Energía

La escasez de carbón amenaza la apertura de centrales térmicas

  • Los países más vulnerables al corte de suministro de gas desde Rusia cuentan con un mayor número de instalaciones

La Unión Europea ha tomado la decisión de recurrir temporalmente al carbón para hacer frente a la reducción de los flujos de gas desde Rusia y garantizar la seguridad de suministro el próximo invierno en el Viejo Continente. Sin embargo, algunos expertos ya advierten de que el plan de apertura de las centrales térmicas -ya anticipado por países como Alemania o Austria- podría verse amenazado, precisamente, por la escasez de carbón.

A partir del día 10 de agosto no se podrá importar este combustible fósil de Moscú, que representa un 46% del consumo total de la UE, frente al 40% que ocupa del gas y del 27% del petróleo, según datos de la Comisión Europea. "Existen algunas preocupaciones nacionales en relación con el suministro de carbón de cara al próximo invierno", alerta la red europea de operadores de sistemas de transporte de electricidad (ENTSO-E) en un reciente informe.

Alemania, Australia, Polonia, Italia, Holanda y Grecia se encuentran entre las primeras naciones europeas en reabrir plantas o tomar medidas para apoyar la energía producida con carbón. El aumento de la demanda amenaza con comerse el ritmo de la oferta.

En el último año las capacidades de producción de carbón no se han ampliado, incluso algunos países anunciaron planes para cerrar algunas minas con el objetivo de impulsar la energía limpia. "Se espera que el suministro térmico de carbón siga siendo estrecho a corto plazo, ya que no estamos viendo ninguna expansión de la capacidad en varias regiones productoras", señaló Deepak Kannan, jefe de precios mundiales del carbón de S&P Global Commodity Insights, quien advirtió que, mientras se estanca la capacidad productora, la demanda de los principales consumidores como la India se está recuperando a la luz de la actual crisis energética.

El precio del carbón australiano, el de referencia, se movió esta semana en el entorno de los 390 dólares por tonelada, cuando a principios de año se movía en el entorno de los 160 dólares. El estratega de productos básicos de ANZ, Daniel Hynes, asegura que el aumento de los precios responde al suministro ajustado de los mercados.

En este contexto, el Gobierno alemán ha tenido una reacción inimaginable hace unos años a los anuncios del gigante ruso Gazprom sobre la reducción del 70% de las entregas de gas. El país europeo más comprometido con la descarbonización de la economía, que adelantó su salida de las actividades del carbón al año 2030, reacondicionará sus centrales térmicas que forman parte de la reserva eléctrica para que puedan activarse a corto plazo. Según declaró esta semana el ministro de Economía, el ecologista Robert Habeck, esta medida ocurrirá tan pronto como la correspondiente ley supere el trámite parlamentario. "Es amargo, pero en esta situación es necesario para reducir el consumo de gas", señaló el ministro.

Alemania tiene una dependencia superior al 20% del carbón ruso, según los últimos datos de la Agencia Internacional de la Energía (AIE) relativos al año 2020. Por eso Habeck ha enfatizado en la necesidad de diversificar pronto las cadenas de suministro de carbón. La alternativa de Alemania, y de Europa en general, es ahora aumentar las importaciones de países como Estados Unidos, Australia, Sudáfrica y Colombia. De hecho, las exportaciones de este combustible fósil colombiano a Europa ya se duplicaron el mes pasado, hasta alcanzar 2,3 millones de toneladas.

El Gobierno austriaco ha decidido seguir los pasos de Alemania. El Ejecutivo y la eléctrica Verbund han llegado a un acuerdo por el cual la planta de gas en Mellach (actualmente fuera de servicio) se convertirá para poder producir electricidad a partir del carbón, en caso de emergencia. El país no dispone de ninguna central operativa en la actualidad.

Otros países

Holanda anunció este lunes el levantamiento de las restricciones a la generación de electricidad con carbón de 2022 a 2024, después dejase de suministrar gas. En su compromiso de reducir las emisiones de CO2 a la atmósfera, el Gobierno holandés había limitado la utilización de estas plantas de energía al 35% y esperaba un cierre progresivo.

El incremento de producción requerirá un aumento de las importaciones desde nuevos proveedores. Y es que, según los últimos datos de la AIE, su dependencia del carbón ruso asciende al 45%. En el país hay actualmente cuatro centrales térmicas operativas y otras cuatro han visto su cierre en la última década.

Italia también ha acordado planificar más compras de carbón para poder incrementar la producción en las plantas nacionales desde agosto, si la reducción de los flujos desde Moscú hacia Europa continúa. Pese a ello, no consideró necesario aumentar el nivel actual de prealerta a alerta, pues los depósitos de almacenamiento de gas se encuentran al 55% de su capacidad, en línea con el resto de países europeos.

