
Esta segunda mitad de 2021 la está marcando una crisis energética global, que ha provocado unas brutales alzas de los precios del gas, y elevado también los del petróleo. Una energía más cara, si termina disparando la inflación, puede lastrar el tan esperado crecimiento mundial. Ya se están produciendo cierres de fábricas, al no poder asumir el coste de la energía. Consulte más artículos sobre sostenibilidad en elEconomista Inversión sostenible y ESG.
Con esta crisis como motor principal, lo cierto es que los fondos de inversión centrados en uno de los sectores más contaminantes, el energético, están de celebración: en 2021 se revalorizan un 49%, con datos de Morningstar a 8 de octubre. En esa subida han tenido mucho que ver las alzas de los precios del gas y del oro negro. El dato contrasta con el mucho más tímido 18% que se anotan los productos sostenibles, los etiquetados como artículo 8 o como artículo 9 -los llamados verde claro y verde oscuro- según el Reglamento europeo de Divulgación de información relativa a la sostenibilidad.
¿Cabe la posibilidad de que este escenario perjudique a los fondos que invierten en base a criterios ESG (ambientales, sociales y de gobierno corporativo)? Los expertos consultados por elEconomista no lo creen.
Victoria Torre, de Singular Bank, explica que la crisis energética actual se ha desencadenado por una serie de factores concretos: "Se ha pasado de una etapa de contracción en el consumo de energía debido al confinamiento, a una recuperación muy vertical que ha generado desequilibrios entre oferta y demanda". A ello se han sumado otros problemas logísticos, así como la escasez de gas en algunos países, que ha presionado al alza el precio del petróleo. "Pero esta crisis pasará (...) y, de fondo, continúa el protagonismo de las energías limpias. Y más si cabe, ya que esta crisis ha puesto de manifiesto la importancia de contar con fuentes alternativas de energía, reduciendo así la dependencia de recursos como el gas o el crudo, llamados a disminuir progresivamente", afirma Torre.
"No debe confundirse la inversión ESG, de largo plazo, con el oportunismo de entrar ahora en petróleo o gas", explica Carlos Garay (Sabadell Urquijo Gestión)
La apuesta por las energías limpias no es una temática de corto plazo, añade esta experta, con quien coincide Carlos Garay, responsable de inversiones ASG en Sabadell Urquijo Gestión. "La sostenibilidad no es una moda, sino una tendencia estructural que debería estar presente en cualquier cartera", explica. Una tendencia impulsada por múltiples factores: "Por un lado, el Reglamento europeo de Divulgación de información relativa a la sostenibilidad; por otro, los inversores, que cada vez demandan empresas más sostenibles; y, en tercer lugar, las propias compañías, que ya han comprobado que cuanto más sostenibles son más capital atraen, y mejor se comportan en bolsa". Al mismo tiempo, recuerda Garay, dentro del Plan de Reconstrucción europeo la sostenibilidad es una línea directriz. Por todo esto, "no debe confundirse este tipo de inversión de largo plazo con la oportunidad coyuntural de posicionarse en este momento en el petróleo o el gas". La inversión sostenible, agrega, permite posicionarse "en compañías mejor gestionadas y menos apalancadas, que como inversor te den menos sobresaltos. Un fondo sostenible no sube un 40% un año y se desploma un 50% el siguiente".
"No, no creo que la crisis energética que estamos viviendo vaya a perjudicar a la inversión ESG", afirma también Luis Buceta, director de Inversiones en España de Creand AM (Gesalcalá, SGIIC, SAU) y vicepresidente de CFA Society Spain. "Es cierto que parte de la causa de la crisis energética es, precisamente, consecuencia de la aplicación de los criterios ESG: en la industria del petróleo se lleva más de 10 años sin invertir en capital, porque el coste del mismo es excesivamente elevado", explica. Lo que es cierto, añade, es que "hay quien malinterpreta los criterios ESG. Existe una forma muy simplista de aplicarlos, que consiste en excluir compañías como petroleras o mineras", para reducir la huella de carbono de los fondos, "pero hay que pensar que el mundo sigue necesitando petróleo para subsistir; no es posible renunciar a ello de la noche a la mañana. Lo que estas compañías necesitan es llevar a cabo una transición ordenada, porque de no ser así se pueden generar grandes desequilibrios como los que estamos presenciando", señala.