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La Contrarreforma Laboral

Foto: Europa Press

A Pedro Sánchez, dados los resultados en creación de empleo después de la Reforma Laboral de 2012, no le conviene modificarla. Si lo hace y se ralentiza el aumento de afiliaciones a la Seguridad Social se podrá achacar a su Contrarreforma. Si sigue la mejoría del mercado laboral, se atribuirá a la inercia de la política económica del anterior Gobierno del PP. Por el contrario, si no hace nada y hay un deterioro de la creación de empleo, podrá decir que se debe a las políticas conservadoras de la derecha.

De manera que, electoralmente, no gana nada con la Contrarreforma Laboral anunciada ¿Por qué la hace? ¿Por presión de los sindicatos y Podemos? ¿Por ideología? ¿Por desconocimiento? La Contrarreforma tiene luces y sombras.

Reducir el número de tipos de contratos de trabajo es clarificador. La maraña actual, confusa y repetitiva, no añade nada a la creación de trabajo. Lo mismo que la pléyade de subvenciones. Solo algunas son eficaces. Pero olvida la mochila austriaca (derecho indemnizatorio que se lleva el empleado aunque salga voluntariamente del trabajo), lo que mejoraría tanto la movilidad laboral como el problema de las pensiones.

La propuesta de volver a la prioridad del Convenio Sectorial sobre el de empresa dificultará a las compañías para competir con condiciones laborales adaptadas a sus específicas necesidades estratégicas. Los sindicatos (¿y quizás la CEOE?) quieren recuperar protagonismo para que sus estructuras sindicales refuercen su poder por encima de los comités de empresa.

Pero no hay que engañar al personal. Volver a la prioridad del Convenio Sectorial no es una medida en favor de los trabajadores, sino que es una medida que sirve para devolver protagonismo a los dirigentes encuadrados en la burocracia sindical (¿y patronal?).

La obligatoriedad de jubilación por edad, en lugar de crear puestos para los jóvenes, que dice pretender la medida, dificultará el crecimiento económico y, por tanto, la creación de trabajo a esos jóvenes. Además, el derecho al trabajo es constitucional por lo que la medida puede ser impugnada. Por otra parte es ficticia, porque la edad media de jubilación de los españoles es inferior a la edad reglamentaria; es únicamente un brindis al sol.

Por el contrario perjudica a los pocos que por razones de productividad pueden seguir trabajando. En todo caso, no puede ir retroactivamente contra los acogidos a la "jubilación activa", que tienen un derecho adquirido y, siendo autónomos, crean riqueza, aumentan el consumo y dan puestos de trabajo (actualmente tampoco son tantos ¿40.000?).

En consecuencia, la Contrarreforma Laboral, que tiene alguna luz, está llena de sombras. Lo peor es que éstas son debidas a la debilidad parlamentaria del partido en el Gobierno, la demagogia o la ignorancia. Y no se sabe cuál de estas tres causas es peor.

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