La crisis provocada por el aumento desbocado de los precios de la luz en Reino Unido ya tiene un precio: 100.000 millones de libras (118.600 millones de euros) en dos años. Ese es el precio que el consejero delegado de Scottish Power, Keith Anderson, ha estimado que costaría un plan de rescate a los consumidores, según revela hoy el Financial Times.
El proyecto lo presentó Anderson al actual ministro de Industria en funciones, Kwesi Kwarteng, que suena como próximo ministro de Hacienda en el nuevo Gobierno que se formará tras conocerse el resultado de las primarias para suceder a Boris Johnson, el próximo 6 de septiembre. El ministro se mostró "receptivo", explica el medio.
El plan supondría extender la propuesta de la oposición laborista, que anunció un plan para topar las facturas de la luz de los hogares en 2.000 libras anuales, en vez de las 3.500 que pasará a costar en octubre y las casi 5.000 libras anuales que podría alcanzar el próximo año, según los analistas. El plan laborista supondría fijarlas durante 6 meses a un coste de 29.000 millones. El exjefe de la compañía eléctrica Centrica, Iain Conn, estimó a la cadena BBC que, si no cambian los precios, el coste del rescate a las familias alcanzaría los 70.000 millones anuales, una cifra similar al programa de ERTEs durante la pandemia.
La decisión estará en manos del primer ministro que salga de las primarias conservadoras. Las encuestas apuntan a que Liz Truss, actual ministra de Exteriores, es la favorita, y Truss ya ha avanzado que no le gusta dar 'paguitas' a los ciudadanos, sino que apuesta más por reducir impuestos como forma de dar liquidez a las familias. El otro candidato, Rishi Sunak, ya gastó 15.000 millones en una reducción de 400 libras del coste de las facturas de este año, anunciada en febrero y que se ha quedado en agua de borrajas ante el subidón de los precios desde entonces.
El mayor problema es que la subida de los precios es tan espectacular que, según Philippe Commaret, directivo de EDF, la pobreza energética podría afectar al 50% de la población británica estas navidades, y el porcentaje más pobre no paga en impuestos lo suficiente para compensar el gasto extra que tendrán que hacer para calentar sus viviendas. La mayor solución para evitar males mayores, apuntan los analistas, es un aumento de la deuda pública que pueda ser pagada en el futuro.
Las alternativas que se han planteado son todavía más extraordinarias. El ex primer ministro laborista Gordon Brown sugirió hace unas semanas nacionalizar al sector de proveedores energéticos, dado que va camino de la bancarrota. Otra alternativa sería reformar el mercado eléctrico, una idea en la que el Gobierno saliente de Johnson ya ha empezado a trabajar. Y la peor opción, que apunta la agencia Bloomberg, pero que está sobre la mesa en caso de desastre total, son los apagones programados en las industrias.
El mayor miedo en el país ahora mismo es que vuelvan los momentos de crisis que se vivieron en los 70, cuando el embargo petrolero de la OPEP dejó a Occidente sin energía, y que obligaron al Reino Unido a instaurar una 'semana de tres días' ante la imposibilidad de mantener operando a las industrias los cinco días laborables. El ganador (o ganadora) de las primarias 'tories' tendrá que responder a una crisis histórica nada más entrar a Downing Street que puede marcar el futuro a medio plazo del país.