El mercado de la renta fija soberana camina sobre la cuerda floja, intentando mantener el equilibrio ante los vientos que podrían hacerle caer, los cuales se reducen principalmente a una expectativa mayor de incremento de la inflación.
La inflación no es solo el objeto de uno de los mandatos primigenios del Banco Central Europeo (BCE) y de la Reserva Federal (Fed), sino que también es una de las principales preocupaciones del mercado y el principal motivo que podría desencadenar caídas en los precios de los bonos soberanos, dejando atrás el contexto alcista en la renta fija alimentado por las políticas no ortodoxas de las instituciones monetarias para paliar las consecuencias de la crisis.
El primer amago de este nuevo escenario se vivió durante la segunda semana de 2018, cuando las rentabilidades de referencias como el T-Note norteamericano o el Bund alemán se dispararon después de que el Banco de Japón anunciase una reducción de sus compras de deuda, ante los rumores que apuntaron a que las autoridades chinas valoran dejar de adquirir bonos públicos de Estados Unidos y por los malos augurios aireados tanto por el antiguo rey de los bonos, Bill Gross, como por el nuevo, Jeff Gundlach. "Esa supuesta decisión de China, que las autoridades del país desmintieron calificándola de noticia falsa, era en cualquier caso difícil de creer o de entender, dada la extrema dependencia que tiene el banco central asiático de la inversión en el mercado de deuda pública estadounidense", reflexiona el economista Juan Ignacio Crespo, asesor del fondo Multiciclos Global de Renta4, quien ironiza con que, de cualquier otra manera, "¿dónde iría China a invertir ese enorme volumen de reservas que tiene?"
Desde luego, la sangre no llegó al río, y los descensos de los bonos se frenaron, incluso aunque hayan seguido encadenándose otros hitos que apuntan en la misma dirección para la renta fija: como los positivos datos de crecimiento económico, la determinación mostrada por el BCE en su voluntad de acercar la inflación al objetivo del 2 por ciento y la irrupción de "un aumento de los precios"como el principal riesgo que temen los gestores que participaron en la encuesta más reciente de Bank of America Merril Lynch. Las consecuencias de un mercado bajista en la deuda se trasladarían, además, a la bolsa, "deteniendo o moderando las subidas porque muchos fondos traspasarán dinero ante el mayor interés del T-Note o el Bund", dice Alberto Librero, profesor del máster en Bolsa y Mercados Financieros del IEB.
En conclusión, la clave para la renta fija está en la evolución del IPC, ya que, además de poder desincentivar las compras de bonos para quienes buscan subidas de precios si se eleva, marcará el ritmo a los bancos centrales. "Si la adopción de la expansión cuantitativa redujo las rentabilidades de los bonos, en su retirada podría suceder justo lo contrario", apunta Jim Leaviss, director de renta fija retail de M&G. Sin embargo, "si no hay inflación subyacente -la que no tiene en cuenta la energía ni los alimentos sin elaborar- lo más probable es que no haya rentabilidades altas", insiste Juan Ignacio Crespo, quien señala que, al menos en el medio plazo, "los precios seguirán estando contenidos, por lo que el temor a que estuviera a punto de iniciarse un mercado bajista en el mercado de bonos parece un poco exagerado".
"Si la inflación sigue siendo baja, las rentabilidades de la deuda soberana se mantendrán estable en los plazos largos, eso sí, si repunta podríamos ver un aumento mucho mayor de lo esperado", coincide Chris Iggo, director de inversiones y responsable de renta fija de AXA. "La falta de inflación en la economía global -con la excepción de Reino Unido-, a pesar de unos niveles prácticamente récord de empleo en muchos países desarrollados, sigue siendo uno de los grandes rompecabezas del mundo posterior a la crisis financiera", explica Jim Leaviss, de M&G, quien se detiene en que "la teoría económica convencional indica que la falta de mano de obra impulsará al alza los salarios, ya que las compañías competirán por la reducida oferta de trabajadores, lo que a su vez provoca una subida de los precios", pero considera que "hay pocos indicios de que esto se esté produciendo de momento".
¿Qué dicen las previsiones?
Más allá de la teoría, en los próximos meses, el mercado de renta fija se moverá según lo hagan las previsiones de inflación, sobre todo, según las estimaciones de las propias instituciones monetarias, que podrían desencadenar caídas en los bonos si mejoran respecto a las expectativas anteriores. Las últimas previsiones publicadas por el BCE, en diciembre, apuntaron a un incremento de los precios generales en 2018 de un 1,4 por ciento, frente al 1,2 por ciento pronosticado en septiembre, y señalaron que "la inflación se mantendrá estable" en el medio plazo, una tendencia aún más acentuada en la subyacente , a pesar de que en el mismo informe admitió que "con la economía creciendo por encima de su tasa potencial", las presiones subyacentes sobre los precios deberían aumentar.