
El impacto de la escalada de la guerra arancelaria con China en el campo de Estados Unidos podría hacer que Donald Trump se replanteara la agresividad de su política comercial. Aunque el valor agregado de la agricultura apenas representa un 1% del PIB de la primera potencia económica, supone un nicho de votantes clave para el presidente, al que en 2016 votó un 62% de los habitantes del "entorno rural", según Edison Research.
Tres datos correlacionados dan muestras de la asfixia del campo estadounidense a poco más de un año de que el empresario enfrente su reelección -los comicios se celebrarán en noviembre de 2020-: la morosidad de los créditos concedidos para la producción agrícola en Estados Unidos alcanzó máximos de 2011 en el primer trimestre de este año -según la agencia de calificación Moody's- y la previsión de beneficio bruto de las grandes compañías del sector para el conjunto del ejercicio ha sufrido un recorte del 11% desde el 1 de enero -según el consenso de analistas de FactSet- por el hundimiento del precio de los productos, como es el caso de la soja, que no se compraba tan barata desde 2007 tras caer un 50% desde máximos históricos por la menor demanda.
El escenario ideal de Trump de cara a las elecciones presidenciales es llegar con Wall Street en máximos, con la economía creciendo, con el paro en mínimos y con el orgullo norteamericano hinchado. Un objetivo que ya está claro que dependerá del desarrollo de la guerra comercial, con la amenaza de que, según distintas fuentes, su homólogo chino, Xi Jinping, que no tiene que enfrentarse a ningún proceso para ser reelegido, está preparado para aguantar el pulso hasta los comicios estadounidenses, lo que habría evidenciado desde agosto con la última devaluación del yuan, con el anuncio de nuevos aranceles y con la cancelación del compromiso de adquirir productos agrícolas made in USA.
"Las actividades relacionadas con la soja y con la carne de cerdo serán la más afectadas" por esta medida, explican los expertos de Moody's, que recalcan que "las exportaciones norteamericanas de ese cereal han representado históricamente una gran parte de la producción total". Concretamente, en 2016 se situaba en el 54%, en 2017 en el 49% y en 2018 se quedó en el 16%. Esta disminución también se da en las exportaciones agrícolas en conjunto de Estados Unidos a China, que han retrocedido del 16% al 6 en los últimos tres años.
El sector es especialmente sensible en el plano electoral para Trump, que se apoyó en el campo para ganar las elecciones de 2016. El riesgo está en los conocidos como Estados péndulo, cerca de una decena de circunscripciones que a veces vota demócrata y otras republicano y donde el mundo rural cuenta con un peso crucial, como en los casos de Iowa o Minnesota.
Daño a las empresas
El impacto de la guerra comercial es evidente en las estimaciones de ebitda (beneficio bruto de explotación) de las grandes empresas cotizadas relacionadas con el sector agrícola, como el grupo de alimentación Archer-Daniels-Midland, a la que los analistas han recortado las previsiones de ganancias un 8% para 2019 y un 4% para 2020 solo desde que comenzó en agosto.
En el año, la rebaja es del 13% de cara al cierre de ejercicio, pese a lo que todavía aspira a un crecimiento de algo más del 8% respecto a 2018. Mientras, para el fabricante de maquinaria Deere el recorte es del 12% y para su competidor CNH Industrial (Iveco) es del 7. Ambas se quedarán al final del curso por debajo de los beneficios del año pasado, según estas estimaciones. Un 33% la primera y un 22 la segunda. Las empresas de fertilizantes FMC y Mosaic sufren deterioros del 4 y del 20%, respectivamente, en el mismo periodo, quedándose también sus ganancias brutas de 2019 lejos de las de 2018.
En bolsa, el mayor castigo en los últimos 12 meses lo ha sufrido Mosaic, al desplomarse sus acciones casi un 40%. Archer-Daniels-Midland retrocede un 25% y CNH Industrial un 22. Los recortes son igual de severos en las valoraciones medias de cara al siguiente año de estas tres compañías. El precio objetivo de la química cae cerca de un 25% en lo que va de 2019. El de la empresa de alimentación un 8% y del grupo de tractores un 12.
Impacto del conflicto en los bancos
El impacto del conflicto arancelario en el campo de Estados Unidos tiene una repercusión directa en los bancos rurales del país. Moody's destaca el efecto concreto en la Federal Farm Credit Banks, que reúne a cuatro entidades y 69 financieras especializadas que proporcionan alrededor del 40% de todos los préstamos que se conceden al sector rural al año. Unos créditos que son respaldados con tractores, cosechadores y otros tipos de maquinaria.