Energía

Alemania sufre una alarmante 'fuga' de gas: son sus vecinos los que se aprovechan de las terminales flotantes levantadas a contrarreloj

  • Berlín gastó miles de millones en estas regasificadoras de urgencia
  • El GNL que llega a ellas está fluyendo hacia otros países vecinos
  • Mientras Alemania tiene problemas para llenar sus reservas de gas
Buque metanero atracado en la terminal flotante de GNL alemana de Stade. Foto: Alamy

Los encomiables esfuerzos de Alemania por salir a toda prisa de la gran crisis del gas que le supuso la invasión rusa de Ucrania no están dando del todo sus frutos. Cuando el gas de Moscú dejó de ser una opción, el shock fue dramático. Con una nuclear prácticamente 'enterrada' y con unas renovables aún en desarrollo, Berlín pagó el haberse hipotecado casi por completo al suministro energético del Kremlin. Haciendo gala de la tradicional e histórica eficiencia germana, el país logró levantar a la carrera varias terminales flotantes para recibir y procesar lo más rápido posible el gas natural licuado (GNL) llegado de 'nuevos' vendedores como EEUU o Qatar. Estas regasificadoras, una infraestructura de la que la tradicional locomotora europea adolecía, debía ayudar a llenar las reservas alemanas de gas en previsión de lo que pueda pasar (la amenaza rusa permanece y nadie garantiza un invierno suave). Sin embargo, la realidad está siendo que ese gas no se queda 'en casa'.

Lo cierto es que las terminales alemanas de GNL están más abastecidas que nunca, pero gran parte del combustible que importan se envía al extranjero, lo que hace que los niveles de almacenamiento nacionales sigan siendo bajos. Los flujos hacia las cuatro terminales flotantes del país (Wilhelmshaven, Brunsbüttel, Lubmin y Stade) se han disparado en los últimos meses debido a la prisa generalizada por reponer las reservas de gas, según los datos de seguimiento de buques recopilados por Bloomberg. Pero en lugar de llenar los depósitos nacionales, grandes cantidades de combustible se dirigen a países vecinos como Austria y la República Checa, y de ahí a Hungría y Ucrania.

Berlín ha invertido miles de millones de euros en la construcción de terminales después de que la crisis energética pusiera al descubierto los riesgos para la seguridad del suministro, tirando primero de plataformas flotantes mientras se edifican las terrestres. La intención de las autoridades es que todas instalaciones, incluyendo las flotantes y las terrestres, alcancen una capacidad total de regasificación de más de 25.000 millones de metros cúbicos anuales, lo que representa aproximadamente un tercio de las necesidades de gas natural de Alemania.

A pesar de la reciente actividad, los países vecinos han avanzado más este año que Alemania en la acumulación de reservas de gas, lo que ha hecho temer que el Estado tenga que intervenir más adelante en la temporada de almacenamiento, con el consiguiente coste para los consumidores.

La cuestión es especialmente pertinente en el sur de Alemania, donde la demanda de gas de la industria es elevada. Aunque el Gobierno rebajó recientemente los objetivos de almacenamiento de gas para aliviar la presión de los precios sobre las reservas, mantuvo unos requisitos de llenado más elevados para cuatro emplazamientos cercanos a las fronteras suiza y austriaca.

La situación pone de relieve que, aunque las terminales son útiles para Europa en su conjunto, no garantizan necesariamente el suministro al gobierno que las ha pagado. De momento, el combustible se destina en parte a los países afectados por el fin el 1 de enero de los flujos de gas ruso a través de Ucrania, entre ellos Austria. La mayoría de los depósitos de gas están ocupados por empresas privadas que compran el combustible en verano y pagan por almacenarlo hasta el invierno, cuando esperan volver a venderlo en el mercado para obtener beneficios.

"La fuerte demanda de importación en Europa Central y Oriental ha respaldado las importaciones de GNL en las terminales alemanas", explica Erisa Pasko, analista de Energy Aspects. "Las exportaciones alemanas a República Checa y Austria se han disparado en los últimos meses, sobre todo tras el aumento de la demanda de importación en Ucrania". Este último país depende en gran medida de las compras, ya que sus instalaciones de producción se han visto afectadas por los ataques rusos.