La búsqueda de nuevos suministradores es clave, pues su nivel de dependencia con respecto al carbón ruso es del 53%. El país dispone de siete centrales operativas, mientras seis instalaciones han sido cerradas en la última década.

Polonia, por su parte, presentó el martes pasado una ley que garantiza a los consumidores particulares el carbón a un precio controlado. Según declaró el portavoz del ministerio de Clima y Medio Ambiente, Wojciech Krawczyk, "actualmente cuesta entre 155 y 215 euros extraer una tonelada de carbón de la mina", pero cuando la mercancía llega a los almacenes "su precio puede llegar a los 440 o 660 euros debido a la especulación" de los intermediarios.

La medida, presentada como parte del "escudo anti-inflación" gubernamental, marca un límite en la compra de hasta tres toneladas por individuo o comunidad de vecinos, y compensará con hasta 160 euros por tonelada a las empresas acogidas al programa. Su dependencia del ruso es del 15%, por lo que en las últimas semanas el Gobierno polaco ha impulsado acuerdos para recibir suministros de Colombia, Sudáfrica y Australia.

En Grecia, el primer ministro griego, Kyriakos Mitsotakis, anunció un aumento del 50% en la producción de lignito (carbón mineral) hasta 2024 para acumular reservas y ha suspendido los planes de retirada de más centrales térmicas. En este sentido, el sindicato griego de trabajadores del sector eléctrico está reclamando al Gobierno la prolongación de la vida del carbón, en lugar de utilizar las importaciones de gas.

¿Inversiones en carbón?

Como se ha mencionado, los precios del carbón experimentan un crecimiento sin precedentes en 2022. Por ese motivo, la Agencia Internacional de Energía (AIE) se pregunta si este encarecimiento del combustible fósil podría desencadenar una nueva ola de inversiones en la cadena de suministro. "Fuera de China e India, no está claro que vaya a producirse tal aumento de la inversión", apunta en su informe World Energy Investment 2022.

"La inversión en nuevas minas de carbón greenfield sigue ciclos de desarrollo largos, lo que significa que los inversores requieren una visión a largo plazo de la demanda más allá del ciclo de precios actual", señala el informe. Sin embargo, advierte de que los precios sí podrían estimular la inversión a corto plazo en la capacidad existente.

En 2021 se invirtieron alrededor de 105.000 millones de dólares (unos 100.000 millones de euros) en la cadena de suministro de carbón, un aumento del 10% respecto a 2020 y volviendo a los niveles de 2019. La escasez del combustible fósil en China tuvo un importante efecto sobre en la inversión en la minería del carbón, ya que el gobierno reaccionó rápidamente aumentando la producción a corto plazo.

En la primera mitad de 2021, se pusieron en marcha más de 500 Mtpa (millones de toneladas por año) de capacidad minera. "Sin embargo, el crecimiento neto de la capacidad fue menor, ya que parte de la nueva capacidad se puso en marcha en el marco de un plan de intercambio de capacidad que incluía el cierre de minas", recoge la AIE.

India, el segundo consumidor y productor mundial de carbón después de China, también quiere aumentar su producción a medida que crecen sus necesidades energéticas y el Gobierno quiere reducir las importaciones, "porque la escasez de oferta en 2022 aumentó el uso del carbón importado, más caro", dice el análisis.

Según la agencia, hay incertidumbre sobre la rapidez con la que productores privados pueden lograr la aprobación y sobre el ritmo de desarrollo de la capacidad de producción, pero los elevados precios pueden ser un incentivo.

Neutralidad climática

Además de la escasez de carbón a la que se enfrentan los mercados, la apuesta por la producción de electricidad mediante el uso de este combustible fósil pone en riesgo el cumplimiento de los objetivos de descarbonización.

El secretario general de Naciones Unidas, António Guterres, calificó de "delirante" las nuevas inversiones en exploración y producción de fuentes fósiles. "El único camino posible hacia la seguridad energética, la estabilidad de los precios, la prosperidad y un planeta habitable consiste en abandonar los combustibles fósiles contaminantes, en especial el carbón, y acelerar la transición energética", sentenció.

España no abre la puerta al carbón

España mantiene la fecha de cierre de sus centrales térmicas. En la última década ha cerrado 16 centrales de carbón y hoy en día solamente dispone de cuatro plantas operativas: Aboño en Asturias y Soto de Ribera en Asturias (ambas de EDP); la de Los Barrios en Cádiz (de Viesgo) y la de As Pontes en A Coruña (de Endesa). Las reservas de carbón de esta última están a punto de acabarse, a la espera de recibir la autorización administrativa para proceder a el cierre definitivo de la planta.

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