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Tokio 2020, apuesta segura pese a la covid-19

  • La última revisión de presupuesto marcó un gasto de más de 12.000 millones
  • Coca-Cola, Airbnb o Visa son los patrocinadores que más se involucran
  • A nivel local destacan Canon, Fujitsu, Mitsubishi Electrics o Japan Airlines
Foto: Getty.

Los Juegos Olímpicos más polémicos desde los celebrados en 1936 llegan, al fin, a su punto de partida. Unas pruebas que acogerán a más de 10.000 atletas de 167 países del 23 de julio al 8 de agosto. De nuevo marcados por un virus, en Brasil 2016 fue el zika, esta vez la pandemia por la covid-19 pudo más que el ansia de Japón de organizar su segundo evento (tras el de 1964) y todo fue aplazado de 2020 a 2021.

Pese a ello, los Juegos Olímpicos de Tokio 2020 siguen manteniendo este apelativo del año. Una decisión que se tomó, entre otros asuntos, por no aumentar más el ya de por sí elevado desembolso por el retraso (el Gobierno nipón ha cifrado en más de 2.500 millones de euros el gasto de la demora), pues todo el marketing entorno a 2020 estaba ya generado cuando se tomó la trágica decisión en marzo.

Un dictamen que dio 365 días más para evaluar toda la organización, así como las medidas a llevar a cabo. De común acuerdo con el Comité Olímpico Internacional (COI), las autoridades de Japón y Tokio han decidido eliminar el público extranjero (se han tenido que devolver alrededor de un millón de entradas), permitir un aforo limitado a los estadios y obligar siempre al uso de la mascarilla en todos los recintos.

España y el plan de vacunación

Una última medida que salpica también a los atletas, pues tendrán que protegerse con estas siempre que no se encuentren participando en un evento. Sin obligatoriedad de vacunarse, el COI llegó a un acuerdo con Pfizer-BioNTech para suministrar vacunas a todos los deportistas que quieran disponer de ellas, hay países como Dinamarca que no han priorizado a su delegación ante los grupos poblaciones marcados. No así en España, donde el Consejo Superior de Deportes (CSD) esgrimió un plan especial para inocular a lo largo de estos meses a todos los atletas enviados a Tokio que así lo deseasen.

Pero además de la vacunación, los JJ.OO. de este verano también tienen una guía de buenas conductas, que se ha remitido a las 167 federaciones para que estas las pusieran a disposición de sus deportistas. En ella se estipula que todos los participantes están obligados a presentar una PCR negativa con validez de, al menos, 72 horas previas al viaje a Tokio, a realizarse un test a la llegada y a ser monitorizados cada cuatro días que permanezcan en suelo japonés.

También se tendrá que detallar qué se hace durante los 14 días anteriores al comienzo de la cita olímpica y, una vez en suelo nipón, limitar el contacto con personas ajenas a la Villa Olímpica, lo que implica la prohibición para hacer turismo, usar el transporte público o comer fuera de los lugares habilitados para los atletas. En resumidas cuentas, crear una burbuja social que también conlleva no animar gritando en las pruebas, por lo que solo está permitido aplaudir a los compañeros.

El alto sobrecoste de la pandemia

En lo que al aspecto económico refiere, la inversión realizada para Tokio 2020 es de 12.680 millones de euros, según la última versión del presupuesto anunciada por los organizadores, casi unos 2.000 millones más en comparación con los Juegos de Río 2016 -10.990 millones de euros-. Una cantidad parecida a Londres 2012 -unos 11.592 millones de euros- o Atenas 2004 -unos 8.954 millones de euros-. Y nada que ver con los, aproximados, 26.151 millones de euros de Pekín 2008 o los 4.106 millones de Sidney 2000.

La diferencia económica entre estos Juegos y los de Río 2016 radica, principalmente, en el citado sobrecoste por la pandemia sumado a las medidas sanitarias, la devolución de entradas, el aumento de los costes de los seguros, los gastos laborales extra o la creación de nuevas infraestructuras seguras.

Unos gastos asumidos por el Gobierno de Tokio, que aportará más de 800 millones de euros, mientras que desde las arcas nacionales se inyectarán casi 600 millones de euros más. El resto de capital procederá de un fondo privado financiado por el comité organizador, con el fin de aumentar el número de patrocinios.

La importancia de los patrocinadores

Unos socios comerciales que estarán liderados por 14 marcas tan universales como Coca-Cola, Airbnb, Alibaba, Atos, Bridgestone, Dow, General Electric, Intel, Omega, Panasonic, Procter & Gamble, Samsung, Toyota, Visa. Y también locales, con más de 60 nombres, como Asics, Canon, Nec, Fujitsu, Mitsubishi Electrics o Japan Airlines, que ya han depositado 2.717 millones de euros, una cantidad sin precedentes en los Juegos Olímpicos.

Por lo general, estas marcas pagan al COI un paquete económico por cuatro años, que les otorga derechos de comercialización para los Juegos Olímpicos de verano y de invierno. Por cada cuatrienio, el patrocinador puede pagar hasta 250 millones de euros. En total, se estima que el Comité obtendrá alrededor de 1.646 millones de euros de patrocinadores globales para este intervalo 2017-2021.

A pesar de llevar a cuestas una losa tan grande como la pandemia, los patrocinadores siempre encuentran su meta particular en los Juegos Olímpicos. Un evento de tales dimensiones siempre termina generando unos beneficios fuera de lo común. Y es que no hay en el mundo un evento de estas características, ya que hasta 4.000 millones de personas experimentarán la sensación de estar conectados con estos Juegos, ya sea a través de la televisión o por las redes sociales.

El coste de los derechos televisivos

Además, desde el 23 de julio al 8 de agosto, los Juegos Olímpicos no tendrán ninguna competencia mediática a nivel mundial, tanto deportiva como no deportiva. Ese tiempo es, históricamente, un desierto audiovisual. Ni el fútbol, ni la NFL, ni la NBA comenzarán su próxima temporada hasta una semana después de que terminen los Juegos. Es más, la mayoría de los estudios de Hollywood guardarán sus películas más taquilleras para principios del verano o la temporada navideña.

Del periodo 2017-2021, el coste máximo de los derechos televisivos es de 3.695 millones de euros, el más elevado de la historia, aunque es posible que baje de esa cantidad debido a la pandemia. En dicho intervalo se tienen en cuenta tanto los Juegos de invierno como de verano (en este caso Pyeongchang 2018 y Tokio 2021). Del 2013 al 2016 (Sochi 2014 y Río 2016), el coste fue de 3.366 millones de euros; del 2009 al 2012 (Vancouver 2010 y Londres 2012) fue de 3.186 millones; del 2005 al 2008 (Turín 2006 y Pekín 2008) fue de 2.111 millones; del 2001 al 2004 (Salt Lake City 2002 y Atenas 2004) fue de 1.829 millones; y de 1997 al 2000 (Nagano 1998 y Sidney 2000) fue de 1.514 millones de euros.

Joma, liderando una vez más a España

Los uniformes y equipaciones con los que competirá España en los Juegos Olímpicos de Tokio han sido confeccionados de nuevo por la marca española Joma. Por primera vez, los olímpicos españoles contribuirán a la sostenibilidad del planeta y a reducir la contaminación atmosférica, ya que Joma ha procesado plástico para convertirlo en hilo de poliéster 100% reciclado y, posteriormente, en más de un millón de metros de tela sostenible que ha utilizado para la fabricación de prendas de esta colección olímpica.

La multinacional familiar, dedicada a la ropa y calzado deportivo, presente en 120 países y que vestirá además a las Federaciones de Marruecos, México, Eslovenia, Bielorrusia, Jordania, Rumanía, Serbia y Georgia, además de otras como Gales o Escocia, gestiona desde su planta de Portillo de Toledo, municipio de la provincia de Toledo, un negocio que facturó 250 millones de euros en 2019. En 2020, Joma habría cerrado el último ejercicio, sin conocerse datos oficiales, con una facturación en torno a 137 millones de euros, retrocediendo hasta niveles de 2015, siendo la primera vez en más de veinte años que la compañía sufra una regresión en las ventas, algo que no sucedió ni con la crisis financiera de 2008.

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