
En los últimos días, en los que el frío ha comenzado a notarse en una gran parte del territorio, la calefacción vuelve a convertirse en un quebradero de cabeza en muchos hogares, sobre todo en aquellos en los que pagar la factura del gas supone un gran esfuerzo económico.
Existen diversas formas de no gastar más de la cuenta y mantener un aceptable nivel de confort, aunque no todos los usuarios las conocen. Si ya hemos barajado un posible cambio a un sistema de calefacción más eficiente, hemos aislado térmicamente la casa todo lo posible o hemos estudiado cuál es la mejor tarifa del mercado, queda por delante aprender a usar la calefacción de una manera eficiente.
Horario, ropa y usos
En primer lugar, hay que tener claro que, si la calefacción funciona todo el día, provocará un gran derroche de energía. Por ello, es aconsejable tener claro cuándo realmente necesitamos climatizar la vivienda. Es decir, en qué horas permaneceremos en la vivienda. De esta forma, por ejemplo, podemos desactivar el termostato durante las horas laborables, las horas de ocio o de actividades fuera del hogar, por ejemplo.
También es importante valorar a qué temperatura podemos sentir una sensación de confort sin abusar demasiado de la calefacción. Siempre es más cómodo estar en camiseta de manga corta o tirantes y bermudas a costa de mantener la casa a 24 grados, pero no es ni ético ni rentable. Por ello, podemos abrigarnos más, con pantalón largo y jersey o sudadera y, a cambio, establecer temperaturas menores, por ejemplo a 20 o 21 grados.
Algo similar ocurre en las horas nocturnas, cuando dormimos. Si abrigamos la cama con sábanas más cálidas, mantas y edredones o fundas, podremos tener un sueño plácido sin necesidad de mantener la temperatura del hogar tan alta, entre 15 y 17 grados.
Y también suele ocurrir algo similar durante los fines de semana, en los que se rompe con la rutina y pueden cambiar los hábitos. Por ejemplo, si somos de aquellas personas que utilizan el fin de semana para hacer planes o escapadas, es interesante cambiar la configuración del termostato para estos días.
Otra forma de ahorrar consiste en echar un vistazo a la vivienda y analizar en qué habitaciones permanecemos más y menos tiempo. Estancias como el cuarto de baño, cuartos de invitados, trasteros, pasillos e incluso la cocina pueden ser habitaciones en las que no pasemos tanto tiempo si se compara con el salón, el cuarto de estar o el dormitorio principal. Por ello, es también aconsejable rebajar el caudal del agua de los radiadores mediante las válvulas termostáticas que incorporan o, directamente, cerrar el caudal.
Más allá del propio uso de la calefacción, existen muchos otros remedios tradicionales para contribuir a una buena temperatura del hogar. Utilizar alfombras en las zonas más frecuentadas, colocar aislantes en puertas y ventanas, no ventilar más de 10 y 15 minutos, echar las persianas y cortinas hasta abajo en las horas de más frío y subirlas en las horas de luz solar son consejos que habrás oído en más de una ocasión y que, sin duda, deberías poner en práctica.