La falta de apoyo a la ampliación de capital aboca a Dia y Mijkail Fridman, primer accionista de la compañía con un 29% del captial, a negociar un plan de rescate para evitar el concurso de acreedores. Si, tal y como parece, la junta rechaza el próximo 20 de marzo la operación, la única salida para la empresa sería lograr la concesión de un préstamo participativo, que, al contabilizar como fondos propios, evitaría su quiebra inmediata. La banca rechaza poner más dinero y quiere que sea Fridman el que conceda ese préstamo, pero el inversor ruso, hasta ahora, se ha negado en rotundo.
LetterOne ha presentado esta misma mañana el folleto de la OPA para su aprobación ante la CNMV. Su oferta cuenta con un aval bancario de 296 millones de euros. Aunque la firma no especifica quién lo ha otorgado, se trata del banco suizo UBS, según confirman fuentes financieras.
El problema es que las pérdidas han dejado reducido el patrimonio neto a una cifra negativa de 98,8 millones, lo que la sitúa, según la Ley de Sociedades de Capital, en causa de disolución. En este sentido, según informa Europa Press, en la propuesta de la ampliación remitida a los accionistas, la compañía admite que "si la Junta no aprobara el aumento de capital y no se materializase ninguna otra operación que permitiera remover la causa legal de disolución en la que está incursa la sociedad, el consejo de administración debería solicitar la disolución judicial de la sociedad en el plazo de dos meses a contar desde la fecha de celebración de la Junta".
En busca de apoyos
Dia tiene exactamente un mes para tratar de recabar así apoyos, si quiere sacar adelante la ampliación de capital que ha propuesto el consejo de administración por 600 millones de euros y, sobre todo, evitar el concurso. Esta opción, de hecho, ya se contempla como uno de los desenlaces posibles para la firma de distribución, incluso el día posterior a la junta si la banca lo exigiera, según fuentes conocedoras de la situación, teniendo en cuenta que Dia se encuentra en causa de disolución y tiene la obligación de declarar la quiebra en un periodo de dos meses si no sale adelante su plan.
Estas mismas fuentes reconocen que también se estarían valorando otras alternativas que, en ningún caso, pasan por la venta de las filiales de Brasil, Argentina o Portugal, ni por la venta de inmuebles "salvo de manera puntual" con alguno de los establecimientos.
De momento, tanto Fridman como el consejo, que tiene el respaldo de la banca acreedora, mantienen el pulso. La semana pasada se celebró una reunión entre LetterOne y la banca, en la que el inversor ruso solicitó suspender el pago de la deuda hasta 2022. Liderados por Banco Santander y con el asesoramiento de FTI, las entidades rechazaron la propuesta y exigieron a Fridman que otorgara un préstamo participativo de 400 millones para eludir la quiebra.
La banca, llegado el caso, estaría dispuesta a dejar caer la compañía en un concurso, una situación con la que podría acabar convirtiéndose en el nuevo accionista, al tener prioridad en el cobro de la deuda y ejecutar las garantías. No hay que obviar el hecho de que Dia es una compañía que sigue generando caja y cerró 2018 con un beneficio operativo (ebitda, en la jerga) de 337,9 millones de euros. En ese supuesto, los primeros en cobrar serían los acreedores -banca y bonistas-, seguidos de los trabajadores, la Administración Pública y, en última instancia, los accionistas.
Un mes decisivo
Dia no logrará el respaldo accionarial suficiente, teniendo en cuenta que LetterOne, su principal accionista y que se ha opuesto abiertamente al plan de la firma, cuenta con una participación del 29,001% y Goldman Sachs, asesor de la OPA lanzada por el fondo L1 Retail a 0,67 euros por acción, cuenta con un peso en el capital del 5,69%. Si se tiene en cuenta el cuórum medio de las cuatro últimas juntas de accionistas celebradas por Dia, del 62%, ya hay un 34,7% que votará en contra y el reglamento interno de la compañía estipula que para aprobar los puntos del orden del día deberá contar con el respaldo de, al menos, una mayoría simple para un cuórum siempre superior al 50% del capital.
Por su parte, LetterOne tiene previsto presentar hoy o mañana de manera oficial ante la CNMV su OPA. Teóricamente, el supervisor debe dar luz verde en el plazo de un mes, aunque, si lo requiriese, podría solicitar más información de la aportada por L1 Retail, lo que dilataría su aprobación.
LetterOne sí contempla añadir puntos del día en la próxima junta, para que se discuta su plan de viabilidad, aunque tampoco cuenta con el apoyo de los minoritarios, que rondan el 20%, y que tienen en sus manos el futuro de la compañía.
Tanto la Asociación de Accionistas de Defensores de Dia (AADD) como la agrupación liderada por la familia Bontoux se oponen a cualquiera de las dos ampliaciones, por la dilución que supondría para el accionista.
Sin contraoferta a LetterOne
Los títulos de Dia cerraron el miércoles en el nivel más bajo desde que LetterOne anunció su OPA el pasado 5 de febrero. Su acción cayó este miércoles otro 2,23%, hasta los 62 céntimos, lo que implica un descuento del 7,5% respecto al precio de la oferta lanzada por Fridman a 0,67 euros. No obstante, los fondos de inversión se siguen posicionando de cara a la resolución final del conflicto abierto entre el consejo de administración de la firma y 'L1 Retail'.
Los británicos de Sand Grove Capital Management afloraron el lunes una posición 'corta' del 1,51% del capital. Es una firma clásica cuando se produce una OPA contra una compañía, ya que también tomaron una participación en las socimis Hispania -adquirida por BlackStone- y Axiare -por Colonial- cuando atravesaron este proceso. Esto ha hecho que los bajistas, de manera conjunta, hayan repuntado en los últimos días hasta sumar el 6,29% del capital, frente al 4,84% que aglutinaban el pasado viernes.