
Una forma de consumir y vivir se abre paso, un porvenir mejor para todos, pero ¿qué precio estamos dispuestos a pagar por la transición energética? Pese a la voluntad y compromiso de muchas empresas y consumidores de reducir su huella ambiental, adoptar comportamientos más sostenibles o poner la ética por delante a la hora de tomar ciertas decisiones de compra, adquisición o servicio que de alguna manera afecte al medio ambiente, son todavía muchos los obstáculos que les impiden hacerlo de forma más sistemática.
El actual sistema económica está basado en un modelo de crecimiento en el que la producción de bienes y servicios funcionan bajo la norma de generar, consumir y tirar. Este modelo considerado "lineal" conlleva un uso intensivo de recursos naturales y genera una elevada presión sobre el medio y el planeta que, a fin de cuentas, es de donde se extraen las materias primas. En concreto, este modelo económico genera una presión sobre el medio ambiente que está detrás de las manifestaciones más graves de la crisis climática que estamos viviendo, incluido el cambio climático o la pérdida de biodiversidad.
Es una evidencia que el actual modelo lineal hace se generen importantes impactos debido a la elevada generación de residuos o la emisión de gases de efecto invernadero que lo que hacen es acelerar la cuenta atrás en materia de cambio climático y que cada vez tengamos menos tiempo para efectuar el cambio. Aún así, parece que todavía no estamos concienciados, ni empresas ni consumidores, para realizar el cambio en nuestros hábitos y por eso a través de este especial vamos a ahondar en las oportunidades que existen con el cambio de la economía hacia un modelo más sostenible y que nos ayude a corregir ese devastador futuro que nos espera si no tomamos acciones cuanto antes.
Nuevos consumidores
Visto que el cambio tiene que ser entre todos, igual el cambio en los hábitos de consumo hace que las empresas se puedan replantear el modelo de producción, logística o extracción de materias primas. Si queremos hacer una modificación de los hábitos y aportar nuestro grano de arena. Según un estudio realizado por la OCU, realizado a través de una muestra de 1.284 personas representativas de la sociedad española, han observado que hay una presencia creciente del tipo de consumidor comprometido que se caracteriza por ser "cívico y curioso" que da importancia "a lo colectivo frente a lo individual" y que busca colaboración como los demás, y trata de ser coherente con sus decisiones y se siente corresponsable con sus acciones.
Aún así, pese a la voluntad y el compromiso de muchos consumidores de reducir su huella ambiental, adoptar comportamientos más sostenibles o primar la ética a la hora de hacer sus compras, todavía existen muchas trabas u obstáculos que no les permiten llevar a cabo todas sus compras de una manera que respete al 100% el medio ambiente y no genere una huella.
Según el informe de la OCU, el 60% de los consumidores considera que una de las barreras que les impiden consumir mejor es la falta de información. Por otro lado está la falta de tiempo, el 54% considera que no existen alternativas accesibles en cuanto a cercanía, comodidad o disponibilidad. En este sentido manifiestan que les cuesta encontrar establecimientos en los que vendan productos a granel o donde hacer la compra cada día para la alimentación.
El precio es otro de los grandes condicionantes que llevan a los consumidores a no comprar de manera sostenible. Más de la mitad (58%) aseguran no encontrar productos de proximidad, artesanos o ecológicos asequibles. Aunque muchos reconocen que la calidad, la sostenibilidad o los salarios dignos hay que pagarlos, solo el 10% está dispuesto a pagar siempre más por un producto más ético y sostenible, un porcentaje que sube hasta el 36% si hablamos de pagar solo un pequeño precio.
Por tanto, estamos ante una situación de alto potencial de cuota de mercado si se reducen estas barreras. El mercado de productos ecológicos y éticos sostenibles todavía es pequeño. Las inquietudes del consumidor muchas veces se mueve a través del hábitos o estilos de vida, es cierto, pero muchas veces el factor económico o la transparencia y la información son claves para que la cuota de mercado de los productos sostenibles lleguen a todo el mundo. Para ello también es esencial una legislación que actúe "más como un impulso que como un freno", aseguran desde la OCU.
Por tanto, el consumidor está a favor de consumir productos sostenibles y cambiar sus hábitos para que la economía tienda a ser más circular que lineal, por tanto, con las medidas adecuadas hará que aumente la demanda y por tanto las empresas vean en la economía circular un elemento rentable y decidan transformar sus modelos de producción y extracción de materias primas y así contribuir también al modelo económico sostenible y cambiar la dirección de esta situación.
