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El plan de Alemania para independizarse del gas ruso: alquilar terminales flotantes de gas natural licuado

  • Alemania pasará a depender en mayor medida de EEUU, Qatar o Australia
  • Berlín ya está reduciendo la dependencia rusa con importaciones de otros países
Terminal flotante para importar gas natural licuado

Alemania está buscando a la desesperada vías para reducir su dependencia del gas ruso. La transición no será sencilla después de años de dependencia creciente. Por ahora, Berlín ha firmado contratos para alquilar cuatro terminales flotantes que le permitan al país importar gas natural licuado en asociación con las empresas de servicios públicos RWE y Uniper. La carrera por reducir su dependencia energética de Rusia ha comenzado.

Las compañías navieras Hoegh LNG y Dynagas proporcionarán cada una dos de las terminales de GNL (Gas Natural Licuado), que juntas tienen la capacidad de convertir al menos 20.000 millones de metros cúbicos de gas superenfriado por año, aproximadamente una quinta parte de las necesidades de Alemania, según ha revelado el jueves el Ministerio de Economía en un comunicado.

"Hoy, más que nunca, tenemos que basar nuestro suministro de energía en pilares más sólidos", asegura el ministro de Economía, Robert Habeck, en el comunicado. "La seguridad del suministro solo puede garantizarse a largo plazo si pensamos en esto junto con el desarrollo de la infraestructura para GNL". Algunos de los principales exportadores de GNL del mundo incluyen a EEUU, Australia y Qatar, por ejemplo. La negativa de Alemania a pagar en rublos el gas ruso puede suponer el corte del suministro.

Subrayó la necesidad de "triplicar el ritmo de expansión de las energías renovables en el agua, en tierra y en los tejados, y avanzar en el aumento de la gestión hidrológica" y en ese sentido celebró que en Baja Sajonia se estén desarrollando tantos proyectos en esta dirección.

Diversificar las fuentes de energía

Los países europeos buscan diversificar rápidamente sus suministros de energía para castigar a Rusia por la invasión de Ucrania. El mes pasado, Moscú cortó inesperadamente los envíos de gas a Polonia y Bulgaria por negarse a pagar en rublos los suministros, lo que ha agudizado la urgencia para reducir la dependencia de los combustibles fósiles rusos.

Alemania ya ha reducido el peso del gas ruso en sus importaciones. Ahora este gas supone el 35% frente al 50% de hace unos meses. El objetivo es reducirlo al 10% para el verano de 2024. Este plan se suma al embargo al petróleo que la UE tiene previsto imponer sobre el petróleo, que estará en marcha probablemente a finales de año.

El gobierno ha asignado 2.940 millones de euros para pagar las terminales flotantes de GNL y la infraestructura necesaria para conectarlas a la red, confirmó el Ministerio de Economía.

El plan es que la primera terminal esté funcionando en Wilhelmshaven, en la costa noroeste de Alemania, a finales de este año, con otra en funcionamiento en las cercanías de Brunsbuettel a principios de 2023. Las ubicaciones que se están considerando para las otras dos terminales incluyen Stade, Rostock, Hamburgo y Eemshaven en los Países Bajos.

Alemania, que necesita unos 95.000 millones de metros cúbicos de gas al año, actualmente no tiene terminales de GNL propias, y las de países vecinos como Holanda, Francia, Bélgica y Polonia no tienen capacidad suficiente para abastecer a toda Europa.

También terminales fijas

A más largo plazo, Alemania también planea construir varias terminales fijas de GNL que se espera que entren en funcionamiento para 2026. Uniper comunicó el jueves que está invirtiendo alrededor de 65 millones de euros en una terminal en Wilhelmshaven, cuya construcción ya está en marcha.

"La guerra de Rusia contra Ucrania ha puesto patas arriba el mundo en el que vivimos", comenta el director ejecutivo Klaus-Dieter Maubach en un comunicado reproducido por Bloomberg. "Esto es especialmente cierto para la industria energética".

Habeck también debe presentar el lunes una legislación diseñada para acelerar el proceso de aprobación de proyectos de GNL y dificultar que los grupos ecologistas los desafíen. Wilhelmshaven reconoció que con los problemas de suministro y las diversas licencias y trámites llevará alrededor de cinco años construir una terminal de GNL.

"Tenemos una buena oportunidad de hacer lo que es realmente imposible en Alemania: construir una terminal de GNL dentro de unos diez meses y conectarla al suministro de gas alemán", asegura Habeck.

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