El Gobierno alemán ha puesto en marcha un plan de actuación con el fin de desconectarse del gas de Putin centrado en el alquiler de terminales flotantes de GNL, capaces de entrar en funcionamiento en cuestión de meses. Para alejarse del suministro ruso, el vicecanciller alemán Habeck ha estado trabajando para comprar gas natural licuado, también conocido como GNL, a proveedores como Estados Unidos y Qatar. Pero el GNL viaja en barco antes de ser regasificado en instalaciones portuarias especiales que Alemania no tiene actualmente.
Así pues, tras analizar todas las opciones posibles, la solución más rápida del gobierno alemán ha sido recurrir al alquiler de cuatro barcos gigantescos, conocidos como terminales flotantes de GNL que podrían entrar en funcionamiento en cuestión de meses.
Sin embargo, sólo cinco en todo el mundo se encuentran disponibles para su alquiler, siendo todas ellas propiedad de la noruega Höegh LNG y la griega Dynagas Ltd.
De esta manera, Habeck entró inmediatamente en negociaciones y se reunió con Morten W. Høegh, presidente de Höegh, en Oslo. Este le dijo que necesitaba las terminales flotantes de GNL de la empresa durante 10 años y que Berlín pagaría el alquiler a largo plazo, mientras que las instalaciones serían explotadas por empresas privadas.

La empresa noruega aceptó la oferta y está previsto que el buque de GNL comience a operar a finales de año, antes de que entre en funcionamiento un segundo buque llamado Giant. Por su parte, los dos buques de la griega Dynagas, Transpower y Transgas, entrarán en funcionamiento a principios de 2023.
El gobierno de Scholz ha declarado que actualmente aportará unos 3.000 millones de euros para las terminales flotantes, pero el coste total del arrendamiento durante una década sigue sin estar claro. Una vez que las cuatro terminales flotantes funcionen a pleno rendimiento, Alemania podrá prescindir de las importaciones de gas ruso, según las estimaciones del gobierno.
Alemania necesita unos 95.000 millones de metros cúbicos de gas al año. Nord Stream, el gasoducto ruso, tiene una capacidad de 55.000 millones de metros cúbicos al año. En comparación, una terminal flotante puede producir unos 5.000 millones de metros cúbicos. El resto provendría de las importaciones de GNL de países vecinos como los Países Bajos.
Energía barata
La energía barata, especialmente el gas natural, ha sido esencial para la competitividad de la economía alemana, pero ahora le juega una mala pasada. El idilio del país con la energía rusa se remonta a la Guerra Fría, cuando Alemania Occidental suministraba a la Unión Soviética acero para construir oleoductos a cambio de gas barato. Se aceleró notablemente bajo el "reinado" de 16 años de Angela Merkel como canciller. Mientras Putin se volvía más autoritario y agresivo, los gobiernos de Merkel apoyaron la construcción de dos gasoductos entre Alemania y Rusia, Nord Stream 1 y 2. Sus gobiernos también aprobaron dos grandes compras después de que Putin invadiera Ucrania por primera vez y se anexionara Crimea en 2014.
El gigante ruso Gazprom PJSC adquirió la mayor instalación de almacenamiento de gas de Europa, y el productor de petróleo controlado por el gobierno ruso Rosneft adquirió una participación mayoritaria en una de las mayores refinerías de petróleo de Europa, ambas en Alemania.
Cuando Angela Merkel dejó de ser canciller de Alemania a finales del año pasado, sus políticas para garantizar una energía barata habían dado lugar a que las importaciones rusas representaran más del 55% del consumo de gas del país, el 50% de su consumo de carbón y el 35% de su consumo de petróleo, siendo de este modo el mayor comprador mundial de gas ruso y uno de los países más dependientes de la energía rusa en la UE.
La parte más difícil de su misión para desvincular a Alemania de la energía rusa es poner fin a su dependencia del gas, que se suministra principalmente desde Rusia a través del gasoducto Nord Stream 1. El gasoducto Nord Stream 2 estaba listo para entrar en funcionamiento, pero Alemania lo suspendió cuando Rusia atacó a Ucrania.
En las 11 semanas transcurridas desde el inicio de la guerra, el gobierno alemán ha afirmado que la dependencia del país del carbón, el petróleo y el gas rusos se ha reducido al 8%, 12% y 35%, respectivamente. Incluso desde este plantean una desaparición total del carbón y el petróleo ruso a finales de mayo, mientras que los envíos de gas de Moscú podrían ser sustituidos el año que viene. El país ha encontrado fuentes alternativas y la población también ha reducido su consumo.
Reservas al 80%
El pasado 23 de marzo, la comisión de Industria, Investigación y Energía de la Unión Europea solicitó la aplicación del procedimiento de urgencia (artículo 163) para acelerar la reposición de las reservas estratégicas de gas en Europa, de modo que haya suficiente suministro tanto para hogares como empresas el próximo invierno, bajo el contexto de la invasión rusa de Ucrania.
Finalmente, el día 19 de este mes, se ha dado luz verde a la aprobación de este reglamento en el que se establece que el almacenamiento subterráneo de gas en territorio de los Estados miembros debe llenarse al menos hasta el 80% de su capacidad antes del invierno de 2022/2023 y hasta el 90% antes de los siguientes períodos invernales, llegando incluso a contabilizar las existencias de gas natural licuado (GNL) o de combustibles alternativos almacenados en las instalaciones.
La obligación de llenado se limitará a un volumen del 35% del consumo anual de gas de los Estados miembros en los últimos cinco años, para evitar un impacto desproporcionado en determinados Estados miembros con una capacidad de almacenamiento importante.
Además, como no todos los Estados miembros tienen instalaciones de almacenamiento en su territorio, los legisladores europeos han acordado que los Estados miembros sin instalaciones de almacenamiento tendrán acceso a las reservas de gas de otros Estados miembros.
El Consejo y el Parlamento también acordaron la certificación obligatoria de todos los gestores de redes de almacenamiento para evitar los riesgos potenciales de influencia externa en las infraestructuras críticas de almacenamiento, que podrían poner en peligro la seguridad del suministro energético y otros intereses esenciales de seguridad.
Funcionamiento de una FSRU
Las unidades de flotación, almacenamiento y regasificación (FSRU), que son plantas móviles que tienen como objetivo abastecer a un mercado que demanda gas como fuente principal de energía, desde sitios que no permiten la instalación de una planta en tierra, acortando radicalmente los plazos de instalación.
Estas posibilitan además a los países importadores de gas diversificar las fuentes de aprovisionamiento, imprescindible para mantener independencia en materia energética. Y, además, dan una rápida respuesta ante un posible aumento de demanda de gas en zonas que no cuentan con sus propias instalaciones de regasificación.
Por tanto, se trata de una solución flexible a la creciente demanda de gas natural en el mundo y también como la alternativa más rápida y barata para la importación de GNL.