
De cara al año que viene, y dentro del universo se la renta fija, solo aquellos fondos y planes de pensiones que buscan oportunidades entre los bonos a nivel global serán capaces de sortear este obstáculo según las previsiones.
Desde hace un mes aproximadamente, el precio de muchos bonos ha dejado de subir, a pesar de que en el acumulado del año todos los tipos de renta fija ofrecen ganancias (y ello, pese a las voces que alertaban a principios de año que quedaba poco que rascar). Ejemplo de esas pérdidas a un mes vista es la deuda europea, o aquella denominada en euros, con la que se pierde más de un 1%. Pero ese giro que ha dado en el presente no es la única nube que se cierne sobre este activo, también lo es una expectativa de rentabilidad cada vez más baja para la renta fija en general, que afecta ya al inversor. Y la razón es que, en ocasiones, ese rendimiento esperado no da para cubrir siquiera las comisiones en las que incurren los productos financieros que invierten en ella.
La cantidad de bonos con rendimientos en negativos se mantiene en los 13 billones de dólares (llegó a superar los 17 billones en agosto), pero aun así la expectativa de rentabilidad para una cesta representativa de deuda global se encuentra en el 1,4%. Ha repuntado ligeramente desde que tocó su punto más bajo del año (el 1,16% al que se hundió a principios de septiembre), pero aún se encuentra lejos de recuperar el 2% con el que empezó el ejercicio. En enero el contexto era diferente al actual porque el mercado, en lugar de especular con la posibilidad de más estímulos monetarios, como ha hecho en los últimos meses, telegrafiaba subidas en el precio oficial del dinero a ambos lados del Atlántico a tenor de la fortaleza que mostraba entonces la economía.
Ese rendimiento esperado en la deuda global, del 1,4%, sí basta para cubrir las comisiones que cobran de media los fondos de inversión de renta fija (la categoría que más dinero atrae este año según Inverco) que invierten en este activo, y también la de los planes de pensiones del mismo tipo (en los que, a diferencia de lo que sucede en los fondos, se producen reembolsos hasta junio). El porcentaje que cobran ambos productos por la gestión varía. En el caso de los fondos de renta fija global aplican una comisión máxima de gestión del 0,72%, de media, según los datos de Morningstar; mientras que la de los planes de pensiones es algo más elevada y se sitúa en el 0,93%. En cualquier caso, el rendimiento que se espera para esta deuda, que gana un 6,4% en 2019 y en el último mes aguanta en positivo, es más alto que el previsto para la europea. "En renta fija global mantenemos nuestra perspectiva neutral en la duración, pero los inversores deberían seguir buscando oportunidades en las curvas, y en la asignación geográfica, con una posición larga en Estados Unidos y corta en Alemania, por ejemplo", señalan en Amundi, donde resaltan que los mercados siguen esperando una relajación monetaria masiva de los bancos centrales que podría ser ilusoria. Lo que "aboga por un enfoque flexible para la gestión de la duración y una perspectiva todavía positiva sobre el crédito, con la selección y la gestión de la liquidez en el foco", añaden.
Sin margen en deuda europea
El precio de la renta fija europea también ha corrido mucho, con lo que eso significa: que las rentabilidades son ya muy bajas de por sí. Quien incluyese este tipo de bonos en cartera en enero y los mantuviera a fecha de hoy, se apuntaría ganancias latentes del 7%. El handicap está en que no hay mucho margen de ganancia ya, según las estimaciones. En concreto, y según el índice de Bloomberg y Barclays que mide qué rendimiento tendría la deuda europea, tanto pública como corporativa, bajo una serie de hipótesis que suele contemplar los peores escenarios, apenas podría cazarse un 0,34% con ella.
En cambio, las comisiones máximas de gestión que de media aplican los fondos de inversión y planes de pensiones que invierten en deuda europea o de la eurozona son superiores: del 0,73% y del 0,92%, respectivamente (ver gráfico).
"La modesta dimensión del nuevo programa cuantitativo y las repetidas referencias de Draghi a la política presupuestaria como la próxima herramienta que deben blandir los estados miembros sugieren que el aplanamiento de la curva está agotado", estiman en Fidelity.
Pero al margen de lo ajustado de las rentabilidades de la renta fija, los inversores en este tipo de activo deben tener en cuenta que tendrán otro enemigo más, y es la inflación, que debe descontarse al rendimiento obtenido para llegar al interés real. Aunque el BCE descuenta que baje en 2020, se comerá otro 1% de las ganancias.