
La partida de ajedrez en la que se ha transformado el Brexit ha sumado dos serios contendientes en las filas de los liberal-demócratas y de los nacionalistas escoceses del SNP, cuyo movimiento a favor de unas elecciones antes de final de año ha funcionado como el estímulo definitivo para que la Unión Europea aceptase una prórroga hasta el 31 de enero y, crucialmente, como la palanca definitiva que estaría a punto de romper la parálisis en Reino Unido.
"Que la intervención de dos fuerzas minoritarias evidencie tal alcance resulta peculiar, sobre todo, cuando la semana pasada el primer ministro británico y el líder de la oposición, el dúo destinado a disputarse las llaves del Número 10, se habían reunido, infructuosamente, para intentar superar el bloqueo. No obstante, en el juego táctico al que ha descendido la saga del divorcio, la anticipación importa tanto como la representación parlamentaria y los tiempos tienen más peso que la propia ley.
Es por ello que los liberal-demócratas, socios minoritarios en la coalición que gobernó junto a los tories hasta 2015, están a punto de ayudar a una administración conservadora a desbaratar la reforma electoral que, irónicamente, ambos partidos habían aprobado en 2011.
El objetivo, técnicamente, es invalidar la obligación de recabar dos tercios del Parlamento para poder convocar unos comicios anticipados, pero, en la práctica, su propósito es maximizar sus posibilidades en las urnas, un interés que comparte el SNP, tercera formación en Westminster y ansiosa por atesorar munición para su verdadera aspiración: una nueva tentativa por la independencia de Escocia.
Con todo, la mediación de liberal-demócratas y nacionalistas escoceses para lo que semeja un rescate a un Ejecutivo en apuros les ha valido ya un severo criticismo por parte de otras fuerzas. El Laborismo, para empezar, los ha acusado de abandonar a quienes anhelan un segundo referéndum, si bien su reprobación colisiona directamente con la innegable realidad de que, con la aritmética parlamentaria actual, los números simplemente no están a favor de un nuevo plebiscito.
De ahí que ambos partidos se hayan lanzado a una maniobra que, en el caso de los liberal-demócratas, entraña el peligro de que sea percibida como un salvavidas a sus exsocios de gobierno, una experiencia que pagaron caro en las urnas, tanto en 2015 como hace dos años. Su cálculo de riesgos, sin embargo, los ha convencido de que les conviene que los comicios sean antes de la materialización de la ruptura, puesto que, como formación anti-Brexit (han prometido, de hecho, revocar el Artículo 50), sus opciones pasan por capitalizar el apoyo del electorado eurófilo antes de que sea demasiado tarde.
La desesperación de un ejecutivo maniatado se encargaría del resto y Downing Street estaría dispuesto a aceptar las condiciones de los liberal-demócratas. Como consecuencia, Boris Johnson renunciaría a intentar tramitar la ley de salida antes de las generales y, con la previsión de celebrarlas en diciembre, garantizaría que Reino Unido no queda expuesto a un divorcio sin acuerdo antes de la convocatoria, ya que la UE ha garantizado la extensión hasta el 31 de enero.
El Brexit que desee
Ninguna de las concesiones resulta especialmente difícil para el primer ministro, que de lograr la mayoría absoluta que ambiciona quedaría libre para aprobar la propuesta de Brexit que desee, ya emancipado de la amenaza de incómodas enmiendas por parte de un Parlamento en el que domina la preferencia por una salida más blanda que la contenida en la propuesta pactada hace diez días con Bruselas.
El riesgo para el premier es que, al tratarse de una ley, estaría sujeta a cambios de alto voltaje para sus expectativas electorales, como la de introducir el voto a menores de 16 y 17 años o, incluso, abrirlo a los ciudadanos comunitarios afincados al norte del Canal de la Mancha. No obstante, dada la constricción temporal (unos comicios el 9 de diciembre implicarían disolver el las cámaras esta misma semana), es difícil que la oposición puje en esta ocasión por cambios que requerirían meses de preparación.