Internacional

La prisa por votar bate récords en EEUU y a Trump se le agota el tiempo para remontar

  • Ya hay 19 estados que tienen las urnas abiertas
  • Trump recorta en Florida, pero el resto de estados clave siguen apoyando a Biden
Un votante en Minnesota, en el primer día de votaciones. Foto: Reuters.

Una de las principales preocupaciones de cualquier candidato que lidere en unas encuestas es que las elecciones sean cuanto antes. Y el candidato demócrata a la presidencia de EEUU, Joe Biden, puede celebrar las imágenes que salpican este viernes: largas colas para ser los primeros en votar en diversos feudos demócratas en Virginia, uno de los 18 estados que empiezan a recoger votos esta semana. Una señal de que al presidente, Donald Trump, se le está acabando el tiempo para liderar una remontada.

Hace dos semanas, Carolina del Norte empezó a enviar sus votos por correo, unos 800.000 hasta el momento. En este tiempo ya han recibido más de 100.000 papeletas: 56.000 de demócratas, 16.000 de republicanos y 30.000 de personas sin afiliación política declarada. Hace cuatro años, a estas alturas, menos de 70.000 personas habían enviado sus solicitudes, lo que indica el grado de entusiasmo por votar y los efectos de la pandemia, que han hecho a millones de personas optar por el voto por correo. No solo eso, sino que el hecho de que un 20% de los votantes hasta la fecha no se acercaran a las urnas en 2016 indica hasta qué punto puede dispararse la participación este año.

La lista de estados que ya empiezan a enviar y recibir votos se amplía con creces esta semana: Kentucky, Pensilvania, Georgia, Wisconsin, Arkansas, Idaho, Virginia Occidental, Alabama, Indiana, Luisiana, Oklahoma, Rhode Island, Tennessee, Vermont, Virginia, Minnesota, Dakota del Sur y Wyoming. Estos últimos cuatro, además, han abierto las urnas físicas, para que la gente ya pueda depositar su voto en persona en vez de confiarlo al correo. La primera semana de octubre, como muy tarde, todos los estados importantes estarán ya recibiendo votos.

La ampliación de los plazos para votar y la prisa de los votantes es tal que todo indica que el porcentaje de personas que se esperará al día electoral propiamente dicho, el 3 de noviembre, será minoritaria por primera vez en la historia. Hasta el momento, en los 22 estados que ofrecen datos, las solicitudes de voto por correo alcanzan los 60 millones, casi la mitad de la participación total del país en 2016. Y en algunos, como Michigan, ya hay más solicitudes que votos recibió el ganador del estado en 2016, Trump.

Precisamente uno de los caballos de batalla es la gestión del voto por correo. En un puñado de estados clave, como Michigan, Pensilvania o Wisconsin, los votos por correo no se pueden procesar cuando llegan, sino en la propia jornada electoral o un par de días antes, por lo que el recuento se puede alargar más de la cuenta. "Calculamos que estaremos toda la noche contando y podremos tener los resultados de madrugada", explicaba una de las oficiales electorales de Wisconsin a la prensa local. Además, el Tribunal Supremo de Pensilvania permitió aceptar votos que lleguen con hasta tres días de retraso tras la jornada electoral si están matasellados de antes, y el de Michigan lo ha alargado a 14 días, por lo que, si ambos estados siguen tan empatados como en 2016 -Trump ganó por menos de un 1%-, el desenlace podría ir para largo.

Precisamente por eso, muchos votantes están optando por entregar en persona sus votos por correo, para evitar las complicaciones a la hora de procesarlos. Aun así, el presidente ya ha advertido de que él quiere tener los resultados esa noche, y que considerará "fraudulento" cualquier vuelco que ocurra después, algo posible si la gran mayoría de votos por correo son de votantes demócratas. Y ya ha amenazado con sacar al ejército a las calles para acallar cualquier protesta que haya por el resultado electoral.

Florida se ajusta... pero poco más

Por el momento, las encuestas muestran buenas noticias para el presidente en Florida, uno de los estados clave, en el que ganó por un punto en 2016. En las últimas semanas, las encuestas se han ajustado y ha pasado de perder por unos 5 puntos a perder por unos 3 de media, gracias a una gran mejora de su apoyo entre votantes latinos, especialmente hombres jóvenes de ascendencia cubana o sudamericana.

Sin embargo, los números en el resto del país siguen siendo extraordinarios para Biden. En Maine, uno de los estados más blancos y envejecidos del país, donde Hillary Clinton apenas resistió por 3 puntos en 2016, Biden está disparado en los últimos sondeos, gracias a mayorías sorprendentes entre los votantes blancos mayores de 65 años. Un apoyo que le ha servido para distanciarse en dos de los tres estados clave que le dieron la victoria a Trump en 2016, Wisconsin y Michigan, donde los votantes mayores que han decidido cambiarse de bando compensan de creces el apoyo a Trump entre los hombres de edad media. Y en Arizona, uno de los estados más fieles al Partido Republicano desde have medio siglo, los hispanos de ascendencia mexicana están llevando a Biden a registrar en los sondeos una ventaja inimaginable hace apenas dos años.

El problema para Trump es que las encuestadoras de más calidad están mostrando amplias ventajas para Biden en el número de estados suficiente para sumar la mayoría absoluta, y que no hay señales de que la situación esté ajustándose. Al fin y al cabo, las encuestas llevan bastante planas y moviéndose en un margen de error mínimo desde las legislativas de 2018, en las que los demócratas ganaron a nivel nacional por 7 puntos y en esos mismos estados suficientes para sumar la mayoría absoluta. Y el problema de Trump es que las colas de gente ansiosa por votar cuanto antes significan que no le quedan 45 días para girar el rumbo del barco: los votos que estén ya emitidos ya no se pueden cambiar.

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