El aumento de las importaciones a través de Alemania se produce tras un invierno flojo, en el que las terminales del país sólo utilizaron el 25% de su capacidad en el cuarto trimestre de 2024, lo que las convierte en las más infrautilizadas del noroeste de Europa, según BloombergNEF. Las importaciones de GNL a través de terminales nacionales sólo cubrieron el 8% de la demanda nacional de gas el año pasado.

No obstante, la incipiente demanda de Alemania también ha contribuido a aumentar el atractivo de sus instalaciones, según Thomas Thorkildsen, director comercial de Hoegh Evi, proveedor de terminales flotantes de importación. También se han vuelto más competitivas tras la introducción de subvenciones a las tasas de descarga en las terminales estatales, señala Pasko.

"Nuestra oferta se correlaciona actualmente con el mercado del gas, donde se observa un aumento de la demanda tras los fríos meses de invierno y con las instalaciones de almacenamiento de gas vacías", transmite Deutsche ReGas, operador de la terminal Mukran del Báltico, que apenas se utilizó durante el invierno pero experimentó un aumento de las importaciones en los tres últimos meses.

Deutsche Energy Terminal, que gestiona otras tres terminales de GNL en Alemania, afirma que el mercado ha comprado toda su capacidad ofertada, lo que indica una fuerte demanda. Aunque esto no se refleja en el ritmo de acumulación de reservas en Alemania, podría dar la razón a los defensores de las infraestructuras de GNL, criticados por el exceso de capacidad de recepción en Europa. "Europa sigue siendo vulnerable en términos de seguridad energética", avisa Thorkildsen, de Hoegh. "Si hay un invierno frío o un problema en el sistema -lo que puede ocurrir de vez en cuando-, Europa no tendrá sin duda capacidad suficiente para cubrir la demanda", agrega.

Desde Commerzbank, la estratega de materias primas Barbara Lambrecht constata que el ambiente en el mercado europeo del gas sigue siendo de "nerviosismo". "Habíamos señalado que las instalaciones de almacenamiento de la UE se han llenado últimamente más rápido que en años anteriores y que, por tanto, se ha reducido la diferencia con la media de cinco años. Hasta aquí las buenas noticias. No obstante, es probable que todavía se necesiten muchos esfuerzos para llenar las instalaciones de almacenamiento antes del comienzo del próximo invierno. Esto es especialmente cierto en Alemania", escribe la analista del banco germano en una nota para clientes. Como señala el informe, el nivel de llenado es actualmente en Alemania de sólo el 44% según el GIE (Gas Infrastructure Europe) mientras que la UE en su conjunto ya ha alcanzado un nivel de llenado del 52%).

Un ejemplo notorio lo ofrece la enorme reserva de Rehden, en el norte de Alemania, que representa casi una quinta parte del espacio de almacenamiento de gas del país y ahora está casi vacía. Las estimaciones son que esté llena al 45% para principios de noviembre, ante el comienzo de la temporada crítica, pero a finales de mayo apenas rondaba el 2%.

En su análisis, Lambrecht se hace eco de la noticia de que Uniper, el operador de la que afirma ser la tercera instalación de almacenamiento de gas más grande de Alemania (Bloomberg la sitúa como la cuarta), la de Breitbrunn, ha vuelto a fracasar en su intento de encontrar un licitador para una capacidad adicional de almacenamiento de gas. Algo que ha causado honda preocupación. "Esto significa que dos tercios de la instalación de almacenamiento de gas bávara siguen vacíos. El operador ya había anunciado que el nivel crítico de llenado del 80% a partir del 1 de noviembre ya no podría alcanzarse debido a la lenta tasa de inyección por razones técnicas. Por tanto, la fase de llenado de este año no será un paseo", remacha la analista.

La difícil situación del mercado ha suscitado las referidas especulaciones sobre la posibilidad de que Trading Hub Europe, gestor del mercado de gas del país, tenga que intervenir en el mercado en algún momento para garantizar que el colchón de combustible sea suficiente antes de la temporada de calefacción. Una intervención directa de Alemania podría distorsionar el mercado, pero no actuar podría provocar picos de precios más adelante si el próximo invierno resulta especialmente frío.

De momento, las autoridades parecen no contemplar una intervención este año, aunque sí se han filtrado a la prensa internacional las intenciones del Ministerio de Economía de constituir unas reservas estratégicas muy similares a la que EEUU tiene con el petróleo, la célebre Reserva Estratégica de Petróleo (SPR), ante lo que puede convertirse en el enésimo problema estructural.

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