
La transición verde y la crisis energética han empujado a la industria automovilística a la fabricación de vehículos eléctricos. Ello ha provocado una carrera en la que los países occidentales buscan recortar distancias con China, a la cabeza de esta pugna al aglutinar el 60% de las ventas de vehículos eléctricos a nivel global según la AIE. Sin embargo, a medida que aumenta la competitividad en el sector, este va cambiando. En este sentido, Goldman Sachs señala en un informe publicado recientemente que las baterías de este tipo de vehículos están cayendo "más rápido de lo esperado".
Según el banco estadounidense, los precios de las baterías bajarán hasta los 99 dólares, una caída del 40% entre 2022 y 2025. Concretamente, Nikhil Bhandari, responsable de la región de Asia y el Pacífico de Goldman Sachs, señala que se producirá una caída anual del 11% en los años que comprenden el periodo de 2023 a 2030. El principal motivo, tal y como señala el informe, es la disminución del precio de algunos minerales críticos necesarios para la elaboración de las baterías, tales como el litio, el níquel y el cobalto, que desde enero de este año se han abaratado un 68,53%, un 40,59% y un 35,68%.
Otra razón es el incremento de la competencia. Las firmas automovilísticas han comprendido cuál es el rumbo a seguir, como Toyota, que a finales de septiembre anunció un plan para producir 600.000 coches eléctricos en 2025. De hecho, esta firma japonesa comunicó recientemente que tiene previsto destinar 8.000 millones de dólares más en una fábrica de vehículos eléctricos ubicada en Carolina del Norte. Esta decisión llega un año después de que la Casa Blanca aprobara la Inflation Reduction Act, la cual prevé subvenciones para aquellos fabricantes de coches eléctricos que opten por operar en suelo estadounidense.
Ahí está otro de los motivos de este abaratamiento de las baterías eléctricas. Los gobiernos de todo el mundo han iniciado una pugna por atraer a los fabricantes de los vehículos eléctricos, así como a empresas que utilizan minerales críticos -empleados en las baterías- para fabricar elementos como semiconductores. Se trata de una política que ha permitido a los fabricantes chinos vender coches eléctricos muy baratos, lo cual dio lugar a una investigación por parte de la Comisión Europea por competencia desleal. Sin embargo, otros países europeos como Francia o Hungría están empleando la misma táctica dentro de sus fronteras.
Todo ello favorecerá la penetración del mercado global de los coches eléctricos. En este sentido, Goldman Sachs estima que esta aumentará del 2% al 17% entre 2020 y 2025, y del 35% al 63% entre 2030 y 2040. El banco considera que, en estos momentos, "el mercado de vehículos eléctricos está pasando a una nueva fase más influenciada por la adopción del consumidor que por la generosidad de los gobiernos". Fase que, de momento, está siendo liderada por China.
Sobre el dominio de Pekín, Goldman Sachs señala que el mercado chino es el más parecido a un modelo liderado por la adopción del consumidor, ya que los compradores del país asiático tienen más opciones con precios competitivos que en EEUU, donde los fabricantes se han concentrado "en modelos más amplios y lujosos". A ello habría que sumar el control que ejerce el país en los procesamientos intermedios de minerales críticos, fundamentales para la fabricación de baterías y que ha generado la preocupación de la IEA y el Foro de Davos.
Finalmente, la innovación tecnológica ha permitido abaratar el coste de las baterías eléctricas. Nikhil Bhandari apuntó a los nuevos materiales de silicio para fabricar ánodos, los cuales pueden ser sustituidos o combinados con el grafito y consiguen ampliar la densidad energética. En este sentido, Toyota anunció el verano pasado una innovación tecnológica que, según la propia empresa, disminuirá el coste de las baterías en un 50%.