Energía

Precios negativos del gas y metaneros a la deriva: el gráfico que explica el enorme cuello de botella que está provocando el GNL

  • El volumen de gas licuado en circulación roza las 5 millones de toneladas
  • Pero las importaciones que llegan a Europa no cubrirán el suministro ruso
  • El mercado vive una ilusión que puede desaparecer en invierno
Bloomberg.

El volumen de Gas Natural Licuado (GNL) en tránsito por todos los océanos alcanza niveles históricos, ante la situación de emergencia que vive la UE por la amenaza de un corte de suministro total de gas ruso. Pero las infraestructuras de almacenamiento europeo están encontrando dificultades para absorber tantas importaciones procedentes de EEUU. Esta situación está provocando un fuerte recorte en el precio del gas, hasta el punto que durante la semana en algunos mercados al contado se han dado precios negativos. Pero los expertos y números no mienten, no hay suficiente producción de GNL para tapar la dependencia europea de gas ruso, este y el próximo verano.

El precio pagado por el gas ha pasado, en pocos meses, de pagarse al contado 300 euros por el MWh, el equivalente a pagar 250 dólares el barril de petróleo, según la Agencia Internacional de Energía (AIE), a directamente colapsar los precios. En Europa, los precios llegaron a cotizar en negativo y, también, en algunos mercados de EEUU. Es decir, hubo operadores que pagaban a otros por deshacerse de los contratos.

Tal locura es difícil de explicar, teniendo en cuenta que venimos de un escenario de que Europa se iba a enfrentar a escasez de suministros ante la amenaza de Rusia. Simplificando, la súbita caída se explica porque no existe suficiente capacidad de almacenamiento para todo el GNL importado que llega a los depósitos de Europa. La región ha duplicado prácticamente las importaciones, principalmente, procedente de EEUU, para llegar a los 60.000 metros cúbicos de gas, ante la amenaza de Rusia. Hay un gráfico que es bastante ilustrativo sobre la situación actual. Ahora mismo hay en tránsito, principalmente por el Atlántico, casi cinco millones de toneladas de gas licuado, una cifra histórica, según el índice de Bloomberg de transporte de GNL, que recoge los envíos realizados en todo el mundo durante al menos los últimos 20 días y todavía no ha llegado a destino.

Por estas fechas siempre se produce un repunte en los envíos, como se puede observar en los gráficos, pero este año han desbordado cualquier previsión. Para poner en contexto la cifra de GNL en circulación, hay que tener en cuenta que el promedio de los últimos años se sitúa en 1,6 toneladas. Los cinco millones se pueden quedar cortos las próximas semanas. Según se acerca el invierno, los pedidos se han ido acumulando.

Enagás, la compañía semipública encargada de gestionar el sistema de gas en España y los almacenes, hacía saltar las alarmas hace un par de semanas. "Se están registrando episodios sostenidos de muy altos niveles de ocupación en los tanques de todas las plantas de regasificación de GNL del sistema, que está previsto que se mantenga, al menos, hasta la primera semana de noviembre", explicaba en un comunicado. La capacidad de almacenamiento se encontraba al 93%, lo que estaba y está provocando, que haya poco margen para recibir nuevas cargas que no estén programadas.

La consecuencia ha sido inmensos buques metaneros a la deriva en las costas españolas. Las teorías son varias para explicar estas extrañas circunstancias, pero la principal, y más extendida, es que el buen tiempo ha cogido por sorpresa al mercado. La actual demanda con esta temperatura no es suficiente para liberar infraestructura de almacenamiento y tratamiento del gas líquido.

Los cinco millones de toneladas de gas han puesto de manifiesto el déficit de capacidad de la UE para gestionar toda la entrada de GNL, sobre todo, cuando las reservas de gas ya rondan el 94%, según los datos de inventario de Gas Infrastructure Europe. No solo es un problema de almacenaje y regasificación, también de conexión de redes dentro del territorio europeo. España es el país con mayor capacidad de reservas y regasificación de la región. Actualmente, el país cuenta con el 48% de reservas de GNL de toda la UE y la mayor capacidad para convertir el líquido en gas, pero el problema son las conexiones con el resto de países, que no existen, de ahí la importancia del Midcat u otra infraestructura alternativa.

Si la potencia de gas y GNL de Europa tiene problemas con los excesos de suministros, la situación no debe estar mejor en otros países europeos. Según datos de Vessel Finder, más de 80 metaneros se dirigen a descargar en los depósitos del Norte de Europa, lo que supone un tráfico superior al 20% respecto al mes pasado. 

Otra teoría que se va imponiendo es que los productores y los comerciantes han fallado en sus previsiones y prefieren mantener a los cargueros de GNL a la espera de que suban los precios, o por lo menos es lo que deslizan navieras como Fearnleys. La evolución del mercado de gas de esta semana choca la realidad de la amenaza de Rusia de un corte total de suministro, que desate una crisis energética de tipo bíblico. 

