
En el marco del XXXVII Congreso AEAS, que este año reúne en Castellón a los principales profesionales, empresas e instituciones relacionados con el abastecimiento y el saneamiento, la entidad anfitriona, Facsa, comparte con elEconomista.es los principales hitos logrados en su siglo y medio de actividad. José Claramonte, su director general, coordina los trabajos de la empresa castellonense que gestiona el ciclo integral del agua urbana, garantizando el servicio a dos millones y medio de habitantes en 15 Comunidades Autónomas.
Según el informe 'El modelo de la gestión del agua en España', presentado recientemente por la compañía, una de las principales medidas para afrontar la sequía pasa por revertir la baja inversión en infraestructuras. ¿Qué pautas se proponen para conseguirlo?
Todos los escenarios que manejamos señalan que las precipitaciones se reducirán notablemente en los próximos años y, si no tomamos medidas, acabaremos teniendo problemas para casar oferta con demanda.
El tema del agua está muy politizado en este país y siempre se trabaja a corto plazo. Por eso, creemos que es necesario contar con un regulador que marque directrices y evite caer en una parálisis como la que nos encontramos a la hora de abordar la planificación necesaria.
Los Planes Hidrológicos de Cuenca contemplan 38.000 millones de euros para el periodo 2022-2027 pero, al ritmo que invierte la administración -que apenas llega a 3.000 millones anuales y no alcanza el 50% del presupuesto previsto para las competencias locales-, tardaríamos 12 años en poder abordar las necesidades previstas.
El estudio también recalca la necesidad de revisar las tarifas para adaptarse a nuevos usos...
Para hacer frente a la construcción de nuevas instalaciones, la renovación de las infraestructuras existentes y el proceso de digitalización se necesita financiación y, con el actual modelo de Presupuestos Generales del Estado, es difícil generar más recursos. Por eso, nosotros planteamos la posibilidad de incluir una tasa en la gestión del agua que permita desarrollar la planificación de todas esas inversiones.
Hay una serie de instalaciones que son estratégicas para el país pero, más allá, las tarifas del ciclo urbano del agua deben recuperar todos los costes, incluidas las inversiones que se realizan en el ámbito municipal, tal y como marca la Directiva Marco del Agua que, por otro lado, se ha aplicado de forma muy laxa en España.
Somos conscientes de que los ayuntamientos trabajan a corto plazo y de que una subida de tarifas nunca va a ser bien recibida. Por eso, creemos que es necesario contar con la figura de un regulador superior que contemple todos los costes que intervienen la gestión, establezca los criterios que deben componer una tarifa y, al mismo tiempo, supervise el desarrollo de estructuras estratégicas destinadas a inyectar agua en los acuíferos, recoger el agua de lluvia o realizar trasvases.
Aprovechando que se va a reformar la CNMC para sacar la Comisión Nacional de la Energía, ¿podría ser este organismo el que asumiera las funciones o sería preferible apostar por un regulador específico de nueva creación?
Básicamente sería de nueva creación, porque actualmente no existe un regulador para el sector del agua. Nosotros proponemos crear un regulador que marque tanto los estándares de eficiencia como el modelo que debe recoger cualquier tarifa de gestión del agua, tanto en sector urbano como en el regadío.
El objetivo no sería penalizar, sino incentivar la eficiencia y el ahorro en la gestión de este recurso que, aunque se considera estratégico y vital desde el punto de vista teórico, no cuenta con las acciones necesarias que respalden este discurso.
La aplicación de los fondos europeos tampoco parece que esté ayudando. Hasta el momento se han adjudicado solo 200 millones del Perte del ciclo del agua, que cuenta con un presupuesto total de 3.485 millones. ¿Qué perspectivas se manejan en cuanto a la adjudicación de estas ayudas?
El sector ha acogido estos fondos con mucha esperanza y alegría porque nunca había tenido una inyección de este tipo, pero los tiempos en la gestión se están demorando y eso puede poner en peligro la realización de los proyectos.
El plazo para ejecutar las subvenciones termina en diciembre de 2026 y desde que se anunció el Perte en marzo de 2022 sólo se ha adjudicado la primera convocatoria. Ahora estamos esperando a que se publique la resolución de la segunda.
Sería muy triste tener que devolver los recursos que ya tenemos asignados por la lentitud con la que la administración gestiona estos procedimientos.
¿Qué proyectos está desarrollando la compañía desde el punto de vista tecnológico?
Nuestro negocio funciona a base de concesiones o de contratos públicos y el alcance de los compromisos está marcado en los pliegos de condiciones, pero en muchos casos es necesario hacer una apuesta de empresa.
En este sentido, hemos desarrollado la primera plataforma digital de telelectura capaz de conectar los contadores de distintas marcas e integrar todo el vertical que hay alrededor del smart water -procesamiento, limpieza y balance de los datos-. Esto nos permite, entre otras cosas, conocer las zonas con más incidencias para segmentar de forma más eficiente las operaciones de mantenimiento.
