
El planeta se quema y se derrite. Aunque los fenómenos meteorológicos extremos que estamos presenciando en 2021 parezcan sacados de una mala película de sobremesa o de un castigo divino del Antiguo Testamento, lo cierto es que la coincidencia de devastadoras catástrofes en los cinco continentes ha vuelto a situar al cambio climático en el centro del debate político y social.
Por si no fueran suficientes los destrozos que dejó la borrasca Filomena en Madrid, la ola de calor en América del Norte (con temperaturas que llegaron a superar los 49 grados en Canadá), las inundaciones en Europa Central o los incendios devorando Grecia y Turquía, la enésima alerta la lanzaba esta semana el Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC, por sus siglas en inglés), un organismo ligado a Naciones Unidas. En un durísimo informe, el panel de expertos de la ONU concluía que muchos de los cambios observados en el clima no tienen precedentes en miles o incluso en cientos de miles de años, estos son irreversibles y su culpable es, "inequívocamente", la especie humana.
Impacto desigual por mercados
Sin dejar de lado los efectos adversos del calentamiento global sobre la salud y el bienestar social, el cambio climático puede reducir el PIB per cápita global un 45% para finales de siglo en el peor de los escenarios, según el estudio conjunto Cambio climático y los mercados emergentes tras el Covid-19 elaborado por Pictet AM y Oxford Smith School of Enterprise and the Environment.
La peor parte en todos los casos sería para los mercados emergentes. "India, con las actuales políticas, puede llegar a perder 60% de su PIB potencial hasta 2100 [...] También la economía de Brasil se vería muy afectada, por encima de la pérdida promedio mundial del 42%, 45% en el peor escenario", reza el informe. A problemas similares se enfrentan México, Indonesia y Sudáfrica. Por el contrario, "China sólo perdería algo más del 10% de su PIB y Rusia podría ser una excepción, con impactos positivos por extensión de tierras de cultivos, aunque ello podría verse contrarrestado por menores exportaciones de petróleo", añade el informe.
India, Brasil, México y Sudáfrica serán las más perjudicadas a largo plazo por el impacto del cambio
En esta línea, Schroders ha cuantificado en sus previsiones de rentabilidad a 30 años de las bolsas incorporando el impacto del calentamiento global en la productividad, con conclusiones muy similares. Comparando los beneficios de la renta variable a 30 años con y sin calentamiento global, las acciones canadienses, británicas, europeas y estadounidenses obtendrán mayores rentabilidades en comparación con un escenario de mercado sin cambio climático. Por el contrario, es una mala noticia para los inversores en bolsa emergente, ya que el mayor golpe lo recibirán India, Brasil, México y Sudáfrica.
"Según investigadores de University College de Londres, África y otras regiones en desarrollo tienden a tener un coste de financiación mucho más elevado para energía verde en comparación con los combustibles fósiles. Esto crea una trampa de inversión climática que causa que estos países renuncien a este tipo de inversiones, pese a ser en muchos casos los más afectados por el calentamiento del planeta", destacan desde el equipo de Portocolom AV.
Ahora bien, ¿cómo puede el mundo de la inversión mitigar la crisis climática? El Banco Central Europeo (BCE) ya ha comenzado a tener en cuenta los riesgos medioambientales, y de cara al futuro, adaptará el marco de asignación de compras de bonos corporativos incorporando criterios climáticos. "Estos incluirán, como mínimo, el alineamiento de los emisores con la legislación de la UE que implemente el Acuerdo de París a través de métricas relacionadas con el calentamiento global", señala William J. Adams, director de inversiones de renta fija de MFS Investment Management.
El BCE va a incorporar criterios climáticos en su programa de compras de bonos corporativos
La lucha contra el cambio climático es una realidad en la que están inmersas la gran mayoría de gestoras de fondos de inversión, que han adaptado en los últimos años sus modelos de negocio en función de las siglas ESG.
Crecimiento de la oferta
La importancia que ha adquirido el cambio climático entre los inversores, cada vez más concienciados sobre las repercusiones de sus decisiones de inversión, ha hecho que las firmas de gestión se tomen muy en serio este asunto para no perder clientes e intentar captar más. Un dato lo demuestra: si hace diez años tan solo existían quince productos relacionados con un mayor cuidado del planeta, hoy en día esta cifra ha aumentado a 49, de los cuales cinco se han lanzado este mismo año, según la clasificación de fondos ecológicos de Morningstar.
La gran mayoría de estos productos hacen alusión en su nombre a la lucha contra el cambio climático como gancho comercial, pero no se trata solo de marketing. La rentabilidad a medio plazo de estos productos demuestra que se puede conseguir una revalorización atractiva con una mentalidad más verde. El rendimiento medio anualizado a tres años es del 15,34% mientras que el anualizado a diez años es del 12,23%. Y existen muchos fondos que superan ampliamente estos porcentajes. Es el caso del Erste WWF Stock Environment Eur, ganador de la Liga Global de la gestión activa de elEconomista hace dos años, que proporciona un 36,68% anualizado a tres años, seguido del Nordea Globa Climate & Environment, con un 20,65%, y Schroder ISF Global Climate Change Equity, con un 20,53%.
Hasta tal punto ha sido el éxito de esta clase de fondos, con avalanchas de entradas de dinero durante los últimos años, que algunos de ellos han tenido que aplicar un cierre parcial para no distorsionar la estrategia de inversión y perjudicar a los partícipes. Es el caso precisamente de algunos de los más rentables, como el de Nordea mencionado o el Pictet Global Environment Opportunities, que se coloca como el quinto con mejor rendimiento a tres años, con un 18,62%.
Dentro de las gestoras españolas, aunque todas están reenfocando su estrategia hacia los temas de sostenibilidad y de ESG, solamente unas pocas cuentan por el momento con productos específicos sobre el cambio climático. El más antiguo es Bankinter Eficiencia Energética y Medioambiente, que aunque cuenta con 20 años de vida solo gestiona 40 millones de euros. Ofrece un 8,36% anualizado a diez años, mientras que cinco años gana casi un 15% y a tres años, un 16% anualizado.
Le sigue Microbank Fondo Ecológico Estándar, gestionado por Caixabank, que se creó en 2013 y cuenta con cien millones de euros de patrimonio. Gana casi un 15,91% de rentabilidad anualizada a tres años, mientras que a cinco años proporciona un 12,39%.
Sabadell y Mutuactivos son las firmas que han lanzado sus productos más recientemente. En el caso de la primera, Sabadell Economía Verde cumplirá en diciembre dos años de vida y es el que más volumen patrimonial tiene, con 259 millones de euros. Mutuafondo Transición Energética, por su parte, fue creado el año pasado y tiene un volumen patrimonial de 17 millones.