Tu clásico sándwich de mortadela está bueno, pero esta sencilla técnica lo hace aún mejor

Hay algo simple y delicioso que convierte a un sándwich de mortadela en un clásico, sobre todo en las meriendas o en el almuerzo. Por lo general, suele ser el fiambre acompañado de dos rebanadas de pan, pero es cierto que las posibilidades son infinitas. Está la mortadela con aceitunas, que no necesita nada más, la mortadela italiana que abre un mundo de recetas acompañada de una buena burrata... Y aunque aquí en España nunca ha sido considerada como un embutido de alta categoría, hay una sencilla manera de llevarlo al siguiente nivel.

La técnica que nunca falla

Para conseguir que la mortadela tenga un toque único y quede mucho más sabroso en el sándwich, tan solo habría que glasearla. Este proceso no es nada innovador, ya que lleva realizándose desde finales de la Edad Media, pero sí todavía se sigue haciendo solo puede significar que es efectivo.

Los glaseados son una mezcla de salsas y condimentos que se aplican con un pincel sobre los alimentos. A partir de ahí, una vez glaseada la mortadela, se puede optar por añadir otros complementos, según al gusto.

Cómo glasear la mortadela

Para poder glasear la mortadela, la mejor opción es comprarla en barra, en lugar de en lonchas, ya que facilitará el proceso y quedará mucho mejor. Lo primero sería hacer cortes no muy gruesos y pintarlos con el glaseado. A partir de ahí, se puede hacer en el horno o en una sartén, según las preferencias.

En cuanto al glaseado en cuestión, las posibilidades son infinitas. Se puede optar por utilizar miel o azúcar para un sabor dulce o mostaza para darle un toque picante. Aunque para conseguir que quede con un toque ahumado, los expertos combinan mostaza y azúcar moreno a partes iguales.

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