
La actividad humana lleva años afectando a las condiciones climáticas del planeta. Desde finales del siglo XIX, la temperatura media de la Tierra ha aumentado 1,2 ºC. Desde 1980, cada década ha sido más cálida que la anterior, con un calentamiento continuo de entre 0,1 y 0,3 ºC cada diez años, según la Organización Meteorológica Mundial (OMM). Si nos fijamos en España, 2020 fue el año más cálido desde que hay registros, es decir, desde 1961, igualado con 2017, de acuerdo con datos de la Agencia Estatal de Meteorología (Aemet).
La sequía y la desertificación son tan sólo dos de las grandes consecuencias de este incremento y los fenómenos meteorológicos extremos cada vez son más frecuentes. Los efectos potenciales del cambio climático sobre el medio ambiente, el hábitat, las migraciones o, incluso, la salud humana son inmensos. Por eso, dentro de este contexto, la responsabilidad conjunta de instituciones, empresas y ciudadanía resulta clave a la hora de preservar el medio ambiente y combatir de manera contundente el cambio climático.
Por ello, en este Día Mundial del Medio Ambiente, es más necesario que nunca recordar la importancia de cuidar nuestro planeta y preservar nuestros ecosistemas, el lugar en el que habitamos y en el que vivirán las generaciones futuras. Así, grandes empresas como Banco Santander, que lleva tiempo trabajando en pos de revertir la situación derivada del cambio climático, tienen claro que lo sostenible es el único camino que debemos emprender entre todos para generar progreso y bienestar para toda la sociedad.
Hoja de ruta
La entidad presidida por Ana Botín se ha convertido recientemente en miembro fundador de la Net Zero Banking Alliance para ayudar a movilizar el apoyo financiero necesario para construir una economía global de emisiones netas cero y cumplir con los objetivos del Acuerdo de París. En este sentido, el banco ha dado a conocer sus objetivos de descarbonización y ha creado una hoja de ruta encaminada al año 2050 para alcanzar la meta de cero emisiones netas. Trabajará en tres ámbitos: alinear su cartera para cumplir los objetivos de París, apoyar la transición hacia una economía verde y reducir su propia huella medioambiental.
Los primeros pasos anunciados por el Grupo fijan 2030 como el año en el que dejará de prestar servicios financieros a clientes de generación de energía eléctrica cuyos ingresos dependan del carbón térmico en más de un 10% y eliminará por completo su exposición a la minería de carbón en todo el mundo. Para sectores tan relevantes como los del petróleo y gas, transporte, minería o siderometalurgia, también hay planes, que serán dados a conocer por Banco Santander en los próximos meses.
El banco es miembro fundador de la 'Net Zero Banking Alliance'
A lo largo de todos estos años, la entidad también seguirá desarrollando productos verdes para sus clientes –hipotecas verdes, préstamos de eficiencia energética, para la instalación de paneles solares, etcétera–. Para ello, Santander se ha comprometido a facilitar la movilización de 120.000 millones de euros en financiación verde entre 2019 y 2025 y de 220.000 millones de euros hasta 2030. Y es que la entidad es líder mundial en financiación de energías renovables, según datos de Dealogic a cierre de 2020, con el respaldo a proyectos de nueva creación, que suman una capacidad total instalada de 13.765 MW, suficiente para suministrar energía a 10,3 millones de hogares y evitar la emisión de 60 millones de toneladas de CO2.
Recientemente, Santander ha conseguido uno de sus grandes objetivos, ser 100% neutro en carbono en su propia actividad mediante el uso de energías renovables y otras iniciativas de eficiencia, así como con la compensación de las emisiones restantes. Si bien, su compromiso en cuanto a su propia huella continúa avanzando con dos metas en el horizonte: eliminar el 100% del plástico innecesario de un solo uso de sus oficinas y edificios corporativos para final de 2021 y que, en 2025, el 100 % de la electricidad que emplea la entidad proceda de fuentes renovables en todos los países en los que opera. De hecho, este último objetivo ya se ha alcanzado en un 60% a nivel global y algunas geografías como España ya lo han cumplido.
Preservando los ecosistemas
Pero hay otra labor, la que no se ve tanto, la que no aparece en titulares, pero aporta un gran valor a las comunidades en las que el banco está presente y contribuye, no sólo a frenar el deterioro de nuestro entorno, sino también a la conservación y restauración de nuestros ecosistemas. Labores en las que participan miles de empleados voluntarios del banco y sus familias en todo el mundo para cuidar nuestro planeta.
Su compromiso en cuanto a su propia huella continúa avanzando con dos metas en el horizonte
En España, por ejemplo, la entidad desarrolla el programa Natura, una iniciativa para la conservación del entorno, que incluye diferentes actividades como la reforestación de bosques, la limpieza de playas y riberas de ríos o la colocación de cajas nido para el cuidado y conservación de especies según el clima. Hoy, Natura retoma sus actividades presenciales después del parón y las restricciones de la pandemia, con la limpieza de la playa de Zarautz.
Pero esta labor también se impulsa desde la entidad en otros puntos del planeta. Por ejemplo, en Chile, Santander participa en el proyecto Parque el Durazno, que está restaurando áreas degradadas y protegiendo el ecosistema de un sector de La Comuna de Canela, en la IV Región, para controlar la erosión e implementar corredores biológicos para su fauna nativa; en Brasil, el banco ha alcanzado recientemente un acuerdo histórico con Bradesco e Itaú Unibanco para el desarrollo sostenible y la preservación de la Amazonia y, en Polonia, hoy mismo se presenta el proyecto Generacja (REgeneración), una iniciativa del PNUMA que forma parte de la celebración del Día Mundial del Medio Ambiente y cuyo objetivo es la conservación de ecosistemas. Durante seis meses, Santander se convertirá en conservador de uno de los ecosistemas protegidos del país: 16,35 hectáreas de praderas y pastizales en la zona de las montañas Ma?a Czantoria y Wielka Czantoria, en la Baja Silesia.