También trabajamos en proyectos de inteligencia artificial para determinar las demandas futuras de caudales en diferentes periodos del año, y hemos puesto en marcha un piloto que permite identificar qué contadores son más precisos y cuáles tienen mayor duración.
¿Cuáles son los planes de inversión para los próximos años?
Estamos haciendo una apuesta decidida por la tecnología y la digitalización de procesos y, por eso, la principal inversión del próximo ejercicio será para la renovación y actualización de todo el parque de software.
Recientemente hemos lanzado Waternology, una solución que une todo el potencial tecnológico que Facsa aplica a la gestión inteligente del ciclo integral del agua a través de distintas herramientas digitales.
Otra de las líneas de trabajo que contará con más respaldo económico será la valorización energética de los residuos que generamos en el ciclo integral del agua y los gases renovables, haciendo especial hincapié en la transformación de las depuradoras en plantas de biometano para inyectar a la red.
Esta valorización energética la realiza Facsa directamente o se lleva a cabo a través de Biovic?
Depende del sector. Si es para el sector público lo hace Facsa, y si es en el privado se gestiona a través de Sitra, aunque en ambos casos Biovic da soporte como ingeniería.
Queremos seguir desarrollando líneas estratégicas en este ámbito y por eso estamos impulsando diferentes proyectos relacionados con el tratamiento de compostaje, la gestión anaerobia para generar biometano, los procesos de fertilización y la obtención de biofertilizantes.
La refinería BP está desarrollando en Castellón el mayor proyecto de hidrógeno de España. ¿Tiene previsto participar Facsa de alguna manera en esta iniciativa?
Por el momento nos estamos acercando al mundo del hidrógeno como proveedores de tecnología y tratamiento de agua para el electrolizador. Todas estas instalaciones van a necesitar agua de alta calidad que va a competir con los usos tradicionales: agua de boca, regadío e industria. Personalmente creo que estas tecnologías se van a tener que desarrollar utilizando recursos no convencionales procedentes de la regeneración o de la desalación.
Hemos colaborado con BP en la búsqueda de las fuentes que son más competitivas para ellos y estamos intentando aportar toda nuestra experiencia en este sentido para conseguir que el proyecto sea un éxito.
¿Cómo trabaja Facsa para optimizar las pérdidas en la red de distribución y qué inversión destina anualmente a estas actuaciones?
Es una de las partes que más nos ocupa en la gestión de los abastecimientos. Dedicamos aproximadamente un 5% de la facturación anual del servicio a la renovación de las tuberías y la búsqueda de fugas.
En este sentido contamos con una estricta metodología de trabajo en el ámbito del mantenimiento y aplicamos todas las tecnologías existentes para detectar las fugas. Cada año revisamos un 25% de la red del municipio, especialmente las zonas más antiguas, además de las incidencias que se van produciendo.
La gestión también pasa por diferentes actuaciones como programar una reducción de la presión en las horas nocturnas para que si hay una fuga se pierda menos agua o invertir en renovación de tubería.
La compañía está presente en 15 Comunidades Autónomas. ¿Se está planteando explorar nuevos mercados estratégicos?
Ahora mismo estamos volcados en el mercado nacional, donde creemos que todavía hay potencial de crecimiento, y en una diversificación muy alineada con el sector del agua, aunque no es descartable que a medio plazo, cuando la empresa haya cubierto el territorio nacional, decida abrir nuevas líneas para explorar otros mercados internacionales.
Facsa presta servicio en varios municipios de las Islas Baleares y zonas de costa. ¿Qué retos específicos plantea la gestión del ciclo del agua en entornos tan marcados por la estacionalidad y especialmente castigados por la sequía?
Efectivamente, son entornos complicados porque la estacionalidad obliga a adaptar la gestión a las necesidades, pero lo más crítico se concentra en los periodos estivales.
Baleares hace ya muchos años que decidió apostar por la desalación, que es más cara pero permite hacer frente al desarrollo turístico. El problema que se plantea ahora es si se debe empezar a limitar el turismo para hacer frente a la escasez de recursos.
La empresa fue fundada en 1873. ¿Cómo valora este siglo y medio de historia?
Es un orgullo pertenecer a una empresa con 15 décadas de historia y creo que su principal valor es la resiliencia. Facsa ha tenido la capacidad de visualizar las tendencias del sector y entrar en nichos de negocio que tenían gran potencial de crecimiento.
Por ejemplo, a finales de los años 80 empezó a automatizar las instalaciones y hoy se ha convertido en una empresa de software y smart cities que está diversificando a nuevos negocios relacionados con los gases renovables y el biometano.
Gran parte de este éxito se debe a que contamos con una plantilla altamente cualificada y que tiene una enorme capacidad para realizar prospecciones y potenciar el crecimiento.