Oportunidades en la movilidad
La movilidad es otro de los elementos que deberíamos cambiar si queremos revertir esta situación. La amenaza climática hace cada vez más necesario un desarrollo de soluciones inmediatas en esta materia. La movilidad sostenible tiene un papel relevante en esta lucha contra el cambio climático y en favor de una economía y una sociedad más sostenibles.
La búsqueda de modelos de movilidad que traten de minimizar el impacto sobre el medio ambiente y que centra sus acciones y recursos en el bienestar y la calidad de vida de los ciudadanos. Por tanto, la tesitura es encontrar el equilibrio entre cubrir la demanda de transporte y desplazamiento de personas y mercancías y hacerlo a su vez de una manera sostenible y respetuosa con el medio ambiente priorizando los sistemas de transporte como la bicicleta o el vehículo eléctrico o las energías bajas en carbono.
Desde la Alianza para la Transición Energética Inclusiva, impulsada por Repsol y la Fundación Santa María la Real, han elaborado un informe en el que analizan las oportunidades de empleo que la movilidad sostenible en España puede dar a los colectivos más vulnerables.
En el informe se evidencia el aumento de empleo en los diferentes sectores relacionados con la movilidad sostenible. El sector de la automoción es el que mayor aporta a la economía española con un 9%, seguido del transporte, al que le corresponde el 8,7% y el sector de la logística y la distribución que representa el 5,2%. Por otro lado, el sector de las TIC y las energías renovables se reflejan como sectores con dimensiones económicas y laborales menos amplias.
En este trabajo han entrevistado a una gran cantidad de empresas que aseguran que no trabajan con personas pertenecientes a colectivos vulnerables aunque consideran la posibilidad de incluirlos. Específicamente, el 67% de las encuestadas aseguran que podrían incluir a colectivos con mayores dificultades de acceso al empleo y hay que remarcar que más del 30% han asegurado rotundamente que sí contrataran a personas pertenecientes a esos colectivos.
El 36% de las empresas de movilidad sostenible contrataría a personas de colectivos vulnerables
En lo que se refiere a los perfiles que se están buscando a la hora contratar dentro del sector de la movilidad sostenible, destacan aquellos empleos que tienen relación con la ecomovilidad, por ejemplo, los reparadores de patinetes y bicicletas eléctricas, que representa el 13% del total; mientras que en un segundo lugar están las ofertas relacionadas con proporción comercial de movilidad eléctrica, al que le corresponde el 11% del total.
Por tanto, dada la necesidad y la importante inversión que se necesita hoy en día en movilidad sostenible, tenemos aquí un importante foco económico que su implementación favorecerá el crecimiento económico. Y no sólo en empleo, si no en inversión local y en I+D.
Momento clave
A nivel empresarial estamos ante un momento clave para la inversión. La transición ecológica está en marcha y su desarrollo estará financiado con entre 1.500 y 2.000 millones de euros de aquí a 2030. Los compromisos adquiridos por los grandes del mundo -Estados Unidos, China y la Unión Europea- y la inversión que están haciendo en la materia es una apuesta clara por la transición ecológica.
Esto ha puesto en marcha toda una maquinaria económica llena de engranajes y cuyo objetivo es intentar sumar al carro a todos los agentes sociales, principalmente a los actores públicos y privados, hacia un compromiso que había que adquirir hace años. Este origen de la necesidad de encabezar una transición ecológica basada en un modelo económico de desarrollo sostenible en el que haya nuevas formas de consumir, viajar o producir. Y esta tendencia se está viendo también en los principales mercados y fondos de inversión, que también ven una oportunidad económica clara.
Los principales analistas apuntan a que va a haber un incremento en las inversiones, a nivel global, en tecnologías sostenibles y eso va a provocar el avance hacia economías más ecológicas. De hecho los activos en fondos europeos que se invierten en función de criterios sociales, ambientales y de gobernanza han crecido mucho en el 2020 y la tendencia es al alza y con la quinta marcha puesta. Por tanto, los fondos sostenibles se encuentran en auge en estos momentos y las empresas que apuestan por criterios convergentes en transición ecológica serán las que más crezcan los próximos años debido a esta tendencia.