
Iberia ganó 1,2 millones de euros al día de media en 2018. Una cifra que contrasta con el millón de euros que la dirección de la compañía aseguró en 2012 que perdía cada día. Entre ambos ejercicios no solo ha pasado una crisis y un fuerte crecimiento de la actividad aérea, al calor del descenso de los precios del crudo, también ha tenido lugar dentro de la aerolínea un auténtico proceso de reestructuración, que solo en Expedientes de Regulación de Empleo (ERE) ha pasado ya una factura de al menos 900 millones de euros, que llegará a superar los 1.000 millones. Y esto aparte de los cientos de millones invertidos en renovar la flota y modernizar su producto y procesos.
Iberia culminó su fusión con British Airways en enero de 2011, con 20.081 trabajadores y unos costes laborales de más de 1.230 millones de euros al año. Desde entonces, la compañía ha ido ampliando y aprobando planes para reducir la plantilla y los gastos de explotación, que le llevaron a cerrar 2017 con un mínimo de 15.738 empleados (un 21% menos) y gastos de 981 millones. En 2018, la fuerza laboral subió un 2,8% a los 16.180 trabajadores y el gasto ha llegado a los 1.029 millones por el crecimiento registrado, sumando aviones, rutas y frecuencias, y Level. "Una compañía que invierte más de 1.000 millones en reestructurarse es porque confía en su futuro", explican fuentes cercanas a la aerolínea.

El eje principal de la transformación de Iberia ha sido el Plan de Futuro aprobado en 2013 y que incluyó un proceso de mediación que también fijó rebajas salariales del 14% y el 7% para el personal de vuelo y tierra. En dicho marco se planteó un ajuste de plantilla de 3.141 personas en todos los colectivos, lo que en 2014 llevó a la compañía a pagar 42 millones para cumplir con el mismo. No en vano, el expediente se articuló sobre prejubilaciones, lo que obliga a la firma a abonar determinadas cantidades al personal afectado hasta los 65 años. En 2016 Iberia desembolsó por este concepto 98 millones y hasta la fecha, entre 2014 y 2018, ha destinado 376 millones a pagar las bajas y ha hecho provisiones financieras por 17 millones.
Los sindicatos pactaron que para este nuevo ERE se continuara aplicando el mecanismo extintivo del aprobado en 2001, que se prorrogó hasta 2015. Aun así, éste se contabiliza como un proceso separado y el pactado antes de la fusión con British Airways se renovó y amplió en 2011, con la incorporación del personal de tierra (es conocido como ERE anterior a 2013). Así, en 2012, con 3.425 personas afectadas, tuvo que pagar 91 millones en prejubilaciones, cifra que llegó a los 109 millones en 2013. En total, entre 2012 y 2018, ha desembolsado 328 millones por este ERE. El año pasado la factura del mismo se redujo a 4 millones, porque solo había 99 empleados incluidos. Según explica Iberia, los pagos para las prejubilaciones se realizan en forma de renta y las bajas incentivadas en forma de capital.
En el primer semestre de 2014, la dirección de Iberia alcanzó un acuerdo con los sindicatos para poner en marcha otro ERE de hasta 1.427 personas para los colectivos de pilotos y tierra, basado en bajas incentivadas voluntarias y prejubilaciones cuya vigencia alcanzaba hasta diciembre de 2017. Su ejecución se completó a finales de 2016, porque se alcanzó el cupo, pero la aerolínea seguirá pagandolo hasta que todos cumplan 65 años. Durante 2014 el importe de los pagos efectuados fue 27 millones, cifra que ha ido variando cada año en función del personal afectado. En total, Iberia ha pagado ya 141 millones por este ERE, que no ha sido el último.
Así, durante 2017 la compañía pactó un nuevo ERE de hasta 955 personas cuya vigencia alcanza hasta diciembre de este año. El coste estimado de este plan es de 170 millones de los que Iberia pagó 21 millones en 2018, con 442 empleados incluidos. Ese mismo año puso en marcha un plan de salidas para el área internacional con un presupuesto de 10 millones.