
La historia no se repite, pero a veces rima. En una repetición de 2010 en sentido inverso, los demócratas arrebataron la Cámara de Representantes a los republicanos, con lo que ganan el poder de hacerle la vida imposible a Donald Trump. Con esta derrota, desaparecen las posibilidades de aprobar más leyes y aumentarán las investigaciones sobre la posible corrupción del Gobierno.
La líder demócrata y probable nueva presidenta del Congreso, Nancy Pelosi, celebró la victoria de su partido y agradeció a los "millones de personas que han salido a votar en números históricos" para mandar un mensaje a Trump. "Gracias a vosotors, mañana será un nuevo día en EEUU. Acordaos de cómo sienta esto, de cómo es vencer", dijo.
Sus objetivos serán "restablecer los equilibrios en la política estadounidense", "proteger la Constitución", "defender a las personas con enfermedades crónicas", "aumentar los salarios de los trabajadores", "negociar bajadas en los precios de las medicinas" e "invertir grandes cantidades de dinero en reconstruir colegios, carreteras y toda nuestra infraestructura". Robando un eslogan de Trump, también prometió "drenar el pantano" en que se ha convertido Washington.
En la práctica, esto supondrá la apertura de numerosas comisiones de investigación y el bloqueo de cualquier intento de derogar la reforma sanitaria de Obama. Trump difícilmente podrá aprobar nuevas leyes, lo que pronostica una guerra fría entre ambos partidos en los próximos años.
Avalancha universitaria
La victoria demócrata, que cumplió con lo previsto por las encuestas, vino gracias a una serie de éxitos en una larga lista de circunscripciones en ciudades dormitorio y zonas de urbanizaciones en el extrarradio de las ciudades de medio país. Los demócratas ganaron en prácticamente todos los distritos en los que Hillary Clinton ganó en 2016 y que aún tenían un diputado republicano. Detrás de ellos, amplias mayorías de mujeres con título universitario y minorías étnicas enfadadas con Trump, que echaron sin miramientos a sus representantes y los reemplazaron con demócratas.
Algunos de los resultados fueron más extraños, como victorias inesperadas en zonas conservadoras de Oklahoma y Nueva York, pero la mayoría de los resultados siguieron al pie de la letra las expectativas de los expertos y las encuestas y apuntan a una reorganización del país en base a líneas sociales, de género y raciales, en una muestra más de la división a la que los últimos años han abocado el país.