
No hay que recorrerse medio mundo para ver que la demanda de bicicletas ha sobrepasado la más optimista de las especulaciones. En cualquier tienda española, la lista de espera para poder hacerse con gran parte del catálogo excede lo que sucede con cualquier otro bien de consumo. Este hábito, bien sea como forma de transporte o como hobby deportivo ya venía creciendo de forma significativa. Sin embargo, la pandemia, como ha sucedido con otras muchas costumbres, lo ha cambiado todo. "Con la llegada del Covid-19 y las restricciones, la bicicleta se ha impuesto como un modo de movilidad seguro y saludable [además de un deporte de exterior e individual], pero también como un impulso al ecommerce y a la comida a domicilio", explica May López, profesora de movilidad sostenible en OBS Business School. Pero también de cara al futuro va a ser clave, por la ley aprobada del cambio climático, y las consecuentes zonas de bajas emisiones, la bici puede ser importante para la distribución de mercancías", añade López.
Según un estudio de Global Folding Electric Bicycle Market 2020, el ritmo de crecimiento de este mercado será del 9% anual hasta 2025 hasta llegar a los 38.600 millones de dólares en todo el mundo, desde los 21.100 millones que se movieron en 2018. El Atlas Europeo de la Movilidad apunta a un incremento de las bicicletas eléctricas vendidas en el Viejo Continente entre 2019 y 2030 será del 300%, hasta suponer 13,5 millones al año. Otro ejemplo del crecimiento lo muestran las cifras de BH, uno de los mayores fabricantes de España, ha pasado de vender 41.000 bicicletas en 2019 a 55.000 unidades en 2020, añadiendo, además, que la producción de 2021 está ya comprometida.
De cara al inversor, no es fácil subirse a este tren, ya que, por su naturaleza, es un mercado muy atomizado, con muchas pequeñas empresas que, como es lógico, no cotizan en bolsa. El capital riesgo sí ha podido entrar en algunas de estas compañías, como la holandesa Vanmoof o algunas otras de alquiler de bicicletas urbanas. "Creemos que la micromovilidad va a experimentar una fuerte recuperación tras la pandemia y tenemos una visión positiva de las perspectivas del sector a largo plazo", apunta Stefano Ferrari, gestor de Generali Investments.
Aunque todavía no hay un vehículo que conjugue a los principales jugadores del sector, se puede invertir en estos a través de diferentes bolsas. Entre los mismos están fabricantes de componentes como Shimano y Fox Factory y marcas de bicicletas como Giant, Thule, Halfords o Acell.
La más grande de estas es la japonesa Shimano, que capitaliza más de 16.000 millones de euros en el parqué nipón. Es el líder mundial en fabricación de componentes, especialmente frenos, cambios de marchas y transmisión. En sus últimos resultados, sus ventas crecieron un 76% frente al primer trimestre de 2020, con la producción a máxima capacidad y los márgenes en máximos históricos. Recibe, eso sí, una recomendación de mantener.
La siguiente más grande es la estadounidense Fox Factory, especialista en los sistemas de suspensión de las bicicletas (aunque también los fabrica para motos y turismos). La compañía, que recibe un consejo de mantener, elevó sus ventas un 16% entre 2019 y 2020, y crecerá otro 40% hasta 2023.
Uno de los mayores fabricantes de bicicletas a nivel mundial es Giant. La compañía taiwanesa, que recientemente ha abierto una gran fábrica en Hungría para dar respuesta a la creciente demanda europea, se anota un 88% en bolsa desde febrero de 2020. Los analistas le dan una recomendación de compra a sus títulos.