Alemania prepara un test de estrés para su sistema eléctrico con la intención de saber si será necesario recurrir a las tres centrales nucleares que tenía previsto cerrar este próximo otoño. El riesgo de corte de suministro total de gas por parte de Rusia ha llevado a la Comisión Europea a elaborar un plan de contingencia en el que recomienda que se mantengan operativas las plantas nucleares y de carbón, así como una reducción de los consumos de gas.
Alemania es uno de los países para los que un corte de suministro de gas sería más dañino. De hecho, según una estimación del Instituto Bruegel, el país podría quedarse sin reservas de gas entre enero y febrero de 2023 en caso de un corte de suministro.
El Gobierno alemán anunció hace unos días su intención de mantener operativos los 10.000 MW de centrales de carbón que tiene en el país para poder incrementar su seguridad de suministro, al tiempo que ha acelerado su llamado paquete de Pascua en el que se preveía acelerar la instalación de energías renovables y de autoconsumo en el país.
Los Verdes, que gobiernan con los socialdemócratas del canciller Scholz y el liberal Partido Democrático Libre (FDP), habían presionado hasta este momento para que se pusiera fin al uso de la energía nuclear pero la posición del Gobierno podría haber cambiado tras las recomendaciones de Bruselas.
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