el mes de marzo con una idea completamente clara, la Reserva Federal tendrá que actuar el próximo 18 de marzo. No solo eso, un recorte de 25 puntos básicos no será suficiente ya que los futuros que sigue el FedWatch de la CME indican que el 100% de los operadores descuentan que el precio del dinero se rebajará hasta un rango del 1% y el 1,25% en poco más de dos semanas.
Una tesis aupada por las mesas de inversión de Goldman Sachs o PIMCO y para la que el propio presidente de la Fed, Jerome Powell, ya allanó el camino el pasado viernes con su inusual comunicado en el que determinó que el banco central "está listo para actuar". Aún así, el presidente de EEUU, Donald Trump, demandó una acción inmediata asegurando en Twitter que tanto Powell como la Fed suelen "reaccionar despacio".
"Alemania y otros países están inyectando dinero en sus economías. Otros bancos centrales son mucho más agresivos. Estados Unidos debería tener, por todas las razones correctas, las tasas más bajas. No lo hacemos, poniéndonos en una desventaja competitiva. ¡Debemos liderar, no seguir!", abroncó el inquilino de la Casa Blanca.
....competitive disadvantage. We should be leading, not following!
— Donald J. Trump (@realDonaldTrump) March 2, 2020
Ahora toda la atención del mercado se centra en los altos funcionarios del banco central que hablarán durante la semana antes de comenzar el obligado periodo de silencio que precede a los encuentros del Comité Federal de Mercados Abiertos (FOMC, por sus siglas en inglés). De especial interés serán las declaraciones del presidente de la Fed de Nueva York, John Williams, el próximo jueves, uno de los principales líderes dentro del FOMC.
Más allá de Williams, también hablarán Loretta Mester, su homóloga en la Fed de Cleveland y con poder de voto este año dentro del Comité. Mester es considerada una defensora de una política monetaria más restrictiva, por lo que un cambio de tono en su mensaje podría brindar un guiño más al mercado. A las declaraciones de Mester, se sumarán las de Charles Evans (Fed de Chicago) y James Bullard (Fed de San Luis).
"Los responsables políticos de todo el mundo intensificarán las medidas de flexibilización"
Ahora bien, la división de opiniones pesa entre las mesas de inversión. Si bien Jay Hatzius, economista jefe de Goldman Sachs, aboga por un recorte de 50 puntos básicos este mes y no descarta una acción coordinada con otros bancos centrales, al igual que los economistas de Bank of America, desde Barclays, Citigroup y Morgan Stanley atisban una mayor precaución con una primera rebaja de 25 puntos básicos, seguida de otras en caso de que la situación empeore.
"Los responsables políticos de todo el mundo intensificarán las medidas de flexibilización, con la política fiscal en Asia y Europa haciendo el trabajo pesado mientras en EEUU será la política monetaria la encargada de hacer frente a la situación", explicaba en un informe el lunes, Chetan Ahya, el economista jefe de Morgan Stanley.
El mercado, por su parte, está descontando una bajada de tipos aún más agresiva: según los datos de Bloomberg, los futuros están descontando que la Fed bajará el precio el dinero hasta dejar la parte alta de la horquilla en el entorno del 1%, un recorte de 0,75 puntos básicos.
Japón e Inglaterra reaccionan
La Fed estadounidense no es la única institución que está poniendo a punto sus herramientas para usarlas con la intención de estimular la economía frente al coronavirus. Varios bancos centrales de distintos continentes se han comprometido a llevar a cabo medidas para intentar contener el impacto de la enfermedad.
El Banco de Japón, por ejemplo, aseguró el lunes que se esforzará "para proveer liquidez suficiente y para asegurar la estabilidad de los mercados financieros", una declaración de intenciones similar a la que hizo el Banco de Inglaterra, que prometió "dar todos los pasos necesarios para proteger la estabilidad financiera y monetaria".
Incluso el Banco Central Europeo (BCE), que la semana pasada rechazaba, en boca de su presidenta, Christine Lagarde, la necesidad de tomar medidas en este momento, parece que empieza a tener sus dudas. Luis de Guindos, vicepresidente del organismo, volvió a reiterar que el escenario base que maneja el BCE es de una recuperación rápida, "en forma de V", pero también parece empezar a reconocer que quizá sea necesaria su intervención: "El Consejo de Gobierno permanece preparado para ajustar todos sus instrumentos como sea apropiado", ha señalado.
La deuda de EEUU toca nuevos mínimos históricos en el 1,09%
El cisne negro del coronavirus ha generado una huida de los inversores hacia los activos más seguros del mercado, como la deuda de Estados Unidos, la primera economía del mundo. El bono americano a 10 años, que arrancaba el año con una rentabilidad del entorno del 1,9%, ya se sitúa por debajo del 1,10%, algo que nunca antes se había visto. Este lunes, a media sesión de bolsa americana, el título cotizaba en el entorno del 1,09%, mientras que la referencia con vencimiento más largo de la deuda del país, el bono a 30 años, también marcaba un nuevo mínimo, en el 1,64%.
Las compras de deuda pueden ser una señal de las expectativas que manejan los mercados y estaría indicando que ya están a la espera de un recorte de tipos por parte de la Fed. La curva de interés de la deuda estadounidense la semana pasada se aplanó hasta niveles no vistos desde octubre: en el arranque de la semana llegó a caer hasta los 11,28 puntos, aunque fue empinándose durante la semana, hasta los 26,6 puntos actuales.