
La subida galopante de los precios de la electricidad en Reino Unido ya tiene un precio: las estimaciones del Ministerio de Finanzas calculan que las firmas recibirán un total de 170.000 millones de libras (200.000 millones de euros) en beneficios caídos del cielo en los próximos dos años. Una cifra que abre la puerta a un impuesto extraordinario para cubrir el coste de un posible rescate a los hogares, que costaría cerca de la mitad de esa cifra estratosférica.
El Gobierno saliente de Boris Johnson ya aprobó un impuesto a los beneficios extraordinarios en la producción de petróleo y gas, que ahora podría extenderse a los generadores de energía. La tasa actual grava las ganancias extraordinarias en un 25%, lo que podría cubrir, por sí sola, el coste de mantener congeladas las facturas de las familias en unas 2.000 libras anuales durante un año, es decir, unos 40.000 millones de libras. El impuesto actual recaudará unos 5.000 millones en este año.
Tanto Liz Truss, la favorita para suceder a Boris Johnson como primera ministra la próxima semana, como su rival, Rishi Sunak, se han comprometido a dar ayudas a los ciudadanos, aunque ninguno de los dos ha detallado en qué se traducirá esa promesa.
Truss ha dicho en repetidas ocasiones que se opone a los impuestos sobre los beneficios caídos del cielo, argumentando que "envían el mensaje equivocado a los inversores". Hasta ahora, también se ha negado a decir cómo ayudaría a las familias -más allá de insistir en su rechazo a las 'paguitas'- y a los empresarios, cuyas facturas pueden multiplicarse por cuatro este invierne con respecto al anterior, argumentando que necesita conocer las cifras exactas una vez que asuma el cargo antes de poder tomar una decisión final.
Kwasi Kwarteng, que tiene todas las papeletas para ser el Ministro de Finanzas de Truss, también ha repetido su oposición a esta tasa, incluso después de que el Gobierno de Johnson, en el que ocupa la cartera de Empresas, Energía e Industria, la implantara a principios de este año. "Siempre me he opuesto a tales impuestos por principio, y sigo oponiéndome", dijo a la Cámara de los Comunes en junio. El temor de los detractores del impuesto es que desincentive las inversiones en renovables, que, al producir la energía prácticamente gratis, se están embolsando íntegramente el dinero que reciben por cada megavatio.
Sunak, por el contrario, fue el autor del actual impuesto a las ganancias extraordinarias en mayo, cuando aún era ministro de Finanzas de Johnson, y cree que extenderlo a las eléctricas sería una forma de recaudar dinero para ayudar a las familias. La legislación aprobada en julio fijó el impuesto hasta finales de 2025, pero permite que las empresas reduzcan drásticamente la cantidad a pagar si aumentan sus inversiones en la producción de petróleo y gas, ampliando así el suministro de energía.