
En los albores de elEconomista, va camino de tres lustros, ese genio que es Vicente Varó escribía a colación del interés por BME de la Deutsche Boerse un artículo titulado Doña Bolsita la Soltera. Como en la obra de Lorca, el amor quedó olvidado en Argentina (en este caso en el cajón del despacho de Antonio Zoido) y nunca fructificó.
Pasado el tiempo, cuando muchos pensaban que la soltería de la bolsa más eficiente, pero sin crecimiento visible, parecía endémica, BME se ha convertido en el deseo de todos. Lo hemos llamado la Batalla de la Bolsa en la bolsa. Y aquí podría reaparecer ese monstruo renacentista que era Lorca, del que no todo el mundo conoce que adaptaba y recuperaba letras musicales, como hizo con Anda Jaleo para la Argentinita, que más tarde sirvió como uno de los himnos del Quinto Regimiento de la República. Y es que jaleo vamos a tener, y parece que mucho y de largo recorrido, con el suelo firme de los 34 euros que pone sobre el tapete la bolsa suiza SIX. Un precio que es un colchón para el no-ble arte de especular.
En el fragor de la batalla de BME, quienes ya han disparado son los helvéticos, que se meten en la disputa con el frente español de aliado. Los suizos ya han trabajado con Javier Hernani, el jefe de BME y quien mejor conoce en España el Risk del sector, la arquitectura de la operación. Ya se han encargado de explicar, a falta de Gobierno, a quien corresponde, lo que supone esta operación, a CNMV y Banco de España. Los suizos se comprometen a mantener la marca y la estructura de BME en el tiempo, porque lo que quieren de la española es su pasaporte europeo y el complemento del negocio de derivados, renta fija y liquidación.
El caso del otro pretendiente oficioso, Euronext, es otro frente. Su irrupción, a través de comunicados, es hostil. Pero lo que define su posición es el pasado. Aunque se trate de la suma de las bolsas de París, Bruselas, Ámsterdam, Lisboa y Dublín, de lo que no es francés solo cuelgan los cuadros. Su última irrupción es el asalto a la bolsa noruega, de la que se hicieron con más del 40% del capital a espaldas del consejo. El mayor impedimento para Euronext es la dimensión de la operación por su tamaño. Extraprimar el valor de BME le costaría con acciones propias ampliar en un 70% su capital.
No le sucede eso a Deutche Boerse o la London Stock Exchange, que ya tienen pasaporte europeo. Los alemanes pueden valorar la puerta que abre BME a Latinoamérica, pero en más de una década del primer acercamiento no se han atrevido. Los británicos, que con el Brexit tienen Milán, además están en otra batalla, fusionándose con ProView, la antigua Thompson Reuters. Para las bolsas americanas o Hong Kong, BME es una presa pequeña. Y de quien no se habla es de la de Brasil, para quien tiene mucho sentido que Banco Santander, Telefónica o Iberdrola hoy son compañías tan brasileñas como españolas.