
Theresa May anuncia su dimisión como líder del Partido Conservador el 7 de junio y se abre la carrera para su sucesión, a la que ya se han sumado los diputados más impacientes. Se espera que en los próximos días se apunten una gran cantidad de aspirantes, hasta llegar a la decena. Y la identidad del ganador puede ser fundamental en dos aspectos: determinar qué pasará con el Brexit y cuál será el futuro de los 'tories', que viven una crisis histórica.
En el proceso de primarias, que se espera que se prolonguen durante el verano, los diputados votarán a sus favoritos en sucesivas rondas, y al final de cada una se eliminará al menos votado, hasta que solo queden dos. Esto hace muy probable que los dos finalistas, que pasarán a una votación directa de los cerca de 120.000 militantes del partido, tengan perfiles contrapuestos. Estos son los favoritos a llegar hasta el final.
Boris Johnson

El exalcalde de Londres y polémico exministro de Exteriores, famoso por sus gestos, bromas y espectáculos; divorciado dos veces y con dos hermanos abiertamente proeuropeístas y enfrentados a él, es el favorito en las encuestas entre militantes, con algo más de un tercio de apoyos. Por contra, también es el más divisivo: prácticamente todos los que no le colocan como uno de sus dos favoritos le sitúan como su última opción, sin apenas término medio.
Johnson comenzó su carrera como periodista y se destacó por sus artículos sarcásticos y críticos con la UE como corresponsal en Bruselas. De ahí pasó a mostrar su vena más centrista y campechana en la alcaldía de la capital, antes de lanzarse a la política nacional con lo que le distinguió en sus primeros días: el euroescepticismo. Johnson lideró la campaña del Brexit en el referéndum y es uno de los mayores defensores de una salida dura. Con él en el cargo, Bruselas se prepararía para una ruptura de relaciones el 31 de octubre, cuando vence el plazo actual.
La mayor duda es si podría gobernar y, de lo contrario, si sobreviviría unas elecciones. Johnson es el candidato más valorado por los votantes más radicales que se han fugado al Partido del Brexit, pero es el más rechazado, con diferencia, por los defensores de permanecer en la UE. Su elección supondría un giro definitivo hacia la derecha populista del partido y movilizaría de forma desproporcionada al resto de votantes.
Michael Gove

El actual ministro de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente fue el compañero de Johnson al frente de la campaña del Brexit y debía ser el 'número dos' de un Gobierno liderado por él. Sin embargo, tras la victoria en el referéndum, Gove traicionó públicamente a su exaliado y se unió a las filas de May. Cuando Johnson abandonó el Gobierno en rechazo al acuerdo negociado por May, Gove se mantuvo fiel. En recompensa, una de las últimas decisiones de la primera ministra saliente fue nombrar a la mano derecha de Gove, Mel Stride, jefe de su grupo parlamentario.
La mala sangre entre los dos hace sospechar que Gove intentaría ser todo lo contrario que su exaliado: más moderado, receptivo a una salida negociada y a un tono menos populista. Puede ser la apuesta póstuma de May desde la sombra.
Dominic Raab

El último exministro del Brexit ha lanzado su campaña para ser una especie de Johnson sin su aire populista. Sus credenciales 'brexiteras' son iguales a las suyas: dimitió del Gobierno cuando May presentó su plan de salida y votó en contra de su acuerdo dos veces. Como Johnson, votó a favor la tercera vez a cambio de la promesa de dimisión de May. Lo único que le diferencia es que Raab es un 'Tory' más tradicional y moderado en el resto de temas.
Pero el problema al que se enfrenta es, precisamente, que su perfil es tan parecido al del favorito que es muy poco probable que los diputados dejen en la ronda final a dos candidatos tan similares. Y es difícil imaginar en qué se diferenciaría su actitud frente a Bruselas si llegara a Downing Street. Si todo se reduce a elegir entre dos 'hermanos gemelos', no tiene las de ganar.
Amber Rudd

La ministra de Trabajo y Pensiones es la única de la lista de aspirantes con posibilidades que votó a favor de permanecer en la UE. Al igual que May, ha aceptado la necesidad de cumplir el mandato del referéndum, pero también sería la que más probablemente buscaría un acuerdo como el de la líder saliente, con lo que puede arrastrar a muchos de los moderados que quedan en el partido.
Su mayor apuesta es recuperar la tendencia de "Conservadurismo de una nación": la preservación de las instituciones y principios existentes junto a un liberalismo económico. Básicamente, Rudd aboga por el conservadurismo político en el sentido más puro de la palabra, el reverso total del populismo de Johnson o el Partido del Brexit de Nigel Farage. Una victoria suya mantendría intactas las tradiciones filosóficas del partido pero se arriesgaría a perder millones de votantes a manos de Farage. Una ronda final Johnson-Rudd sería el mejor ejemplo del 'ying y el yang' que se pueda imaginar.
Andrea Leadsom

La exjefa del grupo parlamentario, cuya dimisión fue el último clavo en el ataúd de la primera ministra, fue la otra finalista, junto a May, en las anteriores primarias. Leadsom destacó por una actitud radical frente al Brexit, y probablemente abogaría por una salida más dura, pero es bastante más tradicional que Johnson en el resto de sus posiciones políticas. Su mayor punto débil es su tendencia a meterse en peleas con otras figuras políticas: se retiró de las primarias tras lanzar críticas a May por no tener hijos y sus enfrentamientos con el presidente del Parlamento, John Bercow, son famosos.
Sajid Javid

El ministro del Interior, hijo de inmigrantes pakistaníes, sería el más indicado para frenar la ola nativista e islamófoba que invade el ala más extremista de la derecha británica -el partido UKIP- y que ha salpicado en algunos casos a los 'tories'. Su posición en el Brexit es complicada: ha apoyado el acuerdo de salida de May, mientras afirmaba que se podía renegociar, y sugería que una salida sin acuerdo "no sería mala para la seguridad" del país. Es probable que intentara volver a Bruselas a hablar con la amenaza de una ruptura dura si no ceden. Más difícil es imaginar qué diría después del esperado rechazo de la UE.