
Los gases de origen renovable forman parte de la solución para alcanzar la neutralidad climática en 2050, contribuyendo al logro de los objetivos de reducción de emisiones, así como de penetración de energías renovables a nivel general, y en concreto en el ámbito del transporte, propuestos para España para el año 2030. El despliegue del biogás contribuye además a conseguir objetivos planteados en políticas transversales del Gobierno de España, tales como el desarrollo de la economía circular, el reto demográfico y la transición energética justa e inclusiva, presentando concordancia entre todas ellas.
El biogás es un gas renovable producido a partir de materias primas de origen biológico. Su composición química depende del recurso utilizado, siendo los elementos mayoritarios el metano y el dióxido de carbono, apareciendo en pequeñas proporciones otros gases como el ácido sulfhídrico o el hidrógeno. Su poder calorífico es algo mayor que la mitad del poder calorífico del gas natural.
El biogás generado por medio de la digestión anaerobia de residuos de origen orgánico supone un impulso al desarrollo de la economía circular en España, especialmente en el ámbito agropecuario y de residuos municipales. Además, el aprovechamiento de los residuos para la generación de biogás, respetando la jerarquía de gestión de residuos, tiene numerosos beneficios adicionales a la obtención de una energía de origen renovable dado que permite la valorización energética de los residuos a partir de los que se obtiene, y cuando el digerido se usa en el suelo adecuadamente como enmienda o fertilizante, una valorización material de los mismos, evitándose así emisiones de metano a la atmósfera y consiguiendo una mejor gestión de los residuos.
Cadena de valor
De esta manera, es importante priorizar el uso directo del biogás en localizaciones cercanas a su producción, favoreciendo la aparición de sinergias con industrias conexas, así como su uso en transporte. Por otra parte, el biometano producido a partir de biogás puede desplazar gradualmente al gas natural de origen fósil en sus usos habituales, pues es plenamente intercambiable, especialmente en aquellas aplicaciones intensivas en energía o difícilmente electrificables, como el transporte pesado o la industria intensiva en uso de energía térmica. Asimismo, la reducción de la importación de gas natural, combinada con el uso de otros gases renovables como el hidrógeno, permitirá reducir la dependencia energética de España, mejorando la seguridad de suministro energético.
De acuerdo con los datos disponibles en el Registro administrativo de instalaciones de producción de energía eléctrica (PRETOR) del Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico, en España se encuentran 146 instalaciones de biogás, de las cuales 129 reportaron consumo de biogás en 2020. La producción estimada de biogás en estas plantas en 2020 está en torno a 2,74 TWh. De ese total, 2,45 TWh son consumidos en centrales de generación eléctrica (cogeneradoras y no cogeneradoras), de los que 0,16 TWh son de calor, siendo el resto (2,29 TWh) de generación eléctrica.
Gran potencial
España tiene la oportunidad de aprovechar el gran potencial disponible para la procedente del sector agropecuario, del sector agroalimentario y de la gestión de residuos, sirviéndose del gran tamaño de nuestra industria agropecuaria y agroalimentaria y favoreciendo la gestión eficiente de los residuos municipales. Algunas de las oportunidades que esta fuente de energía puede aportar al país son:
- Contribuir como gas renovable a la eliminación de gases efecto invernadero y otras emisiones contaminantes al medio ambiente en sectores o procesos de difícil descarbonización (transporte, uso térmico) en consonancia con los objetivos de consecución una economía climáticamente neutra en 2050. Asimismo, el desarrollo del biogás conlleva una reducción de emisiones de metano a la atmósfera, de acuerdo a la Estrategia Europea de Reducción de Emisiones de Metano.
- Contribuir al consumo de energías renovables y sustitución de combustibles fósiles que ayudarán al cumplimiento de los objetivos establecidos por la DER II y el PNIEC 2021-2030, especialmente, en relación al uso de energías renovables en transporte.
- Disminuir la dependencia energética nacional y europea. La producción de biogás procedente de digestión anaerobia de residuos permite operar un sistema energético menos dependiente de importaciones de productos energéticos fósiles de otros países, especialmente de gas natural –cuyo origen es 99% importado- y, por tanto, permitirá mejorar la balanza energética de España.
- Potenciar el desarrollo de la economía circular, favoreciendo la gestión de residuos municipales, subproductos agropecuarios e industriales y su integración con la generación de energía renovable.
- Contribuir a la vertebración del territorio y el desarrollo económico en regiones rurales. El impacto del desarrollo del biogás en el medio rural puede ser un elemento adicional que puede contribuir a evitar la despoblación rural y a conseguir los objetivos frente al reto demográfico, planteando sinergias con las necesidades de reactivación económica y de empleo de las zonas en proceso de transición.
- Mejorar la gestión del suelo reduciendo las emisiones asociadas a la fabricación de fertilizantes inorgánicos mediante el uso del digerido como producto fertilizante y aporte de materia orgánica.
- Favorecer el desarrollo de la I+D+i energética y medioambiental española como fuente de crecimiento económico sostenible.
Es por esto por lo que la existencia de una hoja de ruta del biogás es imprescindible, teniendo como objeto identificar retos y oportunidades para el desarrollo de este, aportando variedad de líneas de acción destinadas a impulsar la inversión en este, en el marco del fomento de los gases renovables establecido como medida 1.8 del Plan Nacional Integrado de Energía y Clima 2021-2030. Además, esta hoja de ruta planteará una visión a 2030 y 2050, en línea con el marco estratégico de Energía y Clima del gobierno, teniendo como objetivo la producción de biogás de 10,41 TWh anuales para 2030, de los cuales un 45% consumiría directamente como biogás para usos térmicos o para generar electricidad, transformándose el resto en biometano para desplazar gas natural de origen fósil en sus usos habituales. Asimismo, en el sector del transporte, el biogás y el biometano contribuirán a que España alcance los objetivos marcados en el PNIEC 2021-2030 antes mencionado, de un 28% de energías renovables en el transporte, así como al objetivo de biocombustibles avanzados de la directiva de la UE 2018/2001, relativa al fomento del uso de energía procedente de fuentes renovables, fijados en un 0,2% en 2022, menos de un 1% en 2021 y menos del 3,5% en 2030.
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