Energía

La carambola más insospechada del gas: Europa se puede beneficiar del gran acuerdo entre China y Rusia que cambiará radicalmente el mercado

Vista aérea de un buque transportando gas natural licuado (GNL). Foto: iStock

En medio de espectaculares desfiles militares y conversaciones sobre la inmortalidad, la cumbre internacional celebrada recientemente en China dejó un titular que ha reverberado bastante: Pekín ha llegado a un acuerdo con Rusia para garantizarse más gas durante años. Más allá de factores como el silencio chino sobre el acuerdo, la desesperación de Moscú por encontrar un gran cliente o la falta de detalles en los precios y los plazos, lo cierto es que este gran trato hace augurar un giro radical en los mercados mundiales de gas. Un giro que puede acabar beneficiando a Europa pese a la amenaza que, a priori, supone para Occidente un acercamiento aún mayor entre China y Rusia.

En su pacto, China y Rusia acordaron aumentar las entregas de gas en el futuro. Por un lado, se incrementarán las entregas a través de los gasoductos existentes. La capacidad del gasoducto Power of Siberia 1 se aumentará de los 38.000 millones de metros cúbicos actuales a 44.000 millones, y la del gasoducto del Lejano Oriente en un 20%, hasta alcanzar los 12.000 millones de metros cúbicos. Por otro lado, se construirá un gasoducto de tránsito adicional a través de Mongolia, Power of Siberia 2, que transportará 50.000 millones de metros cúbicos adicionales de gas natural desde la península de Yamal, en Siberia occidental, hasta China. Esto correspondería a la capacidad de transporte del conocido Nord Stream 1, el gran gasoducto ruso hacia Europa durante años y saboteado tras la invasión de Ucrania.

Aunque este proyecto aún no se ha concretado y las conversaciones han presentado bastante dilación por parte de Pekín, parece que ambos países dependerán aún más el uno del otro, y se le han prometido precios favorables a China. En los últimos años, China se ha convertido en un cliente cada vez más importante para el gas ruso. Según la Administración de Información Energética de Estados Unidos (EIA), China importó el año pasado alrededor de 2,5 veces más gas de Rusia que en 2021. Esto significa que el país representa ahora una buena cuarta parte de las exportaciones de gas ruso, frente a solo el 7% en 2021 (aunque las exportaciones de gas de Rusia eran entonces considerablemente más elevadas). Según las cifras del Instituto de Energía, China ya obtuvo el año pasado algo menos del 22% de sus importaciones de gas y el 37% de sus importaciones por gasoducto de Rusia.

Por debajo de las grandes cifras, el acuerdo marca un giro geopolítico y la señal que envía -a Washington y a los mercados de gas natural licuado (GNL)- ya resuena mucho más allá de la mesa de negociaciones. El pacto en torno al Power of Siberia 2 podría redefinir las previsiones de demanda, las decisiones de inversión y las estrategias contractuales en los mercados globales de gas. Las expectativas de una creciente demanda china sustentan el ciclo actual de inversión en GNL. Un giro hacia el gas ruso canalizado, incluso gradual y condicional, socava las previsiones de una escasez de mercados en la década de 2030.

"La gran capacidad del gasoducto tiene el potencial de desplazar significativamente las importaciones de GNL de China", equivalentes a alrededor del 10% del suministro mundial actual, señalan en una nota los analistas de Goldman Sachs. Un poco de contexto previo: la invasión rusa de Ucrania dejó una crisis energética global, siendo una de las consecuencias un mercado del gas notablemente más ajustado toda vez que Europa decidía cerrar el grifo de su suministrador por excelencia durante años. En medio de una pujante demanda, este condicionante hizo aumentar el interés por el GNL que llegaba en grandes barcos desde otros confines del mundo.

Esta expectativa dio alas a un sector que veía un claro nicho en la ansiosa demanda de Europa y China. En el caso de EEUU, donde el sector opera con fuerza, las necesidades de potenciales clientes como el Viejo Continente suponían un excelente reclamo para aumentar las inversiones. Hasta que el pacto entre China y Rusia ha movido la aguja. El mensaje que deja el acuerdo para los exportadores de GNL es claro: China necesitará menos gas y en mejores condiciones.

