La ruta gastronómica definitiva en Italia que todo amante de la comida debe hacer al menos una vez

Italia es el país que más patrimonio cultural tiene de toda Europa y no es de extrañar que miles de turistas de todas partes lo incluyan en su itinerario para las vacaciones de verano. Más allá de toda la oferta de museos y lugares declarados Patrimonio de la Humanidad, destaca sobre todo su increíble gastronomía. Con la pasta o la pizza como platos estrella hay una gran variedad de productos únicos de sus regiones para deleitar al paladar.

Si eres de aquellas personas que va a poner los pies en este rincón tan especial del mundo aquí está la ruta definitiva para disfrutar de esta gastronomía sin caer en los tópicos absolutos de Roma o Florencia, aunque si vas a estas grandes ciudades no te supondrá mucho esfuerzo dedicar un día para disfrutar de esta otra región.

Emilia-Romaña

Uno de los platos fuertes es sin duda el corazón de este Valle Gastronómico. Se trata de un lugar en los que se preparan platos tradicionales con recetas transmitidas de generación en generación, sin ninguna duda la meca de los amantes de la buena mesa.

Concretamente está en Parma uno de los espacios más espectaculares para todo turista que quiera disfrutar de la ciudad del teatro, la música y, evidentemente, una más que excelente gastronomía. Los museos son uno de los puntos de mayor interés de Italia, pero en esta ciudad cobran un nuevo significado. Los seis Museos de la Alimentación merecen como mínimo un día entero para probar tantos platos como se pueda, ya que Parma ostenta el título de Ciudad Creativa de la Gastronomía de la UNESCO.

• Museo del Prosciutto. Se trata de un espacio dedicado al jamón ubicado en las instalaciones del antiguo Foro Boario (Langhirano). Una visita en la que podrás degustar otros muchos embutidos como el culatello di Zibello y la spalla de San Secondo. Además, en esta localidad se celebra un festival dedicado a este manjar producido entre el río Po y los Apeninos que no te puedes perder.
• Museo del Vino. No se podía hablar de Italia sin hacer mención al vino. En la misma población de Langhirano se encuentra este templo dedicado a uno de los productos italianos más reconocidos mundialmente, después claro de la pasta. Se trata de una zona dedicada desde hace siglos a la producción de vino. Las bodegas de la Rocca di Sala Baganza ofrecen un espacio en el que degustar algunos de los mejores Denominación de Origen a la vez que descubres el proceso de elaboración con el que trabajan desde hace tantos años.
• Museos del Tomate. Considerado como el oro rojo de las tierras de Parma, este producto se exporta a todas partes del mundo. Disfruta de un agradable paseo conociendo la forma que emplean para conservar un producto fresco y muy perecedero.
• Museo de la Pasta. Todo un clásico de Italia. Se encuentra muy cerca del Museo del Tomate, en el patio agrícola medieval de Giarola (Collecchio). En el no solo podrás catar los distintos tipos de pasta seca elaborada con sémola de trigo duro, sino que descubrirás su historia, la tecnología que emplean y la cultura de este producto tan famoso.
• Museo del Parmigiano Reggiano. Es en Soragna donde se encuentra esta prestigiosa quesería en la que podrás degustar este queso a la vez que conoces todos sus secretos. Durante los últimos años la tecnología ha agilizado la elaboración de este producto, pero el proceso sigue siendo el mismo: los maestros queseros son los encargados de hacer el queso con sus propias manos y luego reposará durante 24 meses antes de que llegue a la mesa.

• Museo del Culatello. El culatello se obtiene de la parte muscular trasera del muslo de cerdos nacidos, criados y sacrificados exclusivamente en Emilia Romagna y Lombardía. Una de las piezas estrellas de esta gastronomía que ha sido elogiado durante siglos por historiadores y escritores. No hay duda de que si te pasas por Parma Baja tienes que hacer un hueco para disfrutar de este museo.