
Si nos fijamos en lo que ha hecho el índice español en bolsa en los últimos ocho años, se diría que Mario Draghi no ha pasado por el Ibex: desde que el italiano arrancó su mandato al frente del Banco Central Europeo (BCE), el selectivo se revaloriza solamente un 5,3%. Nada que ver con lo que hacen en ese mismo periodo (que comienza el 1 de noviembre de 2011, cuando toma las riendas de la institución) el Cac francés, el Dax alemán o el propio EuroStoxx 50.
La foto cambia mucho, eso sí, si enfocamos solo la evolución del Ibex desde el Whatever it takes, desde aquel 26 de julio de 2012 en el que el banquero central salió a calmar unos mercados que temían la ruptura del euro. Desde el "haré lo que sea necesario", el índice español se dispara un 57%, un porcentaje mucho más llamativo pero que sigue siendo inferior al registrado por los principales indicadores europeos (el EuroStoxx, por ejemplo, sube un 66% y el Dax un 110%). El día que pronunció aquellas históricas palabras, Draghi llevaba más de ocho meses, ocho meses a lo largo de los cuales el Ibex se había hundido un 33%.
El selectivo español es, entre los principales de Europa, el que menos rendimiento ha sacado a la era Draghi que culmina el jueves. Si ampliamos un poco más la imagen, vemos que los valores que más rédito bursátil han sacado a su mandato son Amadeus, Grifols y Cie Automotive, que han multiplicado por más de cuatro su valor en bolsa, seguidas de IAG, Ferrovial y Endesa, que lo han más que duplicado.
Entre las más alcistas desde noviembre de 2011 se cuela un solo banco, Bankinter, que ha disparado su cotización un 120%. El resto de entidades (Bankia, Sabadell, Santander, CaixaBank y BBVA) salen muy dañadas en el parqué del mandato de un banquero central que ha complicado mucho su negocio al situar el precio de dinero en el 0% y la facilidad de depósito en el -0,5%. Cuando llegó a la institución, los tipos de interés de referencia estaban mucho más arriba, en el 1,5%.

Renta fija
¿Y qué ha ocurrido con la renta fija? En los últimos ocho años, Draghi ha inyectado un total de 2,6 billones de euros en la economía europea a través del QE, programa de compra de deuda que finalizó en diciembre de 2018. Unas compras masivas que han sostenido de forma artificial la demanda de bonos gubernamentales (a los que se ha destinado la mayor parte de las compras, aunque éstas también han llegado a la deuda corporativa). A más demanda, más sube el precio, lo que ha generado una burbuja en este activo y permitido a los inversores disfrutar insólitas revalorizaciones por precio.
Desde noviembre de 2011, esas subidas en el precio de los bonos alcanzan el 51% para una cesta de deuda pública y privada en euros, según refleja el índice Bloomberg Barclays Euro Aggregate. Por su parte, el inversor que comprase bonos españoles a 10 años el 1 de noviembre de 2011 ha ganado, por precio, un 64%; y quien hiciese lo propio con el Bund alemán ha podido lograr un 42%.