Pese a la caída de los precios del gas, los esfuerzos europeos para sustituir el suministro ruso todavía son insuficientes. Por ejemplo, las reservas de gas de Alemania, el país que se encuentra en el epicentro de la crisis, están cerca del 98%, pero solo garantizan dos meses de suministros para todo el país. En caso de que finalmente haya un invierno duro y un corte de suministro ruso, no habrá existencias necesarias, apuntaban los analistas de Bruegel. De ahí la importancia que está teniendo las importaciones de GNL.

"Europa está ahora en un lugar cómodo con respecto a los suministros", señala Graham Freedman, analista de la consultora Wood Mackenzie. "Los riesgos de apagones y racionamientos están retrocediendo ahora, pero la verdadera prueba será cuando tengamos clima frío", apunta el experto. Ningún experto se atreve a decir que la crisis ha terminado, porque Europa vive un espejismo por las elevadas importaciones de gas licuado. La Agencia Internacional de la Energía ha advertido, precisamente hoy, que el GNL importado no será suficiente si el abastecimiento de gas ruso se corta por completo. "Las reservas de la UE bajarían en menos del 20%, suponiendo un alto nivel de suministro, y cerca del 5%, si hay un nivel bajo de importaciones". Y advierte: "La caída del almacenamiento a estos niveles aumentaría el riesgo de interrupciones en el suministro en caso de una ola de frío tardía".

La única solución pasa por recortar el consumo

La AIE plantea que la UE se seguirá enfrentando a cortes de suministros internos, si no hay recortes en la demanda. En su informe del cuarto trimestre, reconoce que los países europeos están reduciendo la demanda. "El consumo de gas en Europa disminuyó más de un 10% en los primeros ocho meses de este año en comparación con el mismo período de 2021, impulsado por una caída del 15% en el sector industrial debido a que las fábricas redujeron la producción. El autocompromiso de los miembros de la UE fue de un 15% para afrontar el invierno con garantías. "Sería necesaria una reducción en la demanda del 13% durante el período de invierno para mantener los niveles de almacenamiento por encima del 33% en el caso de entradas bajas de GNL", calculan desde la agencia.

El problema de fondo está en que la capacidad de producción de GNL es limitado y es un mercado muy sensible. Los datos de servicio de investigación de BloombergNEF apuntan a que el gas procedente de EEUU  representa el 40% de las importaciones de gas natural licuado de Europa y "solo compensará una fracción del déficit de Rusia el próximo verano". Dado que los cortes de suministro de Rusia, que alguna vez fue el principal proveedor de gas de Europa, no se produjeron hasta el final de la campaña de almacenamiento de verano , la falta de flujos será aún más evidente el próximo año. 

A la falta de capacidad para almacenar existencias en la UE, se une la capacidad limitada de la producción mundial de GNL, pero la AIE pone el acento en la flexibilidad del mercado. "Alrededor del 50% del comercio mundial actual de GNL, puede considerarse contractualmente flexible y, por lo tanto, abierto a la competencia para determinar su destino final", dijo la agencia. Significa que igual que el GNL llega a Europa por los altos precios que está pagando, puede ir a otras partes del mundo, si los potenciales compradores pagan más.

"La oferta de EEUU es particularmente sensible a los precios y fluirá hacia el mercado que pague mejor, que permanecerá en Europa a menos que la demanda asiática se recupere", advierten desde BNEF. Las cuentas de la firma de investigación apunta a que para que la UE tenga cubierta su demanda, debe seguir siendo un mercado atractivo para los vendedores y atraer alrededor del 70 % de los suministros al contado mundiales, principalmente de EEUU, "ya que el crecimiento de la producción de GNL sigue siendo limitado en los próximos años". Muchos de los buques varados no responden a clientes con contratos a largo o medio plazo, si no siguen rutas para buscar los mejores precios.

El porcentaje de reservas para el próximo verano será una consecuencia directa de la cantidad de GNL que Europa pueda atraer de los mercados globales. Según los contratos contabilizados por BNEF, más del 43% del combustible puede ir a cualquier parte, al mejor postor. El miedo está en China, si despertará su apetito por la energía el próximo año.

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Comentarios 2

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Una prueba que demuestra claramente en manos de quien estamos. El cargo que ostentan nuestros gobernantes nacionales y de la UE, se les ha subido a la cabeza...y lo malo es que no tienen ni idea de lo que estan haciendo...

Puntuación 10
#1
Usuario validado en elEconomista.es
hortatorinvicto
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En Contra

Los Europeos los más tontos del circo y sus gobernantes unos parásitos sin escrúpulos

Puntuación 3
#2