
Poco más de 24 horas ha tardado Pablo Casado en atender el recado de José Antonio De Santiago, el número dos de Juan Vicente Herrera, y ponerse a las órdenes de Núñez Feijóo, renunciando a Aznar y a la doctrina de FAES, quienes por cierto han sido los primeros en ponerse de perfil el día siguiente a la debacle de las generales y en traicionar al candidato al que reprocharon la estrategia y la composición de unas listas que ellos mismos habían impuesto en gran medida.
Pero ni el regreso al centro anunciado hace una semana, ni el inmediato viaje de Casado a Galicia para recibir los mandamientos del presidente Gallego, ni el gesto simbólico y también interesado de Pedro Sánchez distinguiendo al candidato popular como el jefe de la oposición al citarle sólo y el primero en La Moncloa han servido para convencer a propios y a extraños ni para consolidar su liderazgo. La vuelta al centrismo "llega demasiado tarde y se ha quedado demasiado corta", afirman destacados dirigentes populares quienes tienen muy claro que en las elecciones locales y autonómicas del día 26 no está en juego sólo la permanencia de Casado, sino "la supervivencia del PP".
Estos mismos dirigentes, y algunos también de los que forman parte de la actual directiva son conscientes de que con sólo 66 diputados en el Congreso y perdida la mayoría en el Senado el PP va a tener un papel poco relevante en la legislatura que se inicia y su influencia política está exclusivamente condicionada a mantener, y si se puede ampliar, el poder territorial. "Si tenemos un resultado aceptable en los ayuntamientos y comunidades tenemos oportunidad de recomponer el partido en cuatro años, con o sin Casado", pero una nueva pérdida de poder y electorado "nos pondría en la tesitura de apagar la luz y cerrar ordenadamente el chiringuito o nombrar una gestora que intente resucitar el moribundo".
En cualquiera de los casos lo que casi todos dan por hecho es que en el equipo directo de Casado van a caer muchas y cabezas y las de Teodoro García-Egea y Javier Fernández-Lasquetty son las que llevan la mayoría de las papeletas para rodar tras los comicios. "Se han comportado, Casado incluido, como cachorros de las Nuevas Generaciones en lugar de cómo políticos maduros y aspirantes al Gobierno" aseguran los críticos y desde círculos muy próximos a los barones regionales y todos miran a Galicia y a Feijóo como el nuevo maestro espiritual y referente.