
La gastronomía española destaca en todo el mundo por su gran variedad. Cada comunidad, cada provincia y hasta cada ciudad tiene sus particularidades que hacen de sus recetas únicas. Sin embargo, es la Costa Brava el lugar en el que más se puede disfrutar de los contrastes. Con un litoral que integra la montaña y el mar, los productos empleados para sus platos tradicionales los convierten en un referente.
Entre todos los rincones que se pueden explorar hay uno, bautizado como "Paraíso Azul", que destaca por tener una de las mejores gastronomías de la región. Se trata del pueblo de Tossa de Mar, ubicado en la provincia de Girona, una tierra de encanto mediterráneo que combina un impresionante legado histórico con paisajes espectaculares, playas cristalinas y una rica tradición gastronómica.
Los orígenes de Tossa de Mar se remontan a la época romana, como lo confirman los restos de la Villa Romana dels Ametllers, un antiguo yacimiento en el que ya se ve la importancia del lugar como enclave agrícola y comercial. Sin embargo, su imagen más emblemática proviene de la Edad Media, cuando se construyó el recinto amurallado conocido como Vila Vella, un símbolo de defensa frente a los ataques piratas.
Este núcleo medieval, declarado Monumento Histórico-Artístico Nacional, conserva sus murallas y torres, que rodean un laberinto de calles empedradas. Durante el siglo XX, Tossa comenzó a atraer a artistas y escritores que buscaban inspiración en su luz y paisajes, consolidándose como un referente cultural en la región.

Qué ver en Tossa de Mar
El principal atractivo es la Vila Vella, el casco antiguo medieval que se alza sobre un promontorio con vistas al mar. Además, desde sus miradores, como el de la Torre d'en Joanàs, se pueden disfrutar de vistas panorámicas de la Costa Brava. En su interior, se encuentran la iglesia gótica de Sant Vicenç.
La Villa Romana dels Ametllers es otro punto de interés, con mosaicos y estructuras que narran el pasado romano de la región.
Las playas son otro de los mayores tesoros de Tossa, desde la amplia y familiar Platja Gran hasta las calas más escondidas como Cala Pola o Cala Giverola, ideales para disfrutar de aguas cristalinas y tranquilidad.
Tossa no se limita a su casco urbano, ya que muy cerca del pueblo se pueden hacer rutas como el Camí de Ronda, que bordea la costa y revela paisajes únicos entre acantilados y calas.
Tradición gastronómica
La cocina es otro de los puntos fuertes de este rincón, ya que une lo mejor de los dos mundos: tierra y mar con platos que se basan en los productos frescos del mar y los sabores de la montaña. Uno de sus platos más emblemáticos es el Cim i Tomba, un guiso marinero a base de pescado, patatas y alioli. Este plato, originado entre los pescadores, se ha convertido en un símbolo culinario del pueblo.
Los restaurantes de Tossa ofrecen una amplia variedad de opciones, desde establecimientos familiares hasta lugares muy pintorescos, como restaurantes familiares que homenajean las tradiciones pesqueras de la localidad. Es el caso de La Cuina Can Simón, que sigue demostrando la calidad de su estrella Michelín (2001) con un desfile de productos tradicionales de Tossa de Mar.
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