Las criptomonedas vivieron en 2024 uno de los mejores años de su historia, si no el mejor. La victoria del candidato republicano Donald Trump en las elecciones de Estados Unidos, defensor de la criptoindustria durante la campaña electoral, las impulsó hasta conquistar máximos históricos y despertó el apetito de los inversores ante las promesas de una regulación más laxa. La racha alcista, con algunas correcciones de por medio, se ha mantenido en las primeras semanas de 2025, marcadas por la asunción de Trump como presidente. Sin embargo, mientras que la mayoría de las criptodivisas sigue buscando nuevos niveles máximos, la segunda moneda digital con mayor capitalización de mercado, ethereum, no logra seguirles el ritmo.
En el momento de escribir estas líneas su precio se mueve en unos 3.140 dólares (unos 3.010 euros), lejos de sus máximos históricos, los 4.733,36 dólares (4.536 euros, según el tipo de cambio actual) registrados en 2021. A pesar de su posición y de haber nacido pensada para ser competencia del bitcoin (primera por capitalización de mercado a mucha distancia de ethereum), nunca ha conseguido destronarla, ni siquiera acercarse, y su comportamiento tampoco indica que vaya camino de conseguirlo. En lo que va de año, apenas unas semanas, el bitcoin se ha revalorizado ya casi un 9%, hasta los 98.300 euros en estos momentos, en tanto que ethereum se mueve en la dirección contraria y pierde más de un 6% en el mismo periodo. Tampoco sale mucho mejor parada si se compara con otra de las grandes criptomonedas, solana, que ocupa la quinta posición en el mercado por capitalización.
Aunque su precio, en 232 dólares (unos 222 euros), está bastante alejado de esos más de 3.100 dólares de ethereum, su cotización en las primeras semanas de 2025 se ha disparado casi un 20%, desde los 192 dólares (unos 184 euros) en los que arrancó el año. Los expertos creen que las razones detrás de estos comportamientos tan dispares se deben a que ethereum solo ofrece seguridad, mientras que solana resulta más escalable y rápida.
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La llegada de Trump a la Casa Blanca, el pasado 20 de enero, disparó de nuevo la cotización de las criptomonedas. Además, el nuevo presidente de Estados Unidos sorprendió con el lanzamiento de su propia 'memecoin', $TRUMP, y la de su mujer, Melania Trump, $MELANIA. En el pasado, ethereum sirvió para alojar muchas de estas 'memecoins', pero esta vez las monedas meme presidenciales se han creado sobre solana. Eso no sólo catapultó la cotización de esta última hasta máximos históricos, sino que evidenció el relegamiento de ethereum por parte de los desarrolladores.
En sus orígenes, ethereum sirvió de infraestructura y alojamiento para el nacimiento de muchas 'memecoins' gracias a que entonces resultaba más escalable y tampoco existían muchas más alternativas en el mercado. Sin embargo, con el tiempo, ese escalado se ha dispersado en decenas de protocolos, lo que no sólo ha dificultado su apreciación, sino que ha derivado la atención hacia solana, que presenta una actividad más concentrada, con una sola capa de blockchain.
Mientras que solana resulta rápida y escalable, ethereum solo ofrece seguridad. Eso también juega en su contra, ya que los inversores, con el apetito disparado ante la laxitud reguladora que promete Trump, prefieren redes rápidas y baratas, como solana. Si se compara su comportamiento con el del bitcoin, ethreum tampoco sale bien parada y aunque fue concebida para ser su competencia, la realidad es que ni se le ha acercado.
En las últimas semanas, el cofundador de ethereum, Vitalik Buterin, anunció a través de su cuenta de la red social X cambios en la estructura de la Fundación Ethereum, sobre todo en lo referente al liderazgo, con la incorporación de nuevos talentos, y a los objetivos, con un mayor uso de la tecnología descentralizada, el código abierto o la privacidad.
Aunque la mayor parte de los analistas recomiendan vender, todavía confían en esa seguridad que ofrece su red y creen que puede volver a recuperar el interés de los inversores si se realizan algunos de esos cambios anunciados por Buterin. Además, las caídas de enero no preocupan en exceso a los expertos que siguen a ethereum de forma habitual desde hace años. Su cotización tiende históricamente a las caídas en dicho mes, para después recuperarse con fuerza en febrero y marzo. Otro de los indicadores que infunde cierto optimismo sobre ethereum es que las ballenas, como se conoce en la industria a los tenedores de grandes cantidades, han añadido recientemente unos 1.000 millones de dólares (unos 958 millones de euros) de este activo a sus carteras.
Los expertos creen que para que el ethereum inicie una tendencia alcista debería superar la zona entre los 3.360 (algo más de 3.220 euros) y 3.450 dólares (unos 3.307 euros). Su soporte se sitúa entre los 3.066 y 3.160 dólares (2.900 y 3.029 euros), unos niveles de los que se encuentra más cerca en estos momentos, en los que cotiza en los 3.140 dólares (unos 3.010 euros). Al margen del comportamiento de ethereum, el mercado espera un buen desempeño para las criptomonedas este año, animadas por la relajación normativa prometida por Trump, que en su primera semana en el cargo ya firmó una orden ejecutiva para cumplir su palabra, también en lo referente a la creación de una reserva nacional de bitcoin en Estados Unidos, con la conformación de un grupo de estudio que analice su viabilidad.
La información contenida en este artículo es de carácter informativo y no constituye una recomendación de inversión ni asesoramiento financiero. Toda inversión conlleva riesgos, incluida la pérdida total del capital. Antes de tomar decisiones financieras, se recomienda consultar con un asesor autorizado.