Internacional

Con el Brexit aplazado, Reino Unido comienza un mes de elecciones que puede sacudir el orden político

  • Tanto la izquierda como la derecha se dividen en tres partidos
  • El 'Partido del Brexit' puede arrebatarle el liderazgo a los 'Tories'
Marionetas de Theresa May y Jeremy Corbyn. Foto: Reuters.

Bajo los efectos del Brexit que no fue, aplazado hasta octubre, Reino Unido se encamina hacia un mes de urnas totalmente imprevisibles. Este jueves se celebran las elecciones municipales en gran parte de Inglaterra, y en unas semanas, las europeas, ya casi inevitables, pueden terminar por redibujar por completo el mapa político del país. Al acecho, el populista y conservador Partido del Brexit, la escisión laborista Cambiemos Reino Unido, el Partido Verde y los centristas Liberal-Demócratas.

En realidad, lo extraño era el férreo bipartidismo surgido de las elecciones de 2017, en las que los dos grandes, los 'Tories' y los laboristas, sumaron 82% de los votos. Entre 2005 y 2010, ambos partidos apenas aglutinaban a entre el 65% y el 67% de los sufragios. El fuerte crecimiento de ambos en las 'elecciones del Brexit', pese a la impopularidad de Theresa May y Jeremy Corbyn, dejó sin oxígeno al resto de formaciones. Pero la crisis actual parece haber roto el embrujo bipartidista.

Los primeros en sufrir el cambio de tendencia fueron los laboristas, que llevaban años incubando la ruptura. En concreto, desde 2016, cuando una aplastante mayoría de diputados del partido -176 a 40- votaron en contra de mantener a Corbyn como líder tras la derrota en el referéndum del Brexit, en el que Corbyn, euroescéptico, apenas participó. Los militantes de base rescataron al veterano izquierdista en las primarias posteriores, pero la semilla del descontento ya estaba plantada. Y este año desembocó en la creación de "Cambiemos Reino Unido", un grupo pro-europeo de tendencia centrista, que quieren aprovechar estas elecciones para establecerse como fuerza nacional y retar a los laboristas por el liderazgo del centro-izquierda.

Junto a ellos se encuentran dos partidos con más solera que quieren también robar votos a los de Corbyn gracias a su postura abiertamente europeísta. Los liberal-demócratas, que una vez fueron la alternativa a los 'Tories' hasta ser desplazados por el Partido Laborista en 1922, se mantuvieron como la tercera fuerza del país durante casi un siglo, hasta que su Gobierno de coalición 'contra natura' con el conservador David Cameron (2010-2015) hundió su posición electoral. En su segundo intento de renacimiento, su objetivo ahora es recuperar a votantes jóvenes y 'tories' europeístas desencantados.

A su izquierda está el Partido Verde, que actualmente tiene un solo escaño en el Parlamento y que se ve arrasado, año tras año, por el voto útil a los laboristas. Pero en las elecciones europeas, que en vez de dar escaños solo a la lista más votada en cada circunscripción usan la Ley D'Hont, esperan conseguir más representación y apuntarse al crecimiento que los partidos verdes están viviendo en países como Alemania u Holanda.

Farage contra May

Sin embargo, los mayores damnificados de la división son los 'Tories'. El Partido Conservador ha visto desplomarse sus apoyos en las últimas semanas con la paralización del Brexit, que se ha convertido poco menos que en su bandera política. Y difícilmente iba a levantarla May, que apostó por seguir en la UE en 2016 y ha negociado un acuerdo de salida rechazado ampliamente por el ala 'brexitera' de su partido.

Así, mientras las bases del partido buscan formas de deshacerse de ella -que, en principio, está blindada como líder hasta diciembre-, sus votantes parecen dispuestos a mostrar su enfado con un voto de castigo masivo en las europeas.

Y precisamente para hacerse con todas esas papeletas ha reaparecido Nigel Farage, exlíder del eurófobo UKIP y uno de los principales impulsores del referéndum. Con su 'Partido del Brexit', no ha tardado en auparse a las primeras posiciones en las encuestas, mano a mano contra los laboristas. Su objetivo es conseguir una victoria simbólica que, junto a la división del voto pro-europeo, recupere el impulso 'brexiter' perdido en las últimas semanas.

Pero Farage, que ya se ha presentado -y perdido- siete veces al Parlamento, va más allá. Con miles de militantes 'tories' pensando en cambiar de bando, puede volver a intentar lo que ya amenazó en 2015: conseguir entrar en el Parlamento con un partido populista de derechas dispuesto a "cambiar Westminster" tras la "traición de los diputados al pueblo". Su fuente de votos, un Partido Conservador que podría acabar forzado a elegir como líder a alguien como Farage para cortar la hemorragia, igual que Cameron prometió convocar el referéndum del Brexit para frenar su asalto hace cuatro años.

A su lado, sigue el UKIP. El partido que lideró Farage ha decidido lanzarse hacia la ultraderecha, aliándose con el agitador Stephen Yaxley-Lennon, alias 'Tommy Robinson', exdirigente de dos partidos abiertamente racistas -la Liga de Defensa Inglesa y el Partido de la Libertad Británica-. La mayor parte de sus antiguos votantes y eurodiputados se han ido con Farage, pero los que quedan pueden mantenerle en pie y restarle apoyos al resto de partidos conservadores.

Ahora mismo, con el sistema político en una sacudida permanente, nadie es capaz de predecir qué pasará. Pero con un sistema electoral que castiga al máximo la división del voto, el partido de los dos grandes que aguante mejor la implosión que vive el país tendrá muchas posibilidades de arrasar en las próximas elecciones. O a lo mejor habrá cambio de liderazgo en alguno de los bloques, una sacudida de las que solo se dan una vez cada cien años en Reino Unido. Y May sabe cuál es su única vía de escape: aprobar un acuerdo del Brexit cuanto antes. ¿Podrá?

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