
La fresa es una de las frutas más consumidas a nivel mundial. Se trata de un alimento que gusta a grandes y pequeños y cuya versatilidad lo convierte en el ingrediente perfecto para un sinfín de recetas. Aunque la época de fresas es principalmente durante la primavera, desde marzo hasta mayo, también se puede disfrutar de esta maravilla gastronómica en verano.
No obstante, y tal y como explican desde Frutería Silvestre, las fresas, al ser un fruto delicado y de superficie porosa, es esencial lavarlas correctamente antes de consumirlas ya que crecen cerca del suelo y están expuestas a distintos factores que pueden afectar su seguridad alimentaria.
Muchas personas lavan las fresas con abundante agua del grifo y piensan que es suficiente para eliminar por completo la suciedad y elementos nocivos, pero nada más lejos de la realidad. Como explican los expertos, las fresas pueden contener presencia de tierra y residuos agrícolas, restos de pesticidas, microorganismos y bacterias, pequeños insectos o larvas y otros factores que pueden afectar negativamente a la salud.
Cómo lavar adecuadamente las fresas
El vinagre tampoco es una opción efectiva ya que no consigue deshacerse por completo de estos pequeños residuos. La mejor forma de limpiar las fresas es el bicarbonato de sodio. A diferencia del agua, este producto permite descomponer y eliminar los residuos de pesticidas sin dejar un sabor extraño en la fruta.
Además, el bicarbonato permite conservar mejor el sabor y la textura natural de la fruta. Poner en práctica este truco de limpieza es muy sencillo y no te llevará más de unos minutos. Gracias a este elemento, te desharás para siempre de los residuos, pesticidas, microorganismos, bacterias y todos los elementos perjudiciales para el ser humano.
Basta con disolver una cucharadita de bicarbonato de sodio en un cuenco con un par de tazas de agua. Una vez listo, sumergimos las fresas en el interior y dejamos actuar durante cinco minutos aproximadamente. Para mejorar la limpieza, se puede remover suavemente para lograr que se desprenda la suciedad por completo. Cuando pase el tiempo, enjuagamos bien con agua fría, secamos, y listas para disfrutar.
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