Es en esta tesitura en la que Europa obtendría algo de ventaja. "Europa se beneficiaría porque las necesidades de importación de GNL de China, el mayor importador mundial de GNL, se reducirían significativamente tras la construcción del Power of Siberia 2", constata Barbara Lambrecht, estratega de materias primas de Commerzbank.

Es cierto que los consumidores no deberían esperar una reducción inmediata de los precios en Europa, donde se prevé que el invierno comience con inventarios más bajos de lo habitual, advierte Martijn Rats, estratega global de materias primas y director de investigación energética europea de Morgan Stanley. Durante los próximos seis meses, el margen de reserva de suministro seguirá siendo escaso y la región seguirá compitiendo con Asia por los cargamentos de GNL, con la posibilidad de que se produzcan picos de precios en los períodos más fríos, completa el analista. Sin embargo, continúa, "cuando se haya salido del invierno, en la segunda mitad del año, comenzará a haber un superávit leve, que se convertirá en un superávit considerable en 2027 a medida que aumente la producción".

Golpe para EEUU... y Putin tiene otra 'bala'

Para EEUU y la industria del GNL, en cambio, el impacto será inmediato. Si bien el gas no fluirá por el Power of Siberia 2 hasta la década de 2030, ya está alterando las expectativas. Compradores, promotores de proyectos y bancos están observando de cerca; si China depende más del gasoducto ruso en la próxima década, esto redefinirá la cartera actual de GNL. Un cambio hacia Rusia, con volúmenes flexibles y precios más bajos, podría descarrilar algunos proyectos antes de que se tomen las decisiones finales de inversión.

Un exceso prolongado de oferta de GNL podría deprimir los precios durante la próxima década y retrasar la creación de nueva capacidad. Un golpe al que no estará siendo ajena la Administración Trump, para quien este acuerdo entre Pekín y Moscú, en el marco de una cumbre con otros países como la India supone "una patada en los dientes" a Washington, metaforizan los analistas de Capital Economics.

Después de cuatro años de mercados ajustados, la Agencia Internacional de Energía espera el mayor impulso en la producción de GNL el próximo año desde 2019. Las exportaciones de EEUU ya están en auge a medida que la nueva planta de Venture Global en Plaquemines, Luisiana, aumenta más rápido de lo esperado, y seguirán más proyectos grandes. Actualmente se está construyendo una capacidad anual de licuefacción de gas de más de 174 millones de toneladas métricas, lo que debería elevar el suministro mundial de GNL a 594 millones de toneladas al año para 2030, un aumento del 42% respecto del año pasado, según BloombergNEF.

Es posible que no todo esto llegue a tiempo. Una parte del nuevo suministro para 2026 provendrá de Golden Pass en Texas, desarrollado por Exxon Mobil y QatarEnergy, que ya se ha retrasado unos 12 meses debido a problemas de mano de obra, contratistas y construcción. Exxon afirma que está en camino de entregar el primer gas a finales de este año o principios de 2026. Pero gran parte de la expansión del GNL en EEUU ya está en marcha, con un aumento de la producción de casi el 19% en el primer semestre en comparación con el año anterior.

Además de los crecientes envíos desde Plaquemines, la tercera etapa de la expansión de la planta de Cheniere Energy en Corpus Christi, Texas, habrá añadido 10 millones de toneladas de capacidad anual para finales de año. Más tarde, en 2026, el proyecto de expansión North Field East de QatarEnergy debería comenzar a exportar, lo que marcaría el inicio de la mayor expansión del país desde que entregó su primer cargamento de combustible súper refrigerado en 1997.

El horizonte podría ser aún peor para EEUU. El escenario base de BloombergNEF asume que la planta rusa Arctic LNG 2, la gran baza gasística de Moscú para la próxima década, permanece inactiva debido a las sanciones. Sin embargo, el proyecto logró recientemente eludir estas restricciones y exportar un cargamento a China. Según estos cálculos, la producción de GNL de Rusia podría ser un 50% superior a lo previsto si la planta pudiera operar con normalidad. Por otro lado, los envíos podrían ser un 39% inferiores a lo estimado si se impusieran sanciones a más plantas de licuefacción del país.

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