Madrid
Ence registró en el ejercicio 2021 unas pérdidas de 190,4 millones de euros como consecuencia de las provisiones de 200 millones efectuadas en el primer semestre por el posible cierre de su biofábrica de Pontevedra. Un importe que responde a las sentencias de la Audiencia Nacional que anularon la prórroga de la concesión de los terrenos públicos sobre los que se asienta la instalación gallega y que la compañía ya ha recurrido ante el Tribunal Supremo.
De no haber sido por este impacto contable, Ence hubiese conseguido abandonar las pérdidas al obtener un beneficio neto 10 millones, pese a las fuertes liquidaciones negativas por coberturas (106 millones) contratadas un año antes, en un contexto incertidumbre ante el Covid-19, que terminaron en diciembre del 2021.
Con todo, la firma de producción de celulosa generó 76 millones de flujo de caja libre, lo que le permitió reducir en este mismo importe su deuda neta, que se situó en 107,7 millones (un 42,8% menos) concentrada en su negocio de energía renovable y sin deuda neta en el negocio de celulosa.
Terminó el año con un saldo de caja de 397 millones después de haber amortizado deuda por importe de 198 millones, reducido el uso de sus líneas de financiación de circulante en 56 millones y pagado inversiones por importe de 71 millones. En total obtuvo un resultado bruto de explotación (ebitda) de 106,8 millones de euros, un 45,1% más que en 2020. El resultado neto de explotación (ebit), sin embargo, registró una cifra negativa de 175,9 millones.
El consejo de administración ha acordado una nueva política de remuneración al accionista. A partir de este año, el criterio que marcará como directriz principal esta política será la generación de caja de la compañía y sus sociedades dependientes.
Adicionalmente, la compañía ha anunciado el posible pago, de manera extraordinaria, de un dividendo a cuenta del resultado del ejercicio 2022 tras el cierre del primer trimestre.