
En un época tan convulsa desde un punto de vista económico y jurídico, es un lujo encontrar un equipo profesional y humano como el de la firma de abogados Lesayra. Sus tres socios provienen de años de ejercicio en CMS. Son Abraham Nájera (AN), especialista en Bancario & Financiero; y Javier Leyva (JL) y Rafael Sánchez (RS), especializados en Mercantil, Fusiones & Adquisiciones.
Se trata de una extraña conjunción de especialidades, que no suele darse en los despachos pequeños, pero que en vista de cómo están las cosas con la crisis del Covid-19 resulta un acierto.
A este respecto, Rafael Sánchez explica que "nos conocimos hace muchos años y hemos trabajado en proyectos en común. Las áreas en las que desarrollamos son absolutamente diferentes, pero bastante complementarias. Hay muy pocos despachos de un tamaño pequeño, tipo boutique, que combinen estas dos áreas, sobre todo porque hay muy pocos despachos que hagan banca y financiero. Lesayra ha nacido con el espíritu de ser un despacho verdaderamente colectivo, no como una suma inconexa de abogados, que es a lo que están tendiendo otros bufetes.
"No solo tendrán que afrontar la refinanciación, sino darle solución a la deuda no bancaria"
¿Cómo será el panorama empresarial tras el fin de las moratorias?
AN: Estos días estamos hablando muchísimo con gente de banca, con asesores financieros, para cogerle el pulso a lo que se nos viene. Desde 2008 a esta parte, hemos hecho refinanciación, aunque también operaciones nuevas, entre 120 y 140 refinanciaciones. Lo que está claro es que habrá un momento en que todo este dopaje que tenemos, con los Ertes, con los ICO, con la moratoria concursal, saltará y habrá que reestructurar todo el tejido empresarial español. Hablamos de la industria básica de este país, que es el turismo. Va a dar mucho trabajo.
¿Pero muchas de ellas irán a concurso y habrá liquidación?
AN: Es cierto que muchos casos van a ir directamente a concurso, por desgracia, pero habrá muchísimas refinanciaciones. Junto con los Ertes, los ICO han sido una buena medida, que ha inyectado liquidez, pero tiene un carácter temporal, aunque ahora parece que se van a extender hasta los ocho años, con un periodo de carencia, pero traen un efecto secundario muy importante al sobre endeudar a la compañía y, además, en una situación en la que el negocio ha bajado. Esto tiene difícil solución.
¿Y cómo van a ser los procesos de refinanciación de las pymes?
AN: El problema es que las refinaciones simples ya no van a servir. Ahora habrá que echarle mucha imaginación, porque no solo tendrán que afrontar la refinanciación, sino darle una solución a la deuda no bancaria, a la deuda con proveedores, lo que obligará en muchos casos a meter a gente en el capital o en la gestión. Hablamos de un país fundamentalmente de pymes. La refinanciación puede llevar a tener que elegir entre contratar a un profesional que gestione o cerrar el negocio. Vamos a vivir un tiempo muy complicado y vamos a tener de golpe a todas las empresas con necesidades. Los bancos y los asesores no vamos a dar a vasto para sacar adelante esas operaciones con la celeridad que requiere una situación de emergencia. Entonces, si nos preguntamos por si se ha ganado oxígeno con los ICO, pues responderemos que en unos casos sí, pero en otros ya hay compañías que están impagando los intereses o que se han ido a concurso con el ICO concedido. Habrá de todo, pero hay una situación muy preocupante.
"Podrían dar la vuelta a la norma de retribuciones de los administradores y dejar la cosa clara"
¿La transposición de la directiva de insolvencia habría ayudado?
AN: El momento en que se ha aprobado el Texto Refundido de la Ley Concursal se tenía que haber aprovechado para haber introducido ya la directiva, pero es de esperar que la tendremos el año que viene. El problema es que no se podía transponer mediante un Real Decreto-Ley, que por cierto va a dar problemas, porque se han introducido algunas modificaciones de calado que no podían incluirse. Es necesario hacer esa reforma para dar la flexibilidad que permite la directiva, máxime en estos tiempos tan difíciles que se nos avecinan. Todos teníamos la idea de que se nos venía encima, antes de la pandemia, una ola de reestructuraciones, pero hemos tenido la suerte de que eso aún no se ha producido, pero no nos estamos preparando bien para cuando llegue. Y lo malo es que habrá muchos que se van a declarar especialistas y vendrán sin experiencia a pescar clientes. Los asesores vamos a necesitar tirar de mucha experiencia. Hay cosas nuevas en el texto refundido, como los avances en el campo jurisprudencial, pero a mí me preocupan temas de plazos. Con la nueva norma no vamos a poder estirarlos, como veníamos haciendo hasta ahora.
¿Qué valor le conceden a que la reforma de la Ley de Sociedades de Capital vuelva a dejar como voluntario el incluir las retribuciones de los administradores en estatutos?
RS: El problema está en que en 2014, la Comisión encabezada por Cándido Paz Ares y Fernando Vives creó un sistema que funcionaba bastante bien para las cotizadas, pero al extrapolarlo a las de a pie, presentaba muchos problemas. Incluso entre las cotizadas ni siquiera hay estructuras idénticas. La Dirección General del Notariado aceptó el contrato entre el Consejo y el CEO, pero el Supremo le dio un vuelco y obligó a incluirlo en los estatutos. Y así estamos ahora.
JL: Ya que se han metido en harina, podrían dar una vuelta a toda la regulación, tanto en sede de cotizadas como especialmente de no cotizadas, y dejar las cosas claras, ya sea en un sentido o en otro, sobre todo teniendo en cuenta que las cotizadas son una minoría del entramado empresarial español.
¿Qué diferencias hay entre Lesayra y un bufete grande?
AN. "En un despacho grande te das cuenta de las cosas que funcionan y de las que no. En un despacho grande te das cuenta de las cosas que sobran y de las que no, que hay muchas ineficiencias. Hemos conseguido una estructura más flexible, que es lo que nos piden los clientes. El resto de las áreas se cubre mediante acuerdos con otros despachos especializados, que es mucho más eficiente. Nosotros estamos en los temas, no los dejamos en manos de un junior, como ocurre en los grandes despachos.
JL. "Si hacemos acuerdos con otras firmas de las mismas características que el nuestro. Tratamos de evitar que, como en los grandes despachos haya que contar con las áreas propias, que en muchas ocasiones no están al nivel de exigencia que se precisa en determinados casos. Nuestra situación, con la flexibilidad que actuamos, nos permite elegir lo que consideramos mejor para el cliente. No es lo mismo un procedimiento de fiscalidad internacional que un procedimiento tributario. Y otra ventaja que tiene nuestra firma es que llevamos muchos años trabajando en proyectos conjuntos, con una misma filosofía y una gran experiencia, adquirida en un gran despacho.
RS. "Además, nos enorgullecemos de poder contar ya con Concepción Padilla, Inés Caruana, Natalia Terol y Ana González del Valle, que no dudaron en dejar su antiguo despacho para unirse a este ilusionante proyecto".