
La inversión responsable está cambiando la forma en la que invertimos, en que compramos y también en la que comemos. Y su penetración en el ámbito alimentario pone sobre la mesa nuevas oportunidades para los inversores. Lo explican, desde Schroders, Mark Lacey, responsable de materias primas, y Felix Odey, analista de energías renovables. El actual sistema agrícola y alimentario "no es sostenible desde el punto de vista de las emisiones de carbono (...), la biodiversidad, los deshechos y la salud", señalan. Consulte más artículos sobre sostenibilidad en elEconomista Inversión sostenible y ESG.
El giro responsable en la forma de producir alimentos, y el cambio en la dieta de los consumidores (que buscan productos saludables) ha abierto un abanico de posibilidades. Ligadas, por ejemplo, al uso de la tecnología en la agricultura, como puede ser la utilización de sensores que midan datos del suelo y minimicen el uso de fertilizantes. También aparecen opciones de inversión relacionadas con la moda de la alimentación sana. Los expertos de Schroders señalan que el éxito de las alternativas a la leche "es una buena noticia para los sustitutos de la carne, que podrían no estar muy lejos". Esta tecnología, que hoy representa el 1% del mercado de la carne, "podría imitar a los sustitutos de los lácteos y multiplicarse por diez en 10 años". Una dieta rica en carne "no sólo es mala para nuestra salud, y ejerce una enorme presión sobre los recursos agrícolas limitados, ya que utiliza grandes extensiones de tierra", explican.
Los productos más rentables
Al calor de estas y de otras muchas derivadas han ido ganando atractivo aquellos productos que invierten en compañías ligadas a la agricultura y la alimentación desde el prisma de la sostenibilidad. Si nos fijamos en los fondos de estas temáticas, etiquetados además como artículo 9 u 8 del Reglamento europeo de Divulgación de información relativa a la sostenibilidad, encontramos que el más rentable a 3 años es el Pictet-Nutrition P EUR. Se trata de un producto sostenible por folleto, catalogado, según recoge Morningstar, como artículo 9 (es decir, que se considera un producto de impacto). Entre sus principales posiciones en cartera encontramos a Kerry Group (compañía dedicada a la nutrición, con el foco puesto en tener un impacto positivo en el planeta) o al fabricante de maquinaria agrícola Jhon Deere.
En segunda posición, con un 10,66% anualizado a 3 años, se sitúa el BNP Paribas Smart Food N Cap. El término Smart en su denominación alude a Sustainably manufactured and responsibly transformed (fabricado de forma sostenible y transformado de forma responsable). Invierte "en compañías ligadas a la cadena de suministro de alimentación sostenible". En cartera, de nuevo Kerry Group, así como el fabricante de envases Graphic Packaging y el grupo de restauración con enfoque sostenible Compass Group.
Por su parte, el DPAM INVEST B - Equities Sustainable Food Trends B Cap invierte en empresas agroalimentarias, que selecciona en base a criterios ESG. Entre ellas, la empresa holandesa de nutrición y salud Royal DSM. A 3 años se anota un 10,5% anualizado. En cuarto lugar, un producto de BlackRock, el BGF Nutrition E2, un fondo sostenible por folleto que se posiciona en acciones de empresas ligadas a la alimentación y la agricultura. Entre ellas, la canadiense Jamieson Wellness, que fabrica suplementos alimenticios de origen natural. Y un tímido 1% se ha revalorizado el DJE - Agrar & Ernährung PA (EUR), que, eso sí, en lo que llevamos de 2021 se dispara